"Lo popular no es sinónimo de vulgar"

| El artista argentino señaló que en su país los programas televisivos de humor no tienen humor

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Magdalena Herrera

El actor y humorista argentino Norman Erlich estará desde mañana hasta el domingo en el Teatro del Círculo para hacer reír a los uruguayos. Presentará su unipersonal Haga click!, un espectáculo que recorre cuentos, chistes, aforismos y dichos que, según el artista, tienen en común el humor inteligente, adulto y sano. "El público se va a reír mucho, lo que le hará muy bien. Además, será una suerte de reencuentro conmigo que aunque vine a Montevideo en muchísimas ocasiones, ya hace unos cuantos años que no lo hago. Será como una fiesta íntima en la que van a encontrar a un Erlich diferente porque todo el show es nuevo. Lamentablemente, no es costumbre de los humoristas renovar el material de los monólogos y ofrecen el mismo espectáculo durante 15 o 20 años. No estoy de acuerdo, y por eso cada cuatro o cinco años armo algo realmente novedoso", aseguró el humorista.

Gracioso, actual, tierno y audaz son las palabras que Erlich elige para describir Haga click! "Yo practico el humor adulto, inteligente, chispeante, picante y agudo. Y aunque sea humor inteligente no deja de ser popular. Lo que sucede es que ahora se considera que lo popular es sinónimo de vulgar, y no es así. El humor escatológico y grosero ya no hace reír. Los recursos bajos no tienen larga vida. La revista argentina desapareció porque se extralimitó en insultos y palabrotas, sin aportar nada nuevo. La capacidad está justamente en brindar al público lo que éste espera, de la manera más legítima posible. De una forma sana e inteligente, que por supuesto es mucho más difícil".

En su show Erlich recuerda chistes de las colectividades española, alemana y judía, entre otras. "Siempre apelando al mejor sentido del humor del individuo. Quizás, en algunos tramos, el espectador tiene que esforzarse un poquito en pensar. Que la risa no le sea tan fácil en un principio, pero después será bastante más profunda. Quizás apelo a un público algo informado, que esté al tanto de lo que sucede en el mundo. Pero el programa de televisión por cable en el que participé el año pasado, Café fashion, me demostró que el público capta mucho más de lo que uno piensa", dice el monologuista.

En el 2002, el actor pasó con su humor por la televisión por cable. Experiencia no le faltaba: Casi una pareja (con Emilio Dissi y Doris del Valle), Porcelandia (con Jorge Porcel), Calabromas (con Juan Carlos Calabró), entre muchos otros programas en casi 50 años de carrera. Así como el teatro le apasiona a Erlich, la televisión le parece un instrumento formidable aunque no está de acuerdo en como se utiliza en su país. "Bien empleada, es una arma maravillosa que difunde, enseña y entretiene. Pero mal empleada destruye como la televisión argentina, que es casi un vasto basural. Habría que envolverla en bolsitas de basura. Los programas de humor no tienen humor. El divertimento pasa por la línea de telecomedia diaria, algunas muy buenas. Pero hay programas que apelan al sentido más bajo y primitivo de la gente. Yo entiendo que la televisión no puede ser todo cultura y educación, pero tampoco debería estar tan atada a las cifras de rating. Es una canallada total: son capaces de levantar un programa bueno y de calidad si solo tiene cinco puntos. Quizás la única asignatura pendiente que me queda en la vida es tener mi propio programa en televisión abierta. Pero no quise, porque para eso hay que tocar las puertas de directores, productores y gerentes de programación. Me cuesta mucho porque entiendo que muchos de ellos tienen un nivel tan burdo, que me iba a encontrar con ciertas negativas y eso eso me iba a herir. En este oficio, intento salir ileso la mayor cantidad de veces posible", afirma Erlich.

Quizás el programa televisivo propio sea, sí, una asignatura pendiente. Pero no habrá otras. Además de participar en exitosos ciclos televisivos desde 1976, Erlich trabajó en 10 largometrajes (Cohen vs. Rossi, La peste, entre otras), así como en numerosísimas obras de teatro de todos los géneros (La mujer del año, Un dúo inolvidable). Asimismo, tiene escritos cuatro libros de humor y grabados cuatro Cd’s. "Gracias a Dios hace 25 años que juego en primera. Yo no soy una persona famosa, sino muy conocida. Famosos son Susana Giménez, Mirtha Legrand, Carlos Calvo. Yo soy un hombre que la gente identifica totalmente, y que se ha ganado su lugar como también lo tuvieron o tienen Verdaguer, Landriscina y Pinti", finaliza.

Las risas como terapia

"Hoy el humor es terapéutico", asegura Norman Erlich. "Siempre es más fácil deprimirse, llorar y bajar los brazos, por lo que producir risas es bastante especial y también difícil, sobre todo en la Argentina de los últimos tiempos. El año pasado fue trágico, nos estafaron, destruyeron nuestro patrimonio y nos arrebataron los ahorros. Igualmente, en medio de todo ese drama había que seguir haciendo humor porque justamente tenemos esa conciencia de que lo que producimos es especial", reconoce el artista.

Pero así como a la gente le resulta fácil entristecerse, Erlich asegura que todas las personas tienen la sonrisa a flor de piel y el trabajo de un humorista es sacársela con los recursos más genuinos. "El individuo naturalmente está dispuesto a reírse y lo necesita, más allá de las circunstancias que lo rodeen. Quizás en momentos tan trágicos como los que vivió Argentina, los artista debemos tener más paciencia con el público".

¿Quién hace reír a Erlich? "Benny Hill fue un genio, Peter Sellers era una maravilla, igual que ahora lo son Mel Brooks, Woody Allen y Billy Crystal. En lo nacional, Gasalla es fantástico en sus monólogos aunque no me interesan tanto los sketches. Igual reconozco que ha creado personajes antológicos; es muy inteligente. Pinti es realmente excelente, agudo, sagaz y me hace reír mucho. Perciavalle tuvo una época de oro: cuando empezó el café concert era brillante y creativo".

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