Mr. Bean está de regreso

El comediante británico de la mímica, el humor físico y la morisqueta vuelve a la pantalla con su creación más famosa

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GUILLERMO ZAPIOLA

Quiere recordar al célebre comediante francés Jacques Tati. Esa es la primera idea que surge en la mente cuando se sabe que el actor británico acaba de filmar Las vacaciones de Mr. Bean, y que la acción de esa película transcurre en Francia.

A Atkinson se lo ama o se lo odia, y de ahí puede depender la reacción que va a generar el film presentado en Londres el fin de semana pasado. En realidad, la comparación con Tati (por el clásico Las vacaciones del señor Hulot, donde el protagonista también iba a pasar el verano en una playa) es una referencia de cinéfilo, y puede ser engañosa.

El dato real es que Atkinson retoma luego de diez años al personaje de Bean, que encarnó primero en una exitosa serie de televisión y llevó al cine en 1997. Y vuelve, también, a un estilo de humor visual muy característico de los tiempos del mudo, pero inusual en el cine contemporáneo.

La idea inicial fue del productor Tim Bevan, quien tras hacer con Atkinson Johnny English, le propuso resucitar a Mr. Bean. Ambos coincidieron en involucrar a Simon McBurney, del Théâtre de Complicité, quien comparte con Atkinson una preferencia por el humor sin palabras. Lo primero que hicieron McBurney y Atkinson fue ver películas de Buster Keaton, Charlie Chaplin, Harold Lloyd y otros grandes del humor silente. También revisaron las películas Tati.

VARIANTES. Sin embargo, At-kinson insiste en que su película se aleja considerablemente del cine de Tati. El actor señala: "La película se basa en el deseo que tiene Mr. Bean de llegar a una playa maravillosa. No nos inspiramos más en Las vacaciones de Monsieur Hulot que en otras películas. Básicamente, en esa película, el protagonista viaja cinco minutos y pasa una hora y media en la playa. En la nuestra, viaja durante una hora y media y está cinco minutos en la playa. Puede decirse que es una visión inversa".

Uno de los elementos que los responsables del filme discutieron fue la incorporación de un personaje femenino. Atkinson y el productor Bevan quisieron de inmediato que hubiera una mujer en la historia, pero McBurney no estaba del todo convencido: "Bean no es de los que se enamoran en la gran pantalla", sostuvo.

Sin embargo, los responsables del filme acordaron finalmente en lo de la mujer, aunque insistieron en que la película sería acerca de un viaje y que la historia debía ser simple. El protagonista iría de vacaciones al mar, y la película "le seguiría durante sus peripecias y meteduras de pata hasta su destino".

McBurney compara a la película con una de "Buster Keaton cuando se enamora y sigue a la chica, o como Chaplin en La quimera del oro, que se va para ganar dinero. No hay una presentación psicológica". Una de sus decisiones fue que los personajes hablarían, pero lo harían en francés o en cualquier otro idioma no muy comprensible, y Bean sólo articularía tres palabras: "oui", "non" y "gracias" (sin saber que en francés se dice "merci").

Atkinson ha explicado que siempre lamentó que Bean hablara en la película anterior. En cambio ahora, al colocarlo en un país donde no habla el idioma, lo obligaron a enfrentarse a cualquier situación en silencio.

El equipo decidió que Bean se encontraría en su viaje a dos personas, un niño que no habla inglés (Max Baldry) y al que el protagonista ayuda a reencontrarse con su familia, y una mujer (Emma de Caunes), que se ve envuelta contra su voluntad en la aventura. La mayor sorpresa del elenco puede ser empero Willem Dafoe, un especialista en tipos torturados o violentos que declara haberse divertido en grande volcándose a la comedia física: hace de un pretencioso director de películas de "arte y ensayo" que gana dinero en publicidad y lo pierde en su cine personal y aburrido.

FESTIVAL. El rodaje duró doce semanas en el verano de 2006 y tuvo lugar en Londres, París, la región del Luberon y Cannes.

Por primera vez en la historia del Festival, los organizadores autorizaron a un equipo a rodar en la alfombra roja durante el acontecimiento. Gilles Jacob, el presidente del Festival, es un fan de Mr. Bean, y la idea le hizo gracia. Se filmó una escena mientras el séquito de una película pasaba por la alfombra roja. Para rodar una de las escenas más complicadas, el equipo de filmación ocupó tres playas públicas en La Croisette.

Tener a Cannes como telón de fondo era una forma de rendir homenaje al cine en general. Si alguien va de vacaciones, se lleva su cámara de video. Atkinson explica: "En realidad son dos películas; está la que rodamos nosotros, y la que rueda Mr. Bean de sus experiencias en la carretera. Lo interesante es ver cómo se funden y se mezclan las dos. La naturaleza del cine en sí ocupa el centro de la historia".

Formas de llegar a la celebridad

Rowan Sebastian Atkinson nació en Consett, condado de Durham, Inglaterra, el 8 de Enero de 1956. Hijo de un granjero, se crió en una zona residencial. Se dice que su carrera empezó en la escuela, donde que sus compañeros le pedían que hiciera caras raras. En sus tiempos universitarios (1976) conoció a un aprendiz de guionista llamado Richard Curtis, se convertiría en su colaborador de toda la vida.

El productor de la BBC John Lloyd vio algunos de los primeros espectáculos de Atkinson y Curtis, apoyados en el humor y la mímica, y se los llevó para la televisión. En 1978 comenzaron con el programa Not the Nine O`Clock News.

Mientras continuaba una carrera teatral, Atkinson se consagró con otro excéntrico personaje televiso, Black Adder, que vivía extravagantes aventuras en diversas épocas de la historia. En 1989 nació Mr. Bean, el personaje que hizo la fama perdurable de Atkinson, una serie de media hora apoyada en un humor esencialmente visual. En 1997, Bean llegó a la gran pantalla en un filme adecuadamente titulado Bean, la película del desastre. Ha hecho otras cosas en cine, entre ellas Johnny English (2003) y un papel de cura malhumorado en Cuatro bodas y un funeral (1994).

Cuando el actor y el personaje se vuelven una unidad indisoluble

Si a uno le mencionan a Rowan Atkinson, es posible que tarde un poco en ubicar de quién se trata. Pero si le dicen Mr. Bean, la identificación resulta casi instantánea. Como a muchos otros cómicos, u actores que han encarnado durante demasiado tiempo a un mismo personaje, al público se le hace dificultoso distinguir al intérprete del papel que interpreta. No cualquiera es Sean Connery, quien supo inteligentemente huir a tiempo de James Bond. Bean ya tenía cierta fama televisiva cuando se exhibió en Montevideo Cuatro bodas y un funeral, y cuando Atkinson aparecía en la pantalla (en un breve papel), el público cuchicheaba "Mr. Bean". Cuando el actor ha intentado alejarse de su creación más famosa, la tendencia instintiva es a confundirlo: Johnny English impresiona realmente como una mezcla de Bean y James Bond.

La coproductora Caroline He- witt afirma Atkinson no tiene ninguna dificultad en meterse en el personaje:"La concentración de Rowan es extraordinaria. Verle transformarse en Mr. Bean es asombroso, su personalidad cambia totalmente. Un actor suele explorar su personaje, pero con Rowan es diferente. Sabe exactamente quién es Mr. Bean".

Hay que razonar que su problema es el opuesto: cómo hacer para no ser Mr. Bean.

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