ALEXANDER LALUZ
"Prepárense porque este próximo martes, 23 de junio, finalmente nace el nuevo baby!!! Al fin, van a poder escuchar Gran city pop". Este era parte de un mensaje que publicaba Paulina Rubia en su sitio web, días antes de la salida de su nuevo disco.
Y en un mensaje más reciente, confesaba su entusiasmo por el éxito del primer simple de Gran city pop: "Wow... no puedo creer que finalmente llega el día. Esta mañana me informaron que Causa y efecto sigue en el número 1 en Estados Unidos, por segunda semana consecutiva y tercera consecutiva en España. Me siento feliz de todo el apoyo y espero de corazón, que les guste el disco. Espero leer sus mensajes para ver qué canción les gusta más".
El día señalado finalmente llegó. A partir de hoy, Gran city pop, el noveno disco en la carrera solista de Rubio, está en las disquerías. Acompañando el retorno de la blonda mexicana, la canción Causa y efecto vuelve a entrar como un torbellino en el dial del pop. Y se espera que los fans no paren de postear en los sitios que la blonda mexicana tiene en Twitter, Myspace, Facebook, y otras comunidades virtuales. El espectáculo ya está en marcha.
Ella, con su remozado kit de estrella pop, le hace frente al paso de los años y recarga su imagen de chica superpoderosa del mundo latino. Quien haya visto sus nuevos videos en Internet, sabrá que esta mujer, que luce como ninguna sus 38 años recién cumplidos, está armada hasta los dientes para disputarle la supremacía a cualquier otro ídolo pop, llámese Shakira o Thalía.
El noveno. Capitaneando una andanada de sonidos eléctricos, sintetizadores, guitarras acústicas, Paulina Rubio volvió al estudio para renovar su sonido, apostando no sólo a sus voz y a su imagen, sino también a componer. Pero no lo hizo sola. Las canciones de este Gran city pop fueron compuestas en sociedad con algunos nombres muy conocidos, como los de Estéfano, Lester Méndez, Coti Sorokin, Mario Domm y el argentino Cachorro López, quien también se encargó de la producción del disco.
El resultado de este trabajo son once canciones (entre ellas: La danza del escorpión, Enséñame, Ni rosas, ni juguetes) que destilan rock, pop, dance y, por supuesto, rancheras. Un cruce de estilos tan caro a las hibridaciones culturales que sustentan el imaginario latino. No en vano, el título de esta producción apela al spanglish. Un símbolo de los violentos cruces (y choques) culturales, que marcaron las oleadas migratorias de latinoamericanos hacia Estados Unidos. Claro, estos conflictos ni rozan la vidriera espectacular del pop, salvo que se transformen en banderas políticas o en signos que tiñan de pintoresquismo (apenas una nota de color) el glamour cotidiano de las estrellas. Y Paulina Rubio no escapa a esta regla.
Ella está radicada desde hace mucho tiempo en Miami, y en su mapa genético pulsan los sonidos de México y Madrid, otra ciudad que se sumó a sus bases de operaciones. Como ella misma dijo a un medio de la península ibérica: "Soy la Paulina de las tres emes, porque tengo mucho de estas tres urbes y el disco está formado al 100 por cien por ellas". Lo que, en sus propias palabras, convierte a Gran city pop en una "macrópolis": una ciudad de síntesis y mezclas. O en otras palabras: la encarnación pop del no-lugar de un mundo en red, globalizado, y donde la "aldea", lo local, ve desdibujadas sus fronteras físicas y simbólicas.
Sea como sea, este disco, que es el noveno título de su discografía solista, viene con vientos (o huracanes, diría Rubio) de cambio. La idea es, como en los trabajos anteriores, "conectar con el público". En esa búsqueda, la renovación oficia de factor decisivo. Ella lo dice muy claramente: "Lo de renovarme es algo natural en mí. Me gusta encontrar canciones singulares, no me gusta repetirme". Y el promocionado primer simple, Causa y efecto, es una muestra de ese cambio. Rítmico, intenso, moderno (¿cosmopolita?) y a la vez con una veta melódica que juega en los límites de la sencillez. En fin, un hit que tiene todo para adherirse en la cabeza de cualquier hijo de vecino, y sumarse al repertorio de la ducha, los silbidos en la parada, o cualquier otro lugar que requiera una banda sonora sin "inútiles" complicaciones.
