Un dúo que pudo dar más

Para la tercera fecha del Ciclo Principal que organiza el Centro Cultural de Música llegaron a Montevideo el violonchelista holandés Pieter Wispelwey y el pianista croata Dejan Lazic, quienes venían de actuar en el Colón de Buenos Aires, en el marco de la temporada de abono del Mozarteum argentino.

Wespelwey es un virtuoso de su instrumento que toca tanto música barroca como contemporánea, cambiando por lo general de instrumento y de arco según la ocasión. Mientras que Lazic es un músico de gran talento, más joven y menos conocido que el chelista holandés. De hecho, a la hora de medir el protagonismo de cada uno en el Ballroom del Radisson la balanza se inclina con creces a favor de Wespelwey, quien incluso interpretó solo (al final de la primera parte) la extensa Suite N‚ 1 para violonchelo que Benjamin Britten (1913-1976) escribió en 1963 para el célebre Mstislav Rostropovich, uno de los mejores violonchelistas de la historia.

En definitiva, y de acuerdo al repertorio, se pareció más a un concierto de chelo acompañado por piano que a la presentación de un dúo. Una vez finalizado el concierto, uno se quedó con ganas de que el pianista croata hubiera tenido mayor protagonismo, en tanto, por ejemplo en las transcripciones de las piezas Chopin, sus intervenciones (las más notorias) fueron de una musicalidad y de un refinamiento notables.

A este cronista le quedó la sensación de que habían tocado dos instrumentistas excepcionales cuyo trabajo de diluyó en la heterogeneidad de un repertorio poco feliz, y en una actuación de Wespelway que tuvo mucho más de cerebral y profesional que de apasionada y "gratuita".

A juzgar por los antecedentes, precisamente este programa marcó una experiencia nueva para el músico holandés, quien tiene por costumbre realizar conciertos monográficos, es decir dedicados a un solo compositor. Pues bien, parecería que la innovación, al menos en este caso, no dio los mejores resultados.

No obstante el radical salto estilístico que se produjo del Concierto N‚ 1 para violín (adaptado al chelo) y piano de Brahms a la Suite de Britten, la primera parte fue lo mejor de la noche. Tanto por el equilibrio clásico de una obra que fue tocada de manera impecable, como por la proeza de Wespelwey de ejecutar brillantemente una larga sucesión de piezas muy cambiantes y que requieren un dominio total de las posibilidades técnicas y expresivas del instrumento. Además, seguramente pasará mucho tiempo para que en Uruguay podamos escuchar esa compleja suite de Britten en una sala de concierto.

Lo más flojo del programa fueron las transcripciones (hechas por los propios intérpretes) para chelo y piano de algunas piezas famosas de Chopin, que definitivamente parecen ser intraducibles: o se las deja en su lenguaje original (pianístico) o se las mata. Además, por ejemplo las versiones de los valses 1 y 5 resultaron casi humorísticas, tanto que a uno le quedó la duda si la intención o sería irónica. Más aún confundió que justamente arrancaran los mayores aplausos de una platea que no estaba colmada como en las oportunidades anteriores.

CRITICA | EDUARDO ROLAND

DUO WISPELWEY-LAZIC

Tercer concierto del ciclo principal del Centro Cultural de Música

Intérpretes. Pieter Wispelwey

(violonchelo), Dejan Lazic (piano)

Programa. Obras de Brahms, Britten,

Chopin y Chopin/Franchemme

Lugar. Radisson, jueves 26 de junio

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