Omar Varela está empeñado en alegrar a su público. Para ello este sábado regresa con una nueva obra cuyo título lo dice todo: Muñecas del cha cha chá. Un musical del 50. Como ya lo había hecho en Arrabalera y La bien pagá, el director propone un viaje nostálgico al feliz Uruguay de mediados de siglo, con la deliberada doble intención de movilizar los mejores recuerdos de sus espectadores más veteranos y a la vez tender un puente entre ese pasado dorado y el público más joven. Poner en escena un musical, el género más costoso del teatro, podría ser considerado todo un dislate en un momento de recesión, pero Varela tiene inmejorables antecedentes en este terreno: en el 2001 hizo Arrabalera y llevó a 12.000 espectadores; el año pasado realizó La bien pagá y duplicó con creces la convocatoria, ya que fue vista por 26.000 personas. Y no sólo obtuvo el favor del público: ambas obras obtuvieron el premio Florencio al Mejor musical del año.
En Muñecas del cha cha chá Omar Varela vuelve sobre sus obsesiones, lo que en un creador equivale decir que regresa al estilo y al lenguaje artístico que define a su obra. De nuevo el director de la compañía Italia Fausta propone un viaje en el tiempo y un juego de teatro dentro del teatro, utilizando a la música como herramienta comunicativa e instrumento disparador de la memoria. Esta vez la historia parte de un hecho real. El 16 de julio de 1950 se disputaba en el estadio Maracaná de Rio de Janeiro la final del campeonato mundial de fútbol. En Montevideo mientras tanto, Paquito Bustos, el ídolo cómico de la época, estaba representando en el teatro 18 de Julio la obra La tía de Carlos. Al promediar la función, de detrás de bambalinas le informaron de la hazaña: Uruguay había ganado el mundial. El humorista paró el espectáculo, mostró la casaca celeste que tenía escondida debajo de la ropa de mujer que tenía puesta e invitó al público a salir con él a festejar a la calle.
Esta anécdota es el punto de partida del nuevo musical que escribió y dirigió Omar Varela. "Cuando se produce un hecho de estas características siempre pasa lo mismo: empieza a aparecer un montón de gente que dice que estaba en esa función. Nelson Mancebo asegura que él estaba", dice Varela gastándole una broma al vestuarista de la obra. "Pero estas cosas también hablan de cómo era el Uruguay de aquella época. Se estaba jugando la final del mundo y la sala del teatro estaba llena", señala Varela.
ALEGRIAS. Con esta anécdota como excusa Muñecas del cha cha chá va recreando toda una época caracterizada por la felicidad que causaba no sólo la ausencia de problemas económicos sino el entusiasmo de un país entonces pujante y económicamente en crecimiento, que tenía en la voracidad cultural uno de sus mejores hábitos. Por ello Uruguay era un centro magnético que atraía a artistas de todo el mundo. En ese sentido el nuevo musical de Omar Varela rememora que fue en 1950 cuando Los Lecuona llegaban con su famoso Carnaval del Uruguay y Xavier Cugat se presentaba con un éxito arrollador en los bailes de Carnaval que tenían lugar en Hotel Carrasco, Parque Hotel y Teatro Solís. Los personajes de esta obra surgen de ese elegante cabaret que fue La Mezquita, a la que iba toda la familia a ver, por ejemplo, las presentaciones de las Muñecas del cha cha chá y a los ilusionista Thelma y Williams. También acogía a Pedro Vargas, el ídolo indiscutido de México que llegaba con su enorme vozarrón para conmover a todos con sus rancheras y boleros. Pero a la vez, también se recuerda a las Masilotti, quienes reclamaban un tesoro presuntamente enterrado en el cementerio Central.
"Esta obra yo la venía preparando desde hace un tiempo. Pero un día, luego de una función de La bien pagá, se me acercó una señora como de 80 años y me dijo: ‘usted me aterciopeló el alma’. Me conmovió tanto esta señora tan poética, que me di cuenta que lo que tenemos que hacer los artistas en estos momentos tan difíciles, es alegrarle la vida al público. Y a la gente le encanta recordar aquellos años dorados. En aquella época nos gobernaba Batlle... eh, bueno, ahora también", dice no exento de ironía el director. "A veces nos pasa que nos sentimos un poco raros cuando en medio de todo este bajón, de esta crisis y un país que se cae a pedazos, nosotros estamos ensayando y cantando canciones alegres que hablan de que Uruguay es una tacita de plata. Pero bueno, nuestra función alegrar a la gente y al menos hacerle revivir aquellos momentos", dice Varela.
ELENCO. Al igual que en Arrabalera y La bien pagá, el director vuelve a confiarle a Laura Sánchez el papel protagónico de esta obra que, claro, demanda una actriz que sea tan dotada para el humor como para la música. El elenco se completa con Roberto Andrade, Elena Brancatti, Alvaro Borges, Gustavo Casco, Luis Charamelo, Leonardo Franco, Rosita Freiría, Jenny Galván, Virginia Méndez, Alfredo Miceli, Celeste Villagrán y Julio Frade, quien tiene el doble papel de actor y a la vez la dirección musical de la obra. A todos ellos se suma un importante grupo de actores jóvenes que ocuparan los papeles secundarios. La coreografía esta a cargo de Ignacio Cardozo y el vestuario de Nelson Mancebo, quien parece que no escatimó en gastos ya que en un sólo vestido el diseñador utilizó 60 metros de tela.
Claro que la música será la verdadera protagonista de la obra. Los actores se divertirán junto al público con canciones imborrables como Uruguayos campeones, Vayan pelando las chauchas, Siboney, Tico-Tico, Solamente una vez, Mi linda Cachita, Vereda tropical, Quiéreme mucho, La rumba azul, El cumbanchero, Yo llegué a Montevideo y Muñeca del cha cha chá, que da nombre al espectáculo.
La obra se estrena este sábado 14 a las 21 horas en la sala 1 del teatro del Anglo. Luego las funciones se realizarán los días viernes, sábados y domingos.