Nina Hagen
Casi todo en su vida puede considerarse extraordinario. Ella, disidente de la RDA de estética extravagante, pronto se convirtió en la musa del punk en los setenta. Además canta el himno para un equipo de fútbol berlinés (Union Berlin) y dice amar a Dios por encima de todas las cosas. Lo demuestra en esta singular entrevista donde presenta su nuevo trabajo discográfico, que fue lanzado al mercado hace muy pocos días: Personal Jesus, un sorprendente y solvente trabajo de country, blues y gospel dedicado, claro, a Dios.
Madrid
Lino Portela - El País de España
-Ha cantado punk, pop, rock, ópera, jazz y ahora gospel. ¿En qué estilo se siente más cómoda?
-Definitivamente en el gospel, porque abarca todo.
-¿Se ha cansado del punk?
-Nunca fui una artista punk. Solo escribí varias canciones punks.
-Pero la llaman "la madre del punk"...
-Eso es diferente. Cuando llegué a Londres en 1977 tenía 23 años y los que estaban a mi alrededor, 15 y 16 años, así que era como una madre para ellos. Los cuidaba y me aseguraba que pudiesen hacer música en paz.
-¿Por qué un disco de gospel ahora?
-He pasado dos años rezando para hacer un buen disco de gospel. Ahorré dinero, me fui a un estudio de Los Ángeles a grabarlo por mi cuenta, sin saber si le gustaría o no a una discográfica. Al final ha gustado.
- Y canta mejor que nunca...
-Muchas gracias (lo dice en castellano). Yo también lo creo. Soy capaz de usar mi voz mucho mejor que cuando era joven.
-¿Cuándo encontró a Dios?
-Siempre lo he buscado, pero cuando cumplí 17 años tuve una revelación. Tuve una experiencia cercana a la muerte durante un viaje de ácido y le pedí ayuda a Dios. Me hizo caso y cambió mi vida. Entré en la dimensión de Dios, le miré a la cara y Jesús me dijo que tenía que volver a vivir. Dios es amor. Y si vivimos la vida con amor, la vivimos con Dios. La Biblia me ha ayudado mucho.
-¿Le lee a diario?
-Claro. Tengo una preciosa interpretación del Nuevo Testamento, llamada "Bienvenido a casa", de un autor alemán, escrita en un lenguaje actual y sobrecogedor. Tengo muchas Biblias, pero ésta es mi favorita.
- ¿Es verdad que ha visto un ovni?
- Sí. Lo vi hace años en la playa de Malibú. Me levanté a media noche y ahí estaba, aparcado en el cielo, con muchos colores. Me paralizó.
-¿No tuvo miedo?
-No, fue un espectáculo maravilloso. Con colores y luces de discoteca. Después llegué a la conclusión de que aquello no tenía origen divino, porque Dios siempre te da varias opciones, nunca te paraliza. Sería cosa del diablo, que trata de embaucarnos con fuegos artificiales.
-¿Escucha cantantes actuales?
-Últimamente he buscado tesoros en la música gospel, como Rosetta Tharpe.
-Ha dicho que no le gusta Lady Gaga...
-No la conozco personalmente, pero sí me gusta. Lo que me duele es leer cosas como las que ella dice: que su música es una mentira. Representa todo lo contrario a lo que yo he hecho. Siempre he tratado de que mi música surgiese de la verdad, de lo auténtico, de lo real... incluso haciendo cosas locas, extravagantes y sexys en el escenario. Pero nunca ha sido una mentira. Lady Gaga es una mujer maravillosa, pero rezo mucho por ella para que trabaje en su relación con Dios. Me asusta que haya vendido su arte al servicio de las fuerzas oscuras en lugar de abrazar a Dios.
-¿Qué es lo próximo?
-Solo Dios lo sabe porque Dios y Jesús es mi manager. Y siempre lo será.
Perfil
Nombre: Nina Hagen.
Nació: 11 de marzo, 1955, en la ex RDA.
Edad: 55 años.
La Vida en los extremos
Toda una verdad: en la vida de Hagen todo ha oscilado entre los extremos. Desde la pérdida de sus abuelos en un campo de concentración, el pasaje de sus padres por las prisiones nazis, su alocada carrera musical, su disidencia de la antigua RDA... Y desde los setenta, su estética desenfrenada alimentó mitos, escándalos y se volvió ícono de lo transgresor en ciertos sectores. En 1982 salió al mercado con su primer disco: "NunSexMonkRock", una furiosa mezcla de punk, canto lírico, algo de funk. Desde ahí su carrera siguió con altibajos en la popularidad pero siempre con la extravagancia en el sonido en sus posturas corporales, como bandera.
Hoy, con un nuevo disco dedicado al gospel, ha entregado su vida al misticismo.