ENTREVISTA
Jairo habló con El País sobre el disco de colaboraciones en el que participan artistas como Abel Pintos, León Gieco y Luciano Pereyra, y recordó sus encuentros con Borges y Cortázar
Mercedes Sosa dijo que tenía la “mejor voz de Argentina”, Horacio Ferrer le compuso “Milonga del trovador” y Atahualpa Yupanqui fue su padrino artístico mientras vivió en Francia. La vida de Jairo, uno de los artistas más respetados de la música argentina, está repleta de este tipo de historias.
“Uno no busca estas cosas, pero cuando se las encuentra en el camino tiene que saber valorarlas. Y todos esos artistas estuvieron en los momentos más importantes de mi vida”, le dice a El País a través de una llamada telefónica.
Pero Sosa, Ferrer y Yupanqui son apenas tres de los grandes nombres que definieron su vida. A lo largo de esta entrevista menciona otros encuentros con próceres de la cultura argentina. Uno de ellos es Jorge Luis Borges, a quien conoció en los setenta luego de haber musicalizado el poema “Buenos Aires, destino”. “Le gustó mucho mi musicalización”, relata. “Entonces me invitó a tomar un té a su casa y charlar... Mejor dicho a escucharlo hablar, porque cuando uno está con Borges se limita a escuchar”, dice, entre risas.
“A María Elena (Walsh) la busqué yo”, aclara sobre su trabajo con la compositora de “Como la cigarra”. “Cuando viví en Madrid le pedí a un amigo que la conocía que me la presentara para tomar un café. Gracias a ese encuentro, empezamos a componer juntos”. Así nació “El valle y el volcán”, una de las canciones más bellas de sus 50 años dedicados a la música.
Jairo lanza una carcajada mientras recuerda la “jugarreta” que le organizó la artista argentina. “Cuando viví en París le hablaba todo el tiempo a María Elena sobre Julio Cortázar. Es más, yo tenía un póster con su imagen en mi cuarto y me recorría las calles donde situaba a sus personajes para ver si en una de esas me lo encontraba”, dice. “Un día fui a la casa de un amigo de María Elena y cuando sonó el timbre me dicen, riéndose: ‘Andá a abrir’. Cuando me acerqué a la puerta y vi a Cortázar fue increíble”.
Tras historias como esta, no es una sorpresa que Jairo haya decidido celebrar su medio siglo de carrera con una serie de encuentros entre colegas. Y así fue como ideó 50 años de música, el álbum de colaboraciones que incluye la participación de artistas como Abel Pintos, Luciano Pereyra, Juan Carlos Baglietto, León Gieco, Marcela Morelo, Víctor Heredia, Elena Roger y Pedro Aznar.
“Es un recorrido por el camino andado junto a invitados que pasaron por el estudio con una predisposición y un cariño que siempre agradeceré”, dice. “Cada vez que grabábamos una canción era una fiesta: celebrábamos cuando una frase era buena y luego nos quedábamos todo el día charlando. He tenido muchas sesiones de grabación en mi vida, pero las de este disco fueron las más emocionantes”, asegura.
Y eso se percibe al escuchar el resultado. La frescura y el compromiso con el que cada invitado le aporta una nueva vestimenta a clásicos como “Milonga del trovador”, “Caballo loco” y “Volver a vivir” es realmente emocionante. Uno puede imaginarse el ambiente de camaradería que se vivió durante todas esas jornadas en el estudio.
El secreto de ese ambiente de celebración y de búsqueda colectiva está en la relación de los artistas con el repertorio de Jairo. “Todas las canciones tienen una razón de ser; no hay nada banal en la selección”. Y cuando el argentino da algunos ejemplos, las piezas encajan perfectamente.
Pereyra se emociona al cantar en la versión de “Caballo loco” porque creció escuchándola. “Luciano me pidió hacerla porque es la canción preferida de su madre”, dice. “Me contó que cuando le regaló el primer equipo de sonido a su mamá, pusieron esa canción”.
Algo similar le sucedió a Raly Barrionuevo, quien se luce en la nueva versión de “El ferroviario”. “Cuando nos vimos en Mendoza hace un tiempo me dijo que la primera vez que la escuchó fue mientras iba en su auto de camino a Frías, de donde es originario. La pasaron en la radio y se emocionó tanto que tuvo que parar el coche al costado de la ruta. Él asocia la letra a la memoria de su madre, que trabajó muchos años en la parte administrativa del ferrocarril”.
50 años de música, que cuenta con la producción de Lito Vitale, cierra con un encuentro más que significativo. Se trata de la versión de “Podría bailar toda la noche contigo”, que grabó a distancia junto a sus cinco hijos, que viven en Argentina, Francia y España. “La grabamos porque era una de las canciones preferidas de mi mujer. Ella estaba gravemente enferma desde hace nueve años y yo quería darle ese regalo. Cuando la escuchó se emocionó mucho”, dice, recordando a Teresa Sainz de los Terreros, su esposa desde 1972, quien falleció hace 10 días.
Por más de que Jairo esté atravesando el duelo, comenta que tiene varios planes musicales. Es una especie de medicina para el artista. Está por volver a los escenarios tras un año y medio de ausencia a causa de la pandemia —“Nunca había hecho un paréntesis en mi carrera”, dice— y ya está grabando el segundo volumen de 50 años de música, que tendrá “más hits y artistas tremendos”.
Pero también está planeando regresar a Uruguay, donde tiene una casa en Santa Ana. “Hace cuatro años pensamos en mudarnos para allá, pero luego se enfermó mi mujer”, dice. “Me encanta ir porque es el lugar donde más pinto”.
Antes de despedirse, se ríe mientras recuerda una de sus jornadas en el balneario local. “Un día estaba pintando en el bosque y pasó un muchacho en bicicleta y se puso a mirar mi cuadro. Comparó el paisaje y me dijo: 'A usted lo van a recordar como cantor argentino y como pintor uruguayo'”.