El telón se levanta con parsimonia, y un abanico de luces en tonos arcoiris rompe la oscuridad de la sala Eduardo Fabini. En el escenario, 25 artistas se balancean con un leve paso murguero. Detrás, sobre la tarima, los integrantes de Agarrate Catalina —con el rostro maquillado— visten trajes pintados a juego con los colores de las luces. En la primera línea, Ruben Rada, sus hijos (Lucila, Julieta y Matías) y el tecladista Gustavo Montemurro contrastan con su vestimenta oscura. Ese juego estético anticipa la fusión musical que está por desplegarse.
Es jueves a la noche y el público que agotó el debut de Terapia de murga, el espectáculo que esta noche ofrecerá su segunda función en el Auditorio Nacional del Sodre y tendrá una tercera el domingo, marca el ritmo con las palmas y baila en su asiento contagiada por el clima de samba de “Quién va a cantar”. Escrita hace 25 años, la canción mantiene la misma urgencia que en el 2000: “Cuando el amor sea lo más urgente, / No tendrá caso la guerra de Oriente, / Cuando el racismo no tenga pariente, / Me sentiré orgulloso de la humanidad”. Cuando la murga irrumpe en el estribillo, el mensaje se vuelve más poderoso. Es una llamada colectiva a la igualdad.
El público canta por lo bajo, con timidez, pero Rada —un animador nato— necesita solo un rato para convertir el ambiente solemne del Auditorio en el de una fiesta de tablado de barrio. Pide aplausos, invita a la gente a cantar sus estribillos, dispara su clásico “¡A ver ese grito de locura!” y baila mientras juega a ser director de la murga. Las canciones se encargan del resto. Y la lista es infalible: 22 clásicos de Rada y la Catalina, dos de los repertorios más populares de la música uruguaya.
El encuentro da nueva vida a esas canciones ya conocidas. La banda de Rada, con 10 músicos, aporta una capa aún más uruguaya a los temas de la Catalina. “Vivir” crece con un sentido solo de acordeón a cargo de Montemurro; “Soy” se impregna del pulso candombero con los tambores de Fernando “Lobo” Núñez, Noé Núñez y Sergio Martínez; y “Montevideo” gana profundidad con las voces de Rada y sus hijos, y la batería de Nelson Cedréz.
Lo mismo sucede con la obra del artista de 81 años. Escuchar a un coro de 19 miembros —14 de la Catalina y cinco de la banda de Rada— disparar los estribillos de “Heloísa” y “Mundo entero” es como sentir el latido de una multitud en una sola voz. La murga no solo los amplifica, los transforma: “Mamita”, que en 1996 Rada grabó ensamblando todas las voces en soledad, ahora se despliega en una polifonía festiva que golpea en el pecho; y “Candombe para Figari” se viste con un estribillo aún más coreable, como si la Catalina lo hubiera estado esperando para darle su forma definitiva.

Esta noche de intercambios deja otras postales musicales: Julieta brilla al interpretar con una mezcla de dulzura y desconsuelo la conmovedora “La niebla” —algunos sollozos en la platea le ganan al silencio atento del público a esa canción sobre el Alzheimer—: el golpe emocional se completa cuando Lucila, Julieta y Carolina Gómez (de la Catalina) pasan al frente para cantar “Vidas comunes”.
En el tramo final, Rada lanza su arenga definitiva para coronar la fiesta. “Ahora vamos a cantar la última canción de la noche”, anuncia con picardía y desata un quejido al unísono. “Bueno... De la única manera que yo puedo seguir es si ustedes me dicen: ‘¡Ex-ce-de-te, ex-ce-de-te’!”. La ocurrencia arranca risas infantiles en un público principalmente mayor. Pero cuando el teatro repleto sigue la consigna, la timidez se disuelve.

Entonces, se mete de lleno con “Candombe para Gardel”, y cuando suena el riff de teclado y la clave de candombe un mar de gente se pone de pie para bailar. Algunas señoras bailan con soltura en los pasillos mientras que un hombre del palco sonríe y filma la escena de alegría popular. Más adelante, con un nuevo grito de ‘¡Ex-ce-de-te!”, el show dio inicio a una tríada de clásicos que no dan respiro: “Murguero Oriental”, “Mi País” y “El gorrión”.
Como homenaje a la murga en la que salió cuando tenía 15 años, Rada y la Catalina interpretan la despedida de La Nueva Milonga 1954 que enganchan con “Un camión que se va”. El final incluye “El tiempo me enseñó” y “Muriendo de Plena”, pero la imagen definitiva llega antes del bis, con “Terapia de murga”. Rada hace que la gente se anime a un pequeño pogo y entre los larareos, Tabaré Cardozo, “Lobo” Núñez, Julieta, Lucila y Ruben despliegan sus pasos más murgueros mientras el telón baja con la misma parsimonia que al arranque.
La alegría, una vez más, se adueña de la sala Eduardo Fabini. La terapia murguera y candombera cumplió su misión.
Entradas para "Terapia de murga"
Las dos funciones restantes del espectáculo de Ruben Rada y Agarrate Catalina en el Auditorio Nacional del Sodre ya están agotadas. La función del domingo se iba a celebrar el sábado, pero fue reprogramado debido al paro general por el 8M. Las entradas ya adquiridas mantienen su validez, y quienes deseen solicitar la devolución podrán hacerlo desde el 7 al 14 de marzo inclusive.
Según anuncia Piano Piano, la productora encargada de Terapia de murga, por compras con tarjetas crédito/débito la solicitud de devolución debe ser solicitada a través de la web de Tickantel. Por las compras en efectivo se deberá pedir el reembolso en la boletería del Auditorio Nacional del Sodre, que abre de lunes a sábado de 14.00 a 19.00.
Por otra parte, ayer Rada anunció que el espectáculo llegará a la Plaza de Toros de Colonia. El concierto será el sábado 19 de abril, y las entradas ya están a la venta en RedTickets. Los precios van de 660 a 2660 pesos, y hay 2x1 para socios de Club El País.
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