Mathieu Amalric: el talento de un actor francés muy requerido

Elogiado. Se verá desde mañana su labor en "La escafandra y la mariposa"

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GUILLERMO ZAPIOLA

No es un recién llegado al cine, e incluso el espectador uruguayo al que le llega poco cine francés lo ha visto varias veces en la pantalla. Es posible, empero, que ese espectador no recuerde el nombre de Mathieu Amalric.

Va a recordarlo, probablemente, a partir del estreno, que tendrá lugar mañana en Montevideo, de La escafandra y la mariposa, elogiadísima película de Julian Schnabel sobre la historia real de Jean-Dominique Bauby, antiguo editor de la revista Elle paralizado por un ataque cerebral, y su conmovedora lucha por comunicarse y encontrar un sentido a su vida. Y a la vuelta de la esquina (se estrena el 26 de diciembre) está 007 Quantum, donde al actor francés encarna al villano mayor.

Hay que incursionar un poco más en la propia memoria o en los útiles archivos para comprobar que la carrera de Amalric abarca casi un cuarto de siglo y más de medio centenar de películas, con un sorprendente número de títulos de calidad. Hay una exigencia de calidad en la trayectoria de Amalric, nacido en 1965 en Neuilly-sur-Seine, hijo de un periodista francés y una polaca que ha hecho crítica literaria en el periódico Le Monde.

Inició su carrera cinematográfica en 1984, con un pequeño papel en Les favoris de la lune de Otar Iosseliani, y se desempeñó como asistente de dirección de Louis Malle en Adiós a los niños (1987), Peter Handke (L`abscense, 1993), Alain Tanner (El diario de Lady M, 1993) y otros cineastas. La lista de realizadores de primera línea para los que ha actuado es bastante impresionante, e incluye además de Iosseliani (para quien volvió a actuar en Hogar, dulce hogar, 1993, y Lundi matin, 2002), a gente como Raoul Ruiz (Genealogía de un crimen, 1997), André Techiné (Alice & Martin, 1998), Arnaud Desplechin (Reyes y reina, 2004; Un conte de Noël, 2007), Claude Miller (Un secreto, 2007) y varios más. También ha desarrollado una carrera paralela como libretista y director de algunos cortos y unos pocos largos (Mange ta soupe, 1997; Le stade de Wimbledon, 2001; y algún otro).

A diferencia de otros franceses talentosos e incluso reconocibles (Daniel Auteuil puede ser un ejemplo adecuado), su territorio de acción no se ha reducido a Francia. En 2005 Steven Spielberg se fijó en él y lo incorporó al elenco de su historia de espionaje, sionismo y venganza de Munich. Como se señalara antes, fue recientemente el villano internacional Dominic Greene en el nuevo film de 007. Y, de hecho, La escafandra y la mariposa es solamente en parte un film francés. En realidad se trata de una coproducción con Estados Unidos dirigida por un norteamericano (Julian Schnabel), aunque su tema y su idioma sean el francés, razón por la cual obtuvo un Globo de Oro en la categoría "mejor película en lengua extranjera".

No iba a ser así al principio. El libreto de Ronald Harwood fue escrito originalmente en inglés, pero la "francesidad" del tema decidió al director Schnabel a cambiar de idea y rodar el film en francés. Amalric recuerda la decisión y lo que siguió después como "un montón de trabajo", y ha comentado, entre fascinado y molesto, que Schnabel es un individuo que no duerme, no se cansa y sigue trabajando hasta que las cosas quedan terminadas. No es fácil seguirle el ritmo.

COMPOSICIÓN. Cuando le preguntan si estudió algunos casos de "síndrome de cautiverio" para encarnar a su personaje, Amalric rechaza la idea: "Soy más bien un actor del Método del Acto`s Studio", sostiene. "Tuve un ataque. Es fácil".

Tras esa afirmación categórica reconoce que en realidad no fue tan fácil. Fue al hospital donde Bauby estuvo internado, pasó tiempo observando, dialogó con médicos y enfermeras que trataron al paciente. Y también tuvo que soportar sesiones diarias de cinco horas de maquillaje para lucir como alguien que ha sufrido un ataque, y que a veces resultaban inútiles porque algo salía mal ("demasiado maquillaje") y había que suspender la filmación. "En esos momentos uno se siente estúpido", asegura.

Amalric es lo suficientemente inteligente como para no salir diciendo que su papel en La escafandra y la mariposa "cambió su vida", o algún clisé por el estilo. En realidad, sostiene, todos somos diferentes veinticuatro veces por día. Pensamos algo ahora, y otra cosa distinta dentro de un rato. Somos, según sus propias palabras, "almas perdidas".

Y en el caso de Amalric hay que decir que se trata, además, de un alma muy ocupada. Hizo otras cinco películas entre La escafandra y la mariposa y 007 Quantum, ha completado otras dos después, y también ha proporcionado su voz para el video juego basado en el film de Bond. Hay gente con suerte.

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