En el panorama de las músicas folclóricas y populares se inscribe el cante jondo, expresión que tiene su cuna en Andalucía. Se concilian en este arte la voz solista del cantaor o cantaora, el texto que canta, la guitarra acompañante y las palmas de los presentes. Se caracteriza por el melisma, es decir, que una sola sílaba se canta con varias notas.
La tradición oral es la responsable de este arte que alcanzó en muchos cultores alturas superiores. Los nombres de esos intérpretes son numerosos y míticos: Pepe el de la Matrona, Manolo Caracol, La Niña de los Peines, Carmen Amaya, Pepe Marchena, José Menese.
Los días 13 y 14 de junio de 1922, en Granada, Manuel de Falla auxiliado por el entonces joven pianista Federico García Lorca, realiza el Primer Concurso de Cante Jondo. Lo movía su preocupación por preservar esa herencia invalorable que ya asomaba signos de perversión. En ese certamen comparten el triunfo un septuagenario llamado El Tenazas, que hace a pie los ciento veinte kilómetros que median entre su aldea de Morón y Granada y un muchacho de doce años, Manolo Caracol.
Las raíces de esta forma de arte popular son varias y remotas. Por una parte la presencia árabe en Andalucía, por otra el rito cristiano Visigótico que en la península estuvo largo tiempo antes que llegara la variable romana.
En el Poema del Cante Jondo, Lorca celebró las coplas y mencionó a Silverio, el legendario creador de la Siguiriya, es decir, la versión andaluza de la Seguidilla. También en Antonio Machado existen ejemplos de la Soleá, otro metro del Cante. Junto con su hermano Manuel firmaron la obra teatral La Lola se va a los puertos, totalmente sumergida en el cante andaluz.
El próximo lunes 24 vuelve a presentarse, esta vez en el Estudio Auditorio, El Cigala, artista gitano andaluz que es un notable ejemplo del Cante. Como el jazz que puede utilizar temas musicales de diverso origen y verterlo en términos jazzísticos, El Cigala canta boleros o tangos con su arte andaluz. Existe registro en un CD formidable, en el cual acompañado por el magistral violín de Federico Britos, hace memorable interpretación del tango Niebla en el Riachuelo. Es una inexcusable cita con la música y la poesía.