Un peruano en Madrid se convirtió en el nuevo guardián de la música uruguaya y desempolva discos perdidos

Paul Hurtado, creador del sello Sometimes Music, reeditó en vinilo el debut de Raíces, el grupo que tuvo a Andrés Calamaro en sus filas, y está trabajando en el rescate de tres álbumes de Hugo Fattoruso.

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Paul Hurtado en Machu Picchu.
Paul Hurtado en Machu Picchu.
Foto: Gentileza.

Un peruano radicado en Madrid es uno de los nuevos guardianes del legado musical uruguayo. Melómano desde la adolescencia, Paul Hurtado de Mendoza acaba de lanzar Sometimes Music, un sello dedicado a rescatar joyas olvidadas de la música latinoamericana de los años setenta y ochenta. Su primer lanzamiento es B.O.V. Dombe, del grupo Raíces, una rareza de candombe fusión que además marcó el debut discográfico de Andrés Calamaro. Pero todo empezó en Lima, en 1978, con un vinilo prestado de Opa que le cambió la vida.

En la Lima de fines de los setenta, ser melómano era ser un explorador. Varios grupos de adolescentes se reunían en casas ajenas o disquerías para descubrir qué pasaba fuera del Perú, donde la dictadura había puesto al rock en paréntesis. “Nos buscábamos la vida para conseguir un álbum”, relata Hurtado a El País desde España. “Algunos llegaban por barco, otros los traían amigos que viajaban a Estados Unidos”.

La lista, exenta de los prejuicios musicales de la época, se movía entre el new-wave de Talking Heads y Devo, y el rock de Luis Alberto Spinetta, Los Jaivas y hasta Totem. De esos encuentros hay uno que Hurtado recuerda con cariño: era 1978, tenía 18 años y una uruguaya les llevó un disco autóctono. Era Goldenwings, el debut de Opa, el trío de los hermanos Fattoruso junto a Ringo Thielmann. “¡Era una maravilla!”, asegura. “Fue una revelación para mí, no solo por la mezcla del candombe y el jazz, sino por esos teclados y sintetizadores que eran modernos y futuristas a la vez; no era lo que habitualmente sonaba en ese tipo de fusión”. Quedó tan impactado que pidió copiarlo en un cassette que aún atesora. “Es un disco atemporal”, asegura.

Con los años, Hurtado trabajó en fanzines y sellos independientes hasta que, en 1993, se instaló en Madrid. Cuatro años después, ingresó al mítico sello Nuevos Medios. “Fue como pasar a jugar en la Champions League”, bromea. La discográfica, clave en la difusión del nuevo flamenco, también editaba material de artistas que había descubierto en su juventud, como los discos de Opa lanzados por el sello estadounidense Milestone. En Nuevos Medios trabajó en numerosas recopilaciones, incluida The Candombe Jazz ‘n’ Funk Vibe 1975-1977, que presentó a músicos uruguayos a nuevos públicos. Era, en cierto modo, una manera de cerrar un círculo.

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El disco de Opa que recopiló Paul Hurtado.
Foto: Discogs.

Años después, ya fuera de Nuevos Medios, un hecho fortuito le permitió animarse a un proyecto en el que pensaba hace tiempo. “En 2020 volví a Lima por una cuestión de papeles y fui con la idea de estar una semana”, recuerda. “Llegué el 8 de marzo y el 12 se cerraron los aeropuertos de todo el mundo. ¡No pude volver hasta setiembre! Fue una locura, ni siquiera me había llevado mis cosas para trabajar, así que ingeniármelas para ver cómo empezar de nuevo”, lamenta.

La experiencia fue desestabilizadora, como para tantos en plena pandemia, pero llegó diciembre con una certeza: “No puede ser, de ninguna manera, que este año sea el peor de mi vida”, se dijo. Entonces, en plena Navidad, tomó una decisión. “Registré marcas que pensé que podían funcionar en algún momento”, cuenta. En esa lista apareció Sometimes Music, su primer sello. “Como estoy las 24 horas pensando en música, me parecía gracioso ponerle ‘A veces música’. Pero como está pensado para que lo descubra el público anglosajón, lo traduje al inglés”.

