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Ara Malikian, un violinista de prestigio que vuelve para cumplir con un show postergado

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Ara Malikian. Foto: Antón Corbijn.

ENTREVISTA

Antes de los conciertos que ofrecerá el 25 y el 26 de octubre en el Auditorio Nacional del Sodre, el músico dialogó con El País sobre el disco "Ara" y su regreso a Uruguay

La última vez que Ara Malikian visitó Montevideo fue a inicios de marzo de 2020. Acababa de ganar el Premio Goya al mejor documental por Una vida entre las cuerdas, donde repasaba el rol de la música en su vida. Allí recordaba cómo, a los 14 años, abandonó el Beirut —su ciudad natal— para escapar de la guerra del Líbano y contaba que, desde entonces, vivió como una especie de nómade llevando su música por el mundo. Aquella pequeña escala por la capital uruguaya fue una de las tantas de su apretada agenda, y tenía un único motivo: una gira de prensa para adelantar lo que sería su concierto del mes siguiente en el Auditorio Nacional del Sodre.

“La música es universal y lo que más me importa cuando estoy en un escenario es la conexión con el público”, le comentó el violinista a El País en aquel momento. “Necesito de su energía para alimentarme y luego devolvérsela. Tiene que ser todo muy vivo, y a pesar de que seamos miles de personas en un Auditorio quiero llegar a cada uno de ellos para que podamos crear un momento único”.

Esa tarde de inicios de 2020, El País se encontró con Malikian en el Hotel Radisson para dialogar sobre el concepto de Royal Garage, el disco doble de 2019 que planeaba presentar en estas tierras. “El título del disco es un homenaje al primer lugar donde me encontré con una presentación en vivo para intentar llegar al corazón de las personas. Era un garaje subterráneo del edificio donde vivíamos en el Líbano y donde nos teníamos que esconder durante los bombardeos que sufríamos en la guerra”, relató. 

“Como estábamos muchas semanas metidos ahí con mis vecinos, empecé a tocar y vi cómo la música cambiaba a las personas: de un segundo a otro, sacaba sonrisas; algunos se animaban a cantar y a bailar. Dentro de esa situación dramática pudimos tener alegría. Esa fue la primera vez que me di cuenta de la fuerza de la música”.

Ara Malikian en Montevideo, 5 de marzo de 2020. Foto: Archivo El País.
Ara Malikian en Montevideo, 5 de marzo de 2020. Foto: Archivo El País.

Malikian, que está radicado en España hace 20 años —antes de eso vivió en Alemania, España e Inglaterra—, estaba entusiasmado por lo que sería su segundo concierto en Montevideo. “Les quiero transmitir belleza y emociones”, comentaba. “Yo soy una persona que vive de los conciertos directos”.

Sin embargo, llegó el 13 de marzo y todos sabemos lo que pasó. Recién ahora, a dos años y medio de la fecha original, el violinista se podrá encontrar con el público uruguayo. La cita será el 25 y 26 de octubre en el Auditorio Nacional del Sodre, pero habrá cambios: el foco ya no estará en el disco doble Royal Garage —que incluía colaboraciones con Andrés Calamaro, Bunbury y Pablo Milanés—, sino que se centrará en Ara, el álbum que compuso en pleno confinamiento.

“Finalmente vamos a hacer el concierto en Montevideo”, es lo primero que le dice a El País a dos años y medio de aquel primer encuentro. En esta ocasión, el diálogo es telefónico: Malikian está en su hogar de España y se encuentra en medio de un descanso de la gira que, para finales de año, lo habrá llevado por Latinoamérica, Europa y Estados Unidos. “Hombre, han pasado muchas cosas en este tiempo: pasó la pandemia, pude volver a hacer conciertos y tocar en el exterior, y publiqué un nuevo disco”, cuenta.

Ara, el álbum que editó en diciembre, se inspira en todo lo que representó sus días de encierro. Es por eso que grabó canciones salvajes como “Social Distance” y “Melted Brain” (“Distanciamiento social” y “Cerebro derretido”, en español), y otras llenas de delicadeza como “Nana arrugada”, que define como una canción de cuna “para todos los ancianos que estaban sin ningún familiar, compañero o amigo en esos momentos”.

Pero, al igual que la época en que debía encerrarse con sus vecinos en un garaje subterráneo del Líbano, la música fue la medicina que necesitaba para sobrellevar esos tiempos desestimulantes. “Frente a la situación difícil que vive el mundo, el arte, al fin y al cabo, es lo que nos hace felices. En esta última pandemia nos dimos cuenta de que nuestra salud es muy importante, pero la salud física pasa por la salud mental; la forma de lograrla es estando cerca del arte y de sus bellezas”, asegura.

Sin embargo, el confinamiento no solo lo incitó a componer. “Tuve otros momentos de luz”, aclara. “Antes de la pandemia tenía 120 conciertos al año y todos los días estaba en aeropuertos, aviones y carreteras. Pero, de un día para el otro, volví a casa y estuve muchos meses con mi familia. Fue muy inspirador para mí porque tuve la oportunidad de pasar tiempo con mi hijo y acercarme a su imaginación, que era algo que yo echaba mucho de menos”.

Al respecto, dice: “Descubrí que cuando yo tenía su edad, o sea siete años, no pude disfrutar de mi niñez. Líbano estaba en guerra y yo no podía jugar con mi amigos ni salir a la calle. Entonces, de un modo u otro, recuperé ese tiempo perdido durante la pandemia gracias a lo que viví con mi hijo Kairo. Fue algo muy inspirador, y muchos de los temas que están en este disco y en el concierto que voy a presentar en Montevideo están inspirados por el mundo de mi hijo”.

—¿Qué aspectos de esa niñez reprimida pudiste redescubrir a través del encuentro con tu hijo?

—Cuando vives una guerra y eres niño no puedes jugar. Es importante que los niños sueñen y que imaginen cosas, y en los momentos de confinamiento me di cuenta de que mi hijo no para de imaginar cosas. Es algo que nosotros, cuando estábamos en los sótanos, no podíamos hacer: solo veíamos lo que veíamos... (se toma una pausa) Bombas, miedo y violencia. Esas son cosas que un niño no debería vivir jamás. Hay cosas en mi disco duro que tengo completamente borradas y que ni siquiera quiero recordarlas; creo que por eso he podido salir adelante: porque, básicamente, las borré de mi mente.

Ara Malikian. Foto: Antón Corbijn.
Ara Malikian. Foto: Antón Corbijn.

—Tu reencuentro con el juego y la imaginación está presente en varias canciones de Ara. Imagino que “Cosquillas a un mimo” nace luego de algún juego con tu hijo.

—Absolutamente. Durante el confinamiento hubo mucho juego y baile en mi casa. Al principio bailamos mucho, por eso ese tema tiene algo de baile de una manera cariñosa y tranquila. El título es de mi hijo, que un día me dijo:“¿Sabes qué es la cosa más traviesa que puedes hacer?Cosquillas a un mimo” (se ríe). ¡Es una genialidad! Ningún adulto pensaría en eso, ¿pa’ qué? (se ríe).Lo que imaginan los niños es maravilloso.

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