LOOK. Pero Gran city pop, como buen ejemplo de un tiempo de cruzamientos y fronteras porosas, no sólo vive de sonidos. También está la renovación en la imagen, dinámica icónica en la que Paulina Rubio tiene mucha experiencia. Alcanza con repasar sus lanzamientos anteriores (los recientes Ananda, Pau-latina, Border Girl, o los más lejanos, Planeta Paulina, 24 kilates, La chica dorada), para apreciar como esta chica superpoderosa creció en puntería visual. Ahora, su imagen viene con muchos rulos rubios (siempre el dorado como marca), anteojos oscuros, minifaldas muy, pero muy breves que lucen sus largas piernas, su perrita Carlota, y mucho maquillaje... Sí, así se construye una diva que se codea con el éxito, los discos de oro, platino y multi platino.
Con todos estos cambios, la estrella mexicana y multicultural, viene sonando para fundar y quedarse en la Gran city pop: un éxito latino asegurado.
El día que se fotografió con la bandera mexicana
Si de estrellas pop se trata, Paulina Rubio le hace honor a todas las cualidades que debe tener una figura así. Además del glamour, la energía, su repertorio de clisés también incluyen la transgresión, la provocación. Incluso a riesgo de multas.
En tanto "bomba sexy", la Rubio es una candidata ideal para una tapa de revista más que sugestiva. Así ocurrió el año pasado con uno de los números de la edición española de Cosmopolitan. En esa tapa, Rubio exhibía sus atributos naturales en una pose muy seductora, que ganaba atractivo por una singular cobertura: la bandera mexicana.
Semejante producción fotográfica provocó el disgusto de algunas autoridades de su país. Y en respuesta, no dudaron en caerle con todo el peso de la ley: Rubio tuvo que pagar 53 mil pesos como multa por no respetar la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales. La suma, sin duda, no afectó su presupuesto.
Tres discos de la bomba mexicana
La chica dorada
1992
Este fue el primer disco de la carrera solista de Paulina Rubio, tras su separación del grupo Timbiriche. El éxito de ventas fue tal, que en 1997 recibió el Disco de Platino.
Border girl
2002
Con este título, Paulina Rubio conquistó el mercado anglosajón. En Estados Unidos llegó a ser Disco de Oro, y en su lanzamiento trepó hasta el puesto 11 del U.S. Billboard 200.
Ananda
2006
"Ni una sola palabra", el primer sencillo de "Ananda", llegó al primer puesto en varios charts de América Latina, España y EE.UU, y la placa fue Disco Multi Platino.
Una estrella con brillo propio en el firmamento de la cultura pop
Paulina Rubio comenzó su carrera musical siendo muy joven, con el grupo infantil de pop Timbiriche. Pero en 1991 abandona a sus compañeros, para enfrentar una carrera solista, con la idea de ganar un mayor control sobre sus propuestas. Al año siguiente lanza su primer disco titulado La chica de oro, que rápidamente le abrió las puertas del mundo del pop latino. Año tras año, Rubio fue lanzando nuevos trabajos hasta este reciente Gran city pop, que es el noveno título de su carrera.
Desfachatada, atrevida, inquieta, son algunos de los rasgos que definen sus estilo siempre cambiante. Pero también los que han distinguido su participación en otros campos artísticos. Desde 1988, Rubio ha participado en varias telenovelas, que se han difundido tanto en su país como en el exterior. Tal es el caso de Pasión y poder, Baila conmigo, Bésame en la boca, Pobre niña rica, Emteveo. También se ha destacado como conductora ( Vive el verano, Planeta Paulina, Premios MTV Latinoamérica de 2004, Los 100 videos más pop en MTV) y productora del ciclo Es cine. Toda una carrera en el "mundo pop".