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Un monstruo que nació hace 200 años y no para de crecer

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Frankenstein. Foto: YouTube

Aniversario

Este es el año del bicentenario del nacimiento de Frankestein o el moderno Prometeo de Mary Shelley

Mary Shelley descubrió la maternidad y la escritura novelística al mismo tiempo. Su embarazo coincidió en parte con la creación de Frankenstein o el moderno Prometeo, pero la pequeña Clara Everina Shelley no sobrevivió al primer año de vida. En cambio, su novela sigue aquí con la misma intensidad eléctrica y cicatrizante del primer día.

Se publicó en 1818: han pasado 200 años exactos. Dos siglos durante los cuales la criatura no ha parado de crecer, cada vez más monstruosa: no solo se hicieron varias ediciones de la novela poco después de publicarse, también se multiplicaron enseguida las versiones teatrales piratas. Comenzaba su transformación en mito, su destino transmedia.

Frankenstein nació de algo más que el desafío de Lord Byron junto a una chimenea con vistas al lago Lemán en el verano más frío del siglo XIX. Todo lo depositado por Mary Wollstonecraft Shelley en la narración que alumbraría un mito universal -inspirador de casi un millar de obras entre el cine, el teatro y el cómic- tiene relación con las circunstancias extraordinarias que la rodearon desde que nació el 30 de agosto de 1797 en Londres. Y eso incluía dos revoluciones: la industrial y la francesa. Y todas aquellas revoluciones tomaban el té en la casa de Mary atraídas por su padre, el novelista y filósofo radical William Godwin, el primer anarquista.

El propio entorno doméstico se forja contra la convención. Godwin vivía con su segunda esposa, Mary Jane Clairmont, y cinco hijos de diferentes orígenes biológicos. Mary W. Shelley crece marcada por el pensamiento de su madre, la escritora y filósofa Mary Wollstonecraft, que la invita a formarse como una ciudadana concienciada antes que una esposa sumisa. Una madre ausente, cuya tumba era un frecuente rincón de lectura. La autora trasladará su experiencia de orfandad a la criatura literaria, que esparce dolor y muerte porque no tiene quien le quiera. Mary Wollstonecraft escribió lo que se considera el primer tratado feminista.

Tal vez Mary no se educó como habría deseado su madre, fallecida a los 11 días del parto, pero su padre estimuló su intelecto desde primera hora. Los biógrafos sugieren que creció con más pensadores que afectos. “Se sentía sola a menudo y carente de un sentimiento de identidad familiar”, señala James Lynn, “las relaciones con la segunda esposa de su padre eran pobres, y aunque Godwin le dio una buena educación, desatendió sus necesidades emocionales”.

Mary podía escuchar en su casa al poeta Samuel Taylor Coleridge, al inventor William Nicholson o al químico Humphry Davy. Su padre la llevaba a conferencias sobre electricidad y a tomar el té con el divulgador del vegetarianismo John Frank Newton. Todo ese magma intelectual y creativo dejó huellas en Frankenstein: el capitán Walton alude a un poema de Coleridge (“La balada del viejo marinero”) y el gigante mata, pero es vegano. En el mismo arranque de la novela se presenta un viejo amigo de Godwin: “En opinión del doctor Darwin, y de algunos fisiólogos de Alemania, los sucesos en los que se basa la presente ficción no son enteramente imposibles”.

El médico y naturalista Erasmus Darwin, defensor de una teoría sobre el origen único de la vida y abuelo del autor de El origen de las especies, también se evocará en Villa Diodati en el frío verano de 1816. Horas antes de que Mary tenga la visión que alimenta Frankenstein, los poetas Lord Byron y Shelley rememoraron uno de sus supuestos ensayos.

El poeta Shelley se había casado con la oposición de su influyente familia y acababa de ser expulsado de Oxford por propagar el ateísmo. Mary tiene 16 años cuando se fuga con él, aunque en seguida regresan por la falta de dinero. A partir de ahí sus biografías alimentan el mito de la perfecta pareja del romanticismo, con una sucesión de cimas literarias y cadáveres jóvenes: solo sobrevive uno de sus cuatro hijos y, a los 29 años, Percy B. Shelley se ahoga en Italia. En el futuro la escritora se alejará del malditismo y se preocupará por obtener la aprobación social para ella, su único hijo y el poeta muerto.

Ficha
Frankenstein
Frankenstein 
AutoraMary W. Shelley
SelloPenguin Clásicos
Precio390 pesos

De acuerdo a librerías consultadas, esta es la versión más vendida del clásico hoy en Uruguay.

Pero cuando Mary W. Shelley escribe su relato en 1816 para la competición sobre historias de fantasmas, que convocó Lord Byron en el verano más frío del siglo, tiene solo 18 años, un bebé vivo y otro muerto, y una relación escandalosa que finalizará con el suicidio de la primera esposa de Shelley. Ignora que forja un mito universal y que, en aquella familia donde solo contaban los que tenían méritos literarios, rebasará la popularidad de todos ellos.

El 1 de enero de 1818, casi dos años después de la estancia en el lago Lemán, se publica Frankenstein o el moderno Prometeo con una tirada de 500 ejemplares. No lleva firma. Se especula con la mano de Percy B. Shelley (que aporta correcciones al manuscrito). Pero si algún incrédulo ha sobrevivido en estos 200 años, en 2013 perdió la última esperanza. Ese año salió a subasta por 477.422 euros un ejemplar de la primera edición dedicado a Lord Byron “por el autor”. La letra fue autentificada como la de Mary W. Shelley.

En la segunda edición de 1823, la escritora se identifica. En apenas tres años se realizan 10 adaptaciones teatrales diferentes, incluyendo paródicos finales sobre la muerte de la criatura, que irá alejándose de su cultivado espíritu original para convertirse en el imaginario colectivo en un monstruo atornillado y algo bobalicón. La obra se emancipa de la autora. Sus lectores encuentran allí lo que necesitan: terror gótico, anticipo de ciencia-ficción o un dilema ético sobre la ciencia.

El día de Halloween de 1831 se lanza una tercera edición de 4.020 ejemplares. La escritora introduce cambios y acalla a los escépticos: “Ciertamente, no le debo a mi marido la sugerencia de ningún episodio, ni siquiera de una guía en las emociones, y sin embargo, si no hubiera sido por su estímulo, esta historia nunca habría adquirido la forma con la cual se presentó al mundo”. Firma su introducción como M. W. S., aunque la historia de la literatura prescindirá del apellido materno.

Desde entonces no ha parado de crecer en la cultura popular y eso incluye películas y series. En Netflix está disponible The Frankenstein Chronicles, una serie de la BBC y en vacaciones de julio estará en Hotel Transilvania 3. Y para 2019 se anuncia una nueva versión cinematográfica con Javier Bardem en el protagónico. El monstruo nacido hace 200 años en las orillas de un lago, está más vivo que nunca.

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