Sebastián Wainraich mostrará una cara distinta a la de la Tv

Stand up. El miércoles, presentará en La Trastienda su unipersonal

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MATÍAS CASTRO

Si bien es conocido en Uruguay por su conducción de "TVR", Sebastián Wainraich (Bs. As. 1974) ha sido conductor de radio desde siempre. Y desde hace ocho años hace comedia en teatro, cosa que se verá este miércoles en La Trastienda.

"A diferencia de Cómico stand up (una obra de teatro en la que compartía escenario con otros colegas, haciendo humor), acá estoy una hora solito, me puedo extender e improvisar más, porque no tengo la presión de que después de mí viene un compañero. Así que no le estoy robando tiempo a nadie. Entonces me gusta más el formato tradicional del stand up", dice en una entrevista telefónica desde Buenos Aires.

Su vínculo con el mundo del teatro comenzó hace diez años aproximadamente, cuenta, junto con Fernando Peña. Se conocían del trabajo en la radio y en cierto momento Peña le pidió que le escribiera el libreto para una obra de teatro, sobre todo ordenando sus ideas. "Las ideas de las obras siempre eran de él, porque eran muy personales, y yo lo ayudaba a ordenar su caos creativo y su locura", cuenta sobre las siete u ocho obras que hicieron juntos.

Woody Allen, al que califica como "la fuente", los hermanos Marx, Buster Keaton, Jerry Seinfield, "el Woody Allen de los noventa", son algunas de las influencias que cita como sus tempranas influencias. Hoy se fija en George Carlin, en Sarah Silverman y otros. "Está bueno fijarse en otros comediantes pero como esto es muy de observación, la vida siempre te está dando material", cuenta.

Subirse a un escenario solamente armado de un micrófono, con el público muy cerca, es todo un desafío. En la comedia stand up se suma otro más: el de sostener el humor con un monólogo durante una hora o a veces más. "En Cómico hago un monólogo de veinte minutos y voy bien al palo. Pero es un estilo que elegí. En esta obra que traigo a Montevideo es una hora y voy más despacio, porque si voy más rápido van a tener que llamarme una ambulancia. El ritmo es bastante acelerado pero va cambiando el clima según el tema. No es todo chiste, hay también alguna reflexión y me permito hacer algún comentario sin necesidad de meterle un remate gracioso. Trato de instalar bien los temas y no apunto al humor constante porque hacer reír durante una hora sin parar es cansador y es casi imposible que funcione. Arriba del escenario voy decidiendo los climas, según cómo estoy yo y el público".

En su caso hay un factor que no aparece en los de otros comediantes de stand up. Como es más conocido por trabajar en la televisión ya tiene una imagen previa que se conoce popularmente, y eso predispone al público, que entra a la sala con una idea ya formada. "La tele es tan potente que absorbe los otros rubios, y en mi caso pasa con la radio. Una cara conocida en un afiche ayuda a que el espectador tenga ganas de ir a ver el espectáculo, pero cuando estás arriba del escenario tenés que demostrar lo que podés hacer".

Si bien sus trabajos en radio, en teatro y en televisión se han ido superponiendo en los últimos años, no considera que su experiencia sobre las tablas haya influido en lo que hace en los otros medios. Tal vez cuando suplantó a Roberto Petinatto en Indomables, piensa, haya hecho algo parecido al stand up, al tener que conducir de pie un programa y ponerle cuotas de humor. Pero lo de la comedia stand up, en definitiva, es una historia aparte.

Hacer humor sobre temas casi cotidianos

"Justo los dos lugares en los que me he presentado fuera de Buenos Aires son muy parecidas, Rosario y Montevideo. Lo dice todo el mundo y yo doy fe porque he estado en ambas. Son como Buenos Aires pero con personas más buenas, más tranquilas, me parece", comenta. La pregunta refería a si cambia sus textos en función del lugar donde se presenta. Ante esto aclara además que cuando estuvo en Rosario incluyó algunos apuntes sobre la ciudad y adelanta que es probable que haga lo mismo con Montevideo.

Los temas que tocará en la función del miércoles son, igualmente, comunes a casi cualquier lugar. Tiene que ver con la pareja, el ritmo de vida de la actualidad y cosas así. "La elección es una cuestión natural, tiene que ver con los temas con los que convivo. Me considero, por ejemplo, una persona un poco ansiosa, pero eso es como un símbolo de esta época en la que estamos sobrecargados de información, de tecnología... parece que hay tanto para hacer y da la sensación de que no estamos haciendo nada".

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