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Fito Páez llegó al Antel Arena para darlo todo: crónica de una noche llena de éxitos

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Fito Páez en el Antel Arena (2021). Foto: Marcos Mezzottoni

RESEÑA

El músico rosarino se presentó este viernes en el primer show del Antel Arena desde la última habilitación de espectáculos públicos. Repite este sábado

"Todos tenemos un mandato y a mí me tocó este: darlo todo”, dijo Fito Páez este viernes en el Antel Arena.

A esa altura del recital ya había pasado su primer invitado, habían sonado una cantidad de éxitos y momentos emotivos, alguna declaración a favor de las vacunas contra el coronavirus —“Hay que vacunarse, man”— y hasta una versión de “I Contain Multitudes” de Bob Dylan. Y todavía faltaba más.
Faltaba mucho y entre eso, unos bises hechos a la medida de su mandato.

Después de una pausa que se extendió por varios minutos y que estuvo acompañada de gritos y palmas que reclamaban sin cesar su vuelta al escenario, el rosarino regresó. Hizo su ya clásica interpretación a capella y sin amplificación de “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, acompañado de un respetuoso silencio, y después, enseguida, vino “Dar es dar” del disco Euforia. Por aquello de que dar “es solamente una manera de andar” y porque dar, también lo ha cantado Fito, es amar. Y porque si todos tenemos una obligación, la suya es darlo todo.

Sus seguidores lo saben y eso quedó claro en el primero de dos recitales del rosarino en Montevideo; el segundo es hoy, ambos con entradas agotadas. La excitación que acompañó de punta a punta la velada pudo haber estado teñida de la alegría del reencuentro colectivo, y de la abstinencia producto del período largo sin espectáculos públicos. Pero sobre todo, tuvo que ver con el estatus que el músico argentino ha alcanzado en el Río de la Plata, con una idolatría a prueba de cualquier fisura.

Fito Páez en el Antel Arena (2021). Foto: Marcos Mezzottoni
El Antel Arena listo para Fito Páez. Foto: Marcos Mezzottoni

Sus formas tan personales, su genio creativo y ese repertorio infalible han dejado a Fito por encima de cualquier error o cualquier contradicción.

A sus desafinaciones —que las hubo y en un show al piano, sin banda, quedaron más expuestas— le ganaron los himnos: “La rueda mágica”, “11 y 6”, la imponente “Tumbas de la gloria”, “Al lado del camino”, “Cable a tierra”, “Tema de Piluso”, “El amor después del amor”, “Y dale alegría a mi corazón” , “Un vestido y un amor”, “Brillante sobre el mic”, “Ciudad de pobres corazones” y “Mariposa Tecknicolor”, además de un par ya mencionadas.

Y a las contradicciones le ganaron el carisma, su gracia natural y la reacción que generó en una audiencia en la que siempre hubo alguna voz que se alzó más que otra para soltar una declaración de amor a los cuatro vientos.

Aunque se pronunció en contra de los géneros como forma de encasillar a las personas, no pudo contra su latiguillo “man” (“hombre” en inglés) que cerró casi todas las frases de la noche. Y aunque insistió en la importancia de la vacunación para frenar la pandemia del coronavirus, a la que hasta le dedicó unos versos improvisados (también criticó a los antivacunas), terminó el show enojado con el personal que intentaba hacer cumplir los protocolos sanitarios vigentes.

Ya sobre el final de “Mariposa Tecknicolor” que fue el cierre del recital, Páez le gritó a quienes estaban “patrullando” y exigió que se le permitiera al público estar de pie, siempre en su lugar y de barbijo. “Se terminó la dictadura policial y militar, man”, soltó, molesto.

Hubo una celebración unánime a su gesto de rebeldía y todos se despegaron de su asiento. Eso incluyó a la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, una de las presentes el viernes en el que fue el primer recital en el Antel Arena desde la última habilitación de los espectáculos públicos.

Para una fiesta a la altura de las circunstancias y aunque el título del recital se limitaba a Un hombre con un piano, el argentino recibió a un par de invitados que protagonizaron puntos altos de la noche.

El primero, que trepó al escenario ya en el segundo tema, fue Ruben Rada, con quien cantó a dúo “11 y 6” y luego “Ayer te vi”, del uruguayo, que además tocó el cajón peruano.

Ruben Rada con Fito Páez en el Antel Arena. Foto: Marcos Mezzottoni
Ruben Rada con Fito Páez en el Antel Arena. Foto: Marcos Mezzottoni

Y la segunda fue la cantante argentina Anita Álvarez de Toledo, radicada en Uruguay. Compañera musical de Fito durante años, brilló en una versión en solitario de “Pétalo de sal”, y luego aportó coros varios en un popurrí que recogió el contrapunto masculino-femenino de “El amor después del amor”. Fue una presencia preciosa.

En todas esas instancias —en el canto con altibajos, en los clásicos, en los instrumentales, en las risas, en los enojos y con sus amigos—, Fito cumplió con su mandato de darlo todo. Y eso se tradujo en una noche de euforia y alegría de las que confirman, con todo, el poder de la música en vivo.

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