Solo entre dos universos

GUILLERMO ZAPIOLA

Hay un deliberado juego de palabras en el título de La terminal, la nueva película de Steven Spielberg protagonizada por Tom Hanks que se estrena hoy en Montevideo. En la literalidad del film, el título tiene que ver con una terminal aérea (concretamente, la del aeropuerto John F. Kennedy, en Nueva York), pero también aprovecha las resonancias que la palabra tiene en su sentido original derivado del latín ‘termini’, por los dioses locales dedicados a proteger las fronteras, y en el más próximo de "final" a veces asociado a las enfermedades irreversibles.

En el film, Tom Hanks interpreta el personaje de Viktor Navorski, ciudadano del ficticio país de Krakozhia (vagamete ubicado en algún lugar del este de Europa), quien a su llegada a Nueva York descubre que un golpe de estado ha derrocado a su gobierno dejando sin valor su visado y su pasaporte. A partir de ese momento comienza a entretejerse una complicada red burocráticas como resultado de la cual el personaje se ve obligado a permanecer en el aeropuerto durante casi un año, imposibilitado de tomar un avión de vuelta a casa y también de salir y pedir un taxi que lo lleve a Manhattan. El film se inspira en el incidente vivido en 1988 por el expatriado iraní Merhan Karimi Nessari en el aeropuerto Charles De Gaulle de París, pero los dislates burocráticos son mundiales. Cabe recordar el episodio del cineasta iraní Jafar Panahi, que viajaba hacia Montevideo y fue "rebotado" en este mismo Aeropuerto Kennedy por funcionarios que quizás lo confundieron con un terrorista islámico.

KAFKA. ¿Una historia kafkiana?. Es posible, aunque la crónica del New York Times prefiere definir a La terminal como una "comedia serena", una suerte de cuento de hadas moderno. Las vicisitudes políticas del país del que proviene Hanks aparecen resumidas en los noticieros de televisión que pueden verse en los monitores del aeropuerto, y el film pone el énfasis en la solidaridad y el costado humano de sus personajes, suavizando la dimensión de soledad y alienación derivada del obligatorio desplazamiento (y enclaustramiento) del protagonista. Por supuesto, hay un villano, un funcionario de inmigración encarnado por Stanley Tucci, para quien el predicamento de Hanks es apenas una molestia burocrática de la que librarse y no un problema humano que habría que resolver.

Sin embargo, en la visión de Spielberg y sus libretistas Sacha Gervasi y Jeff Nathanson la villanía de Tucci sería una anomalía. En el universo más cómico que dramático de La terminal importan menos sus maquinaciones que el apoyo brindado a Hanks por la tribu multicultural y multiétnica de los empleados del aeropuerto, entre los que hay desde el custodio indio (de la India, no "nativo americano") interpretado por Kumar Pallana hasta un cargador de valijas llamado Joe (Chi McBride) y un trabajador de una empresa de comida rápida de origen latino (Diego Luna). Para que haya una dosis de encanto femenino también merodea en el lugar Catherine Zeta-Jones.

LATINOS. La presencia de Diego Luna en el elenco es otra prueba del creciente peso que los actores latinos están teniendo en los Estados Unidos. El joven había llamado la atención en Y tu mamá también (junto a Gael García Bernal, otra estrella latina instantánea), y dio el salto a Hollywood en el interesante y demasiado ignorado ‘western’ de Kevin Costner Pacto de justicia. A diferencia de algunos de sus colegas, como García Bernal o Salma Hayek, Luna declara empero querer mantener siempre un pie el Latinoamérica, "porque nunca tendrán el presupuesto de La terminal, pero tendrán mejores ideas".

Con respecto a su director Spielberg, el actor lo define como "un niñote grande", agregando que "es esperanzador ver que un director con su nombre siga disfrutando tanto rodando". Hubo al parecer un buen clima en el rodaje de La terminal, de alguna manera repitiendo el espíritu de confraternidad que el film quiere promover.

Es muy probable que a los doce años Steven Spielberg haya querido ser piloto aviador, y desde luego los aviones han jugado un papel importante en su cine, desde varios sobresaltos generados en la serie de Indiana Jones hasta las escenas de ataque aéreo de Imperio del sol o toda una zona de la historia de Siempre, que incluso rehacía un asunto de aviadores (Dos en el cielo) filmado en los años cuarenta. Es posible que esa fascinación por los aviones lo haya llevado a interesarse también por los lugares donde los aviones aterrizan. De un modo u otro, así podría haber nacido el asunto de La terminal.

Todo indica que hay por lo menos otra idea spielbergiana en el film: la celebración, más allá de alguna crítica amable y superficial, del Sueño Americano. La serie de indios, latinos y anglos que acogen, a veces fastidian y casi siempre se solidarizan con el extranjero Hanks reiteran la idea de una sociedad abierta y multicultural que representa (como le gustaba decir a John Wayne) "lo mejor de América". En el universo de Spielberg, los individuos insensibles e inhumanos como el personaje encarnado por Stanley Tucci son una molestia minoritaria.

La terminal es también otro producto de la colaboración entre Spielberg y Tom Hanks, una sociedad que ha dado sus frutos en cine y televisión: comedias como Hogar, dulce hogar (dirigida por Richard Benjamin pero producida por Spielberg) o Atrápame si puedes (con dirección del propio Spielberg), dramas de guerra para el cine (Rescatando al soldado Ryan) o la televisión (Band of Brothers). El equipo es ciertamente muy profesional: conservador, quizás un tanto sentimental, muy alerta acerca de lo que el público quiere y espera. No es difícil augurarle un cierto nivel de calidad y un buen funcionamiento en la taquilla