NEW YORK TIMES | NGARY GRAFF
A mediados de 2010, Lenny Kravitz creyó que su noveno disco ya estaba en sus manos. La continuación de It`s Time for a Love Revolution era, según dice, "un disco muy funky, interesante" y casi completado. Pero las cosas cambiaron.
"Mientras terminaba ese otro disco", recuerda Kravitz, "comencé a escribir estas otras canciones. Salían de la nada y no tenían nada que ver con lo que estaba haciendo. Al principio pensé en poner esas cosas a un lado por el momento y retomarlas después. Pero siguieron apareciendo, una, dos, tres y cuatro. Soñaba mucho con la música. Simplemente aparecía y de forma muy fluida. Hasta que sentí que tenía que hacer eso en el mismo momento".
"En ese punto", dice, "puedes seguir tu plan o tu ego o lo que sea; o puedes ir hacia donde el espíritu creativo te lleva. Y siempre sigo eso. Así que tuve que decir `Bueno, bien, creo que es por aquí por donde tengo que ir`, así que me metí en el estudio para grabar Black and White America".
Las dieciséis canciones del disco, producidas por el mismo Kravitz, quien además tocó casi todos los instrumentos, aún tienen sus puntos funky. Esto incluye el primer simple, Stand y Super Love, un jam de la vieja escuela. Pero las otras canciones llevan al músico a un terreno lejano, desde el riff duro de Rock star city life y Come and get it, tema que la NBA ha utilizado para anuncios de Tv, hasta las ambientaciones volátiles de I can´t be with you, el sentimiento sicodélico de Sunflower y los tonos reggae de Boongie Drop, una colaboración con los raperos Jay-Z y DJ Military.
Kravitz comenzó a tocar la batería a los cinco años y gradualmente se metió con otros instrumentos. También dedicó tres años al Coro de Chicos de California. "Tenía amigos en distintos grupos" cuenta, "escuchaba todo y todo tipo de música y eso sigue en mí del mismo modo. Mi música siempre sale de eso".
Amigo de la adolescencia y protegido de la cantante Teena Marie, Kravitz convenció a su padre de dejarlo utilizar el dinero de sus estudios para grabar. Trabajó en un demo que terminó con un contrato discográfico en 1989. Su disco debut fue Let love rule y se convirtió en disco de oro. Su sucesor fue Mama Said, de 1991, y se convirtió en Platino pero Are you gonna go my way de 1993 fue doble disco de Platino. El músico ha vendido unos cuarenta millones de discos en todo el mundo, ganó cuatro Grammy y alcanzó siete éxitos en la lista del Top 10 de Billboard, entre los que están Are you gonna go my way, Let love rule, Fly away y su versión del hit de los setenta American Woman, tema que hizo para la banda de sonido de la película Austin Powers.
Ahora él ve el disco Black and White América como "toda una suma de la carrera".
"Creo que realmente muestra de dónde vengo", explica. "Bueno, todos los discos son personales y por eso no puedo decir que este sea más personal que otros. Pero creo que este se siente adecuado para este tiempo. Creo que cuenta más de mi historia y creo que le da a la gente un entendimiento mayor de mi vida"
El guitarrista Craig Ross, que ha colaborado muchísimo tiempo con Kravitz, lo ayudó en varias partes del disco así como el trompetista de Nueva Orleans Trombone Shorty. Pero fue la aparición especial de Drake, Jay-Z y de Dj Military que atrajo la mayor parte de la atención, especialmente de parte de los fanáticos que esperaban más rap para estas nuevas canciones.
"Todo es música, ¿sabes? Solo voy adonde me lleve la música. Nunca haré algo solo porque sea la tendencia ahora. Cuando escribí Boongie drop escuché un rap en el medio", cuenta, "y de inmediato oí la voz de Jay, con quien ya había colaborado dos veces. Lo llamé, viajé a Nueva York y lo puse en la canción. Luego llamé a Drake para la canción Sunflower y me dijo que lo iba a hacer, incluso antes de escuchar el tema porque le gustaba mi trabajo. Si siento algo, lo hago y por eso estas colaboraciones han sido tan buenas".
Ahora planifica una gira larga para promocionar el libro, en Estados Unidos y en Europa. "Estoy feliz de que hace 22 años que estoy en esto y sigo tan hambriento como antes, cuando hice Let love rule", dice. "Aún estoy tan inspirado y emocionado como al comienzo. Para mí es un regalo porque he visto a mucha gente y artistas que después de estar en esto por años se sienten disminuidos, agotados o no más inspirados, de modo que ya no quieren seguir haciendo esto... Eso es bueno. No es una carrera. Me siento bendecido de estar en el lugar en el que estoy porque amo hacer música y me siento realmente fresco después de todos estos años".
Herencia de varias culturas e influencias en un chico de los sesenta
Kravitz nació en Nueva York, hijo de Sy Kravitz, productor blanco y judío del programa NBC News, y de Roxie Roker, una actriz negra nacida en Bahamas más conocida por interpretar el personaje de Helen Willis en la serie The Jeffersons (1975 - 1985). Pasó mucho tiempo con sus padres al este de Manhattan pero también en lo de su abuela en Brooklyn, en un barrio mayormente negro llamado Bedford-Stuyvesant. "La raza nunca fue un tema para mí, aunque obviamente es algo que siempre ha estado a mi alrededor y yo sabía de ello", cuenta. "Crecí en un ambiente familiar en el que mi padre lucía distinto a mi madre pero nunca pensé sobre ese asunto principalmente por los amigos de mi padre en Nueva York. A fines de los sesenta y comienzos de los setenta eran artistas, músicos, pintores, escritores, directores y poetas. Mucha de esa gente salía con gente de otras razas y se casaban también. Así que cuando venían a casa nuestro apartamento se llenaba de parejas mezcladas… Así que ese nunca fue un tema para mí y nunca me fue puesto en mi rostro hasta que fui a la escuela y otros chicos, al ver a mis padres, hicieron un asunto con esto". La separación se pronunció en 1974 cuando la familia se trasladó a Los Ángeles para que su madre pudiera trabajar en The Jeffersons. "La gente en Los Ángeles caía en clichés", cuenta este músico que fue a la secundaria en Beverly Hills. "Si ibas a una cafetería para comer, los chicos negros estaban en una esquina y los chicos más roqueros estaban en otra, los más nerd estaban en su rincón mientras los mexicanos estaban en otra… Yo pasaba entre una y otra esquina por mi forma de ser".
Un disco que es síntesis
El disco cubre una gran variedad de terrenos, pero eso es algo que aparece naturalmente en Kravitz, en parte porque él mismo es un producto de la Black and White América, o "América en blanco y negro" sobre la que canta en la canción que da título al disco. "Soy un completo esquizofrénico y amo eso", dice el músico de cuarenta y siete años que vive en Miami pero que pasa bastante tiempo en Bahamas, donde grabó parte del disco. "He intentado hacer un disco que tenga un sonido que lo atraviese y no lo puedo hacer. Cuando voy a la izquierda quiero ir a la derecha. Cuando voy hacia arriba voy hacia abajo. Tengo muchos estilos musicales dentro de mí", dice. "Mientras crecía escuché toda clase de música y es parte mí, de lo que soy, así que los discos salen de eso y lo reflejan por todos lados".