La cultura celta desembarca en la capital uruguaya y si los organizadores del Primer Festival Celta de Montevideo logran su objetivo, la ciudad se convertirá en la capital latinoamericana de la misma. Así lo explicó Carlos Mari, uno de los impulsores del festival en la conferencia de prensa que se realizó el jueves pasado en la iglesia salesiana de Jacksonville (la ex-Escuela Agrícola de Jackson, ruta 8, km. 17).
Las actividades de la fiesta propuesta son múltiples y se desarrollarán ese lugar histórico ubicado en la zona franca montevideana, a lo largo de tres días, con comienzo a partir del próximo viernes 28. Entre las opciones que se ofrecerán figuran conciertos de destacadas agrupaciones de música celta —tanto nacionales como internacionales—, talleres musicales, degustación de comidas típicas, alquiler de caballos y venta de libros, artesanías y discos.
Para la organización, integrada también por la Southern Cross Pipe Band, la cultura celta vive un auge actualmente. De acuerdo a las palabras de Mari en la conferencia de prensa, "basta pensar en películas como El señor de los anillos para comprobarlo. En Europa, el festival anual de la ciudad de Lorient en Francia convoca a cerca de medio millón de personas por día. Ese impulso es el que trataremos de traer a Montevideo con este acontecimiento. En nuestro país, la impronta celta está presente principalmente en la comunidad gallega, ya que tanto Galicia como Asturias formaron parte del territorio dominado por los celtas desde el primer milenio antes de Cristo hasta el primer siglo A.C., amén de que la colectividad británica en Uruguay también ha contribuido a que esta expresión cultural aún persista".
Pero el interés del festival no se agota en lo cultural. También desde el punto de vista económico puede llegar a convertirse en un acontecimiento relevante. Según los portavoces de la organización, se calcula que aproximadamente 15.000 personas asistan a Jacksonville para participar de las festividades. "Es nuestra esperanza que este gran emprendimiento genere un importante número de puestos de trabajo que, aunque limitados en el tiempo, son más que necesarios en estos días", dijo Mari y agregó que la intención es que esto se convierta en un acontecimiento anual, con la capacidad, la oferta y la calidad suficiente como para constituirse en un foco de atracción turístico y cultural para la región y el mundo.
DELEGACIONES. La apuesta es a lo grande. Solo la delegación musical extranjera está integrada por más de cien personas, ya que llegarán conjuntos de Chile, Canadá, Argentina y Estados Unidos. A su presencia se le suma la de cuatro conjuntos de música y danza celta uruguayos. Los grupos musicales representan varias vertientes de la música celta, desde la argentina Xeito Novo (posiblemente uno de los grupos más conocidos en nuestro medio a través de discos compactos) y su estilo entroncado en el folk gallego hasta la City Dunedin Pipe Band de Estados Unidos en la que predomina la variante escocesa. En esa amplia oferta musical también hay espacio para grupos y artistas que fusionan los sonidos y melodías consideradas como fieles a la tradición con elementos musicales contemporáneos, como el conjunto uruguayo Los Casal. Los grupos harán su presentación en el anfiteatro especialmente construido para la ocasión.
La celebración de la cultura celta abarcará también la comida. El festival comenzará con una degustación de platos típicos, preparados por el chef Rafael Carriquiry y hacia la noche habrá un importante oferta de pubs y boliches, que desde las 23 hasta la una de la mañana funcionarán bajo el régimen de "Happy Hour" (promocional).
Los precios de las entradas son $ 250 y $ 180 respectivamente, dependiendo del lugar desde el que se quiera apreciar a las agrupaciones musicales durante sus presentaciones. Se venden a través de la Red UTS y se ofrecen los siguientes descuentos: un abono para los tres días equivale al precio de dos entradas y comprando entradas para dos días, hay una rebaja del 20 %. También se anuncia que se aceptarán tickets de alimentación, solo para la oferta gastronómica y de la empresa Accor.
Primer paso para un granproyecto
n El proyecto denominado Jacksonville (Pueblo Jackson en inglés) se ubica dentro de lo que fuera la vieja Escuela Agrícola Jackson y está actualmente enmarcado dentro de lo que se conoce popularmente como Zona Franca aunque su nombre actual es Zonamérica.
En ese entorno, Carlos Mari dirige un proyecto que pretende transformar el lugar en un centro suburbano que contará con zonas residenciales, un hotel cinco estrellas, centros universitarios, complejos deportivos, museos, salas de cine y teatro y mucho más.
De acuerdo a su director, el festival a realizarse desde el próximo viernes será el puntapié inicial para la transformación del lugar en Jacksonville: "Será el primer acontecimiento cultural de Jacksonville y el objetivo es que esta iniciativa le proporcione al lugar la infraestructura necesaria para convertir al lugar en una canalizadora de ofertas culturales". Una de las razones para organizar la celebración de la cultura celta en ese predio se debe a que los padres salesianos dejaron un muro de 3.500 metros que se asemeja en mucho a una ruina celta, según se explica en el comunicado oficial de la organización.
El lugar está dentro de lo que hoy se denomina Zonamérica y que abarca una superficie de 600 hectáreas y emplea a 2.000 funcionarios. Para llegar a Jacksonville, cuya ubicación se detalla en la infografía que acompaña la nota, la empresa de transporte colectivo C.U.T.C.S.A. pondrá a disposición de los interesados líneas especiales. Para los automovilistas se anuncia que el predio contará con estacionamiento vigilado. Asimismo, la organización del festival comunica que habrá un servicio de guardería para la atención y cuidado de los niños. El emprendimiento cuenta con el apoyo de varias embajadas, la intendencia capitalina y el Ministerio de Educación y Cultura, entre otros.