Tiene todo, la verdad. Por un lado está Rian Johnson, dos veces nominado al Oscar e inventor de películas tan eficaces como Entre navajas y secretosy Glass Onion: Un misterio de Knives Out. Es un creador, para los estandares actuales, de los más prestigiosos.

Por otro lado está Natasha Lyonne, quien para los seguidores de series, siempre será Nicky Nichols en Orange Is the New Black y, principalmente, Nadia Vulvokov en Muñeca rusa. Son dos series importantes, ambas de Netflix y la primera temporada de Muñeca rusa es de lo mejor que anda en la vuelta la segunda temporada no está más confusaque interesante.

Ahora Johnson y Lyonne se juntan en Poker Face, una serie policial, que le dio a ella una nominación a mejor actriz protagónica en una serie de comedia. Es la tercera vez que aspira al premio de la televisión estadounidense.

Está para ver en la plataforma Universal + y en el servicio de NSNow de Nuevo Siglo.

Lyonne interpreta a Charlie Cale, una ex camarera de casino y jugadora de póquer con algunos trucos y con algo extra: Charlie es un detector de mentiras humano con una gorra de camionero, capaz de detectar una falsedad, incluso a través del piso de un casino.

La habilidad inusual de Charlie en la serie -que tiene el formato tradicional de un caso por episodio con algo de Columbo y de Lie to Me- es una bendición (o una maldición) que la obligar a estar constantemente escapando después de molestar al jefe de un casino de Nevada. Mientras recorre el país, Charlie, la única constante en cada episodio, tropieza con diversos crímenes y luego intuye cómo se cometieron.

Pero el trabajo de Lyonne requiere más que intuición. Para cada episodio, memoriza un guión de 60 páginas y ayuda a guiar a los actores invitados a través del ritmo particular del estilo de Johnson.

El elenco es estelar e incluye a Benjamin Bratt, como el sicario que está detrás de ella, y apariciones de Ron Perlman, Chloe Sevigny, el ganador del Oscar, Adrien Brody y Simon Helberg.

Johnson, como demostró en la saga cinematográfica con Daniel Craig como el detective Benoit Blanc, es un amante y conocedor de los entresijos del policial. Acá combina eso con pasos de comedia, a veces negra, donde Lyonne se maneja con soltura. Johnson dirige tres de los 10 episodios de la primera temporada; Lyonne dirige uno.

Su personaje, que está muy cerca de aquella Vania de Muñeca rusa, es una máquina de inteligencia en una vida bohemia. Están de vuelta, su pelo entreverado y esa voz de fumadora. Tiene, siempre, un aspecto de estar siempre recién levantada.

La serie que tiene otras tres nominaciones a los premios Emmy (que este año recién se entregan en enero) ya tiene asegurada una segunda temporada.

Es considerada una de las mejores series estrenadas este año. Se lanzó en enero en Estados Unidos a través de la plataforma Peacock.

Este es un resumen de una charla de Lyonne con The New York Times.

-¿Cuál es la diversión de interpretar a Charlie?

-Rian realmente construyó este personaje personalizado sobre nuestro amor compartido por Peter Falk y Elliott Gould en El largo adiós. Pero con este giro adicional del Dude de El Gran Lebowski o como un Gene Hackman perezoso y tardío. Bueno, no muy tarde en su vida, pero más el de Secreto oculto en el mar que el de Contacto en Francia. Solo un personaje de pie atrás que es una especie de rata del desierto que tiene el sol en la cara. Y con el peinado, a veces siento que he arquetipado un personaje de Mae West para mí. Pero estoy construyendo el personaje de adentro hacia afuera. Un hilo en mi trabajo es esta cita de John Lennon: “Solo dame algo de verdad”. Hay un linaje de personas que han tenido ese deseo de comunicar la verdad a través de su trabajo. La profunda necesidad de comunicar la experiencia humana es lo que busco. A veces me preocupa que, debido a mi inclinación surrealista, eso se pierda en la confusión.

-¿Qué tan duro es ser Charlie? ¿Qué la motiva para el personaje?

-No lo sé. ¿Qué tan duro es un músico como Bob Dylan? Charlie es alguien que realmente tiene la necesidad de corregir un error, o cuando ve una injusticia, nombrarla y denunciarla. Ella no dice: “No puedo esperar para ponerte las esposas”. Porque ella no es policía. En cambio, es una necesidad cuidar al más débil y asegurarse de que nadie se aproveche de él, lo cual obviamente es algo con lo que resueno. Rian y yo compartimos este amor por los crucigramas. Entonces, en muchos sentidos, construimos a Charlie como alguien menos duro y más como alguien que quiere resolver el caso, llegar al final del rompecabezas. Si olfatea que hay algo podrido en Dinamarca, tiene que llegar al fondo, sin darse cuenta de que cuando llega allí, está frente al cañón de un arma.