Daniel Beltrán Rohr (Corresponsal) | EL PAIS EN MADRID, ESPAÑA
El largometraje uruguayo-español Ruido, con guión y dirección de Marcelo Bertalmío tuvo un importante reconocimiento en la edición número 50 de la Semana de Cine de Valladolid (Seminci), el segundo festival en importancia de España que contó con 600 invitados, 100 periodistas acreditados, 70.000 euros en premios y 200 films proyectados. Los premios de la sesión "Punto de Encuentro", donde participó la película se establecen por votación del público: Ruido fue escogido como ganador entre 14 largometrajes, obteniendo el primer premio dotado con 12.000 euros.
Es la segunda película de Marcelo Bertalmío tras Los días con Ana, está protagonizada por Jorge Bazzano, Maiana Olazábal y Lucía Carlevari y cuenta la historia de Basilio, un buen tipo al que la vida ha tratado bastante mal.
La proyección del film en Valladolid fue un éxito: sala llena, público afuera, muchas risas, aplausos al final y un coloquio con el director y los actores. A la salida mucha gente se acercó a felicitarlos y a agradecerles. También la crítica fue elogiosa para Ruido como la publicada en el diario El Norte de Castilla bajo el título "Nueva Vida", que dice textualmente:
"¿A que nos gustaría dedicarnos? ¿Cómo reaccionaríamos si nos comunicasen que tenemos una enfermedad terminal? Algunos de los personajes de Ruido que recibieron tan mala noticia se suicidan, mientras que otros se dedican a rescatar esclavos en Sudán o a salvar a los animales de compañía abandonados. Y los hay que tienen extraños oficios totalmente vocacionales, como un inspector de ruidos en guardia permanente. Sólo el protagonista no ha encontrado un sentido a su vida, así que cuando acaba por derrumbarse completamente opta por quitársela. Pero una casualidad le salvó, al menos de momento, y pasará los días más activos —literalmente—de toda su existencia".
"Este personaje, muy bien interpretado por Jorge Visca, que consigue ser expresivo desde la inexpresión, es ingeniero, como Marcelo Bertalmío, director de Ruido, su segunda película. Autor también del guión, traza una sátira sobre la vida, la muerte, el trabajo y la vocación , muy divertida, con las calles de Montevideo como escenario y la reflexión final de que hay que aprovechar todas las posibilidades que se presenten y hacer aquello que deseamos. Es decir, no perder ni un minuto de esa vida que puede desaparecer en cualquier momento".
"En Ruido demuestra su maestría para hacer que historias increíbles parezcan cercanas y para resolver, siempre desde el humor, sazonado con ironía, las más extrañas situaciones. Tampoco sus personajes —ni siquiera lo que comen—, son normales, pero resultan creíbles, aunque se dediquen a los más absurdos oficios. Y como fondo a las risas del espectador, una reflexión sobre el egoísta y disparatado mundo que nos rodea".