La violencia como sinónimo de belleza

Aunque el cine de Quentin Tarantino se nutra de los "desechos" de la cultura de masas (el comic, la novela "pulp", el pop), puede ser tan elitista como el de Eric Rohmer, por citar a un exquisito. La primera película de Tarantino en seis años es un claro ejemplo de un film para iniciados. El director construye la primera parte de su díptico de violencia y sangre con un sinfín de citas-homenajes-robos al cine de artes marciales, el animé japonés —hay una magistral secuencia animada—, el spaghetti-western y el subgénero "película de venganza de mujeres", entre otros. Aquellos que estén familiarizados con la serie de películas de Hong Kong sobre El Espadachín Manco, qué traje usaba Bruce Lee en El juego de la muerte o el estilo impresionista y crudo del guionista y dibujante de comics Frank Miller, se deleitarán con Kill Bill.

Esto no quiere decir que los que están fuera de este círculo de entendidos no puedan disfrutar del film. Solo que muchas de las guiñadas del director hacia el público caerán en saco roto. Pero la trama es tan básica que nadie tendrá problemas en acompañar al cineasta en el rojo camino hacia la vendetta. Como lo sintetiza magistralmente el título, Kill Bill trata sobre matar a Bill. Nada más. El camino hacia esa meta fue dividido en dos partes, por lo que habrá que esperar hasta febrero o marzo para ver un deselance tan anunciado como la muerte de Santiago Nasar (Crónica de una muerte anunciada), una estrategia comercial tan evidente como irritante.

Uma Thurman interpreta a La Novia, una integrante de un escuadrón de asesinos profesionales que sobrevive al intento de asesinato por parte de Bill, su antiguo jefe. La Novia queda en coma durante cuatro años. Cuando despierta confecciona la lista de candidatos a morir —preferiblemente de la forma más dolorosa posible— y se aboca a la tarea.

Si la meta no es lo esencial en Kill Bill, sí lo es el trayecto hacia ese enfrentamiento final entre La Novia y Bill, anunciada para el Volumen II. En esta entrega, Tarantino deja de lado algunas de sus marcas de estilo. No hay en esta película diálogos y monólogos chispeantes, tampoco una estructura narrativa zigzagueante y/o circular. En su lugar, el director elige concentrarse exclusivamente en el vértigo y el placer de la acción más pura y sangrienta. Sin embargo, Kill Bill es probablemente la más "tarantinesca" de todas las filmadas por el egocéntrico autor hasta el momento. No solo por la casi infinita cantidad de citas que este fanático del cine mete en los 111 minutos que dura el film. Tampoco por la auténtica devoción de Tarantino hacia un cine considerado alternadamente como "basura" o "buen entretenimiento y nada más" (aunque las influencias del director también incluyen a nombres como el de Stanley Kubrick). Más bien, porque Tarantino enfatiza hasta límites anteriormente inimaginables su forma de filmar y editar.

La inquieta pero siempre fluida cámara, los planos detalle, la edición concienzuda y la minuciosamente diseñada puesta en escena, los brillantes colores que forman parte de su paleta cinematográfica, el singular uso de las canciones en la banda sonora y la omnipresente violencia; todo eso que Tarantino hizo en sus películas anteriores está elevado al cubo en Kill Bill.

En este proceso, marcado a fuego por un desembocado deseo de (auto)placer cinematográfico, Tarantino logra confeccionar una película que convierte a los chorros de sangre, las cabezas decapitadas y las mutilaciones en belleza pura. La acción es casi constante y la imparable pasión de Tarantino por emular y superar a algunos de sus ídolos, como Sergio Leone, contagia y entusiasma, siempre que no se acuda al cine con la intención de que el film tenga un "mensaje" (sobre todo si se piensa que ese mensaje tiene que ser "edificante").

Si la segunda parte de esta película logra estar a la altura de este brillante ejercicio cinematográfico, este consumado cineasta habrá logrado un nuevo hito en su escasa pero valiosa filmografía.

*** *** ***

CRITICA | FABIAN MURO

KILL BILL: LA VENGANZA

Dirección. Quentin Tarantino

Guión. Quentin Tarantino, sobre un

personaje de Uma Thurman

Fotografía.

Música original. RZA

Elenco. Uma Thurman, Lucy Liu, Vivica A.

Fox, Sonny Chiba

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