El objetivo del sello es claro: reeditar álbumes clave de la vibrante escena latinoamericana de los setenta y ochenta, con foco en el rock, la fusión, el funk, la electrónica y el world-music. Hurtado ya tenía experiencia en el terreno: colaboró con Vampi Soul —un sello español que ya reeditó varias joyas uruguayas— en las exitosas series en vinilo ¡Gózalo! Bugalú Tropical y Cumbia Beat. Pero no quería repetir la fórmula. “Hace años que en Europa muchos sellos se dedican a publicar cumbia y chicha, y yo no quería ir a lo predecible”, afirma. “Me interesaba romper con esa falsa postal de que los latinos estamos todo el día en un barco con maracas y un daiquiri”.

Así fue que eligió B.O.V. Dombe, el primer disco de Raíces, como debut del sello. Liderado por el bajista uruguayo Beto Satragni -integrante de Spinetta Jade y colaborador de Rada- el álbum mezcla candombe, jazz, funk y rock con momentos memorables como “Esto es candombe”, “Belmiro” y “Cangas de Nancea”. Además, fue el debut de un joven Calamaro, con solo 17 años. “Cuando lo escuché me recordó a los discos de Opa”, dice Hurtado. “Es uno de esos álbumes a los que el paso del tiempo no les afecta”, agrega, en referencia a esa potente fusión de candombe, jazz, funk y rock.

Portada del disco "B.O.V Dombe" del grupo Raíces.
Portada del disco "B.O.V Dombe" del grupo Raíces.
Foto: Difusión.

Pero su elección no fue solo musical. “Que el grupo se llamara Raíces era una declaración de principios: un peruano en Madrid lanza su sello con un disco que celebra las raíces”, dice. Y entre risas, suma otro guiño: “Por esa época veía Stranger Things, y esas raíces oscuras me recordaban a la tapa del disco. Era como si me persiguiera”.

Reeditarlo fue una tarea detectivesca. El álbum había salido en 1978 por Auris, un sello argentino efímero que solo publicó dos discos. Hurtado contactó a Mario Breuer, productor del álbum y fundador del sello, pero ya no tenía los derechos. Satragni había fallecido en 2010, y el resto de los caminos parecían cerrados. Hasta que el año pasado Hurtado encontró una pista: el sello argentino Fonocal acababa de publicar el disco en CD. Se contactó con ellos y, tras obtener el visto bueno, accedió a los archivos de audio originales. Luego los envió a Londres, donde el reconocido ingeniero Frank Merritt (varias veces nominado al Grammy) hizo el trabajo de remasterización.

El disco suena mejor que nunca y se publicó con textos del periodista argentino Alfredo Rosso. Con B.O.V. Dombe inaugurando el catálogo de Sometimes Music, Hurtado ya trabaja en sus próximos rescates. Y, según adelanta, tiene dos confirmados: A Los Shakers (1981), de Otroshakers —el proyecto que reunió a los hermanos Fattoruso, Rubén Rada y varios invitados para revitalizar el sonido marca “Rompan Todo”—; y Varios nombres (1986), el debut solista de Hugo Fattoruso que tuvo la producción de Jaime Roos.

Son dos joyas de la música uruguaya que no solo volverán a girar en vinilo, sino que también recorrerán el mundo: desde la página de Bandcamp del sello se podrán comprar desde cualquier parte. Por si fuera poco, Hurtado está trabajando en otra reedición, esta vez junto al sello uruguayo Perro Andaluz: Qué suerte!, el primer disco de Hugo con el grupo Los Pusilánimes, editado en1991.

Así, Sometimes Music se suma a una lista cada vez más creciente de sellos estadounidenses y europeos que se dedican a rescatar joyas locales. Y para el melómano que descubrió a Opa gracias a una uruguaya en la Lima de los setenta, todo encaja. A veces, la música también sabe cerrar círculos. Y en ese sentido, ni siquiera una pandemia puede impedirlo.

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