La obra de un maestro en Salto

Se abrió una muestra de dibujos inéditos de Carmelo de Arzadun en el museo María Irene Olarreaga Gallino de la ciudad de Salto. Con patrocinio de la Intendencia Municipal de aquel Departamento y de la Comisión de Amigos del Museo, esa exposición reúne obras pertenecientes a la colección que Galería Latina posee de la copiosa producción de Arzadun, un artista uruguayo nacido en 1888 y fallecido en 1968. Es una buena política la de fomentar muestras temporarias en localidades del Interior, quebrando el montevideanismo centralizador que suele tener hegemonía sobre la mayor parte de las actividades en materia de arte visual. Esta presencia de Arzadun en Salto permite al público litoraleño entrar en contacto con trabajos del plástico que no han tenido difusión.

Al margen de la obra al óleo o acuarela, que ha tenido como temas dominantes los paisajes urbanos de París y las playas del Uruguay, Arzadun frecuentó con menos notoriedad el pequeño formato que en obras geométricas, pequeños bocetos y gran número de dibujos tiene un encanto, una suerte de intimidad y una delicadeza cromática que vale la pena contemplar detenidamente. En el catálogo salteño, el crítico Alfredo Torres sostiene que "una de las mayores inculturas de un país que se pretende culto, es creer que algo dibujado y sobre papel, vale menos que la obra pintada sobre tela o cartón. Todos nuestros creadores mayores, desde Figari, Barradas, Torres o Cúneo, llegando a Hilda López, Espínola Gómez y ahora Arzadun, ofrecen sobrados testimonios en sentido contrario".

VERTIENTE. "Los dibujos que inspiran estas palabras —prosigue Torres—parecen dar la razón a Espínola" que descreía del dibujo como disciplina autónoma, porque esos trabajos de Arzadun obligan a "deponer el enfrentamiento y se ubican en un territorio incierto, una parcela donde pintura y dibujo se entraman, confunden rasgos, desarticulan normas y definiciones ortodoxas" para concluir que se trata de "dibujos con una densidad, una sustancia, un perfume profundamente pictórico, aún en aquellos donde el trazo del lápiz o del plumón impone predominio de la línea". Esa vertiente de la producción de Arzadun es lo que ahora puede contemplarse en el museo salteño, apoyando un esfuerzo de divulgación a escala nacional cada día más necesario en lo que respecta a los maestros de la pintura.

Como es notorio, las capitales departamentales disponen de museos de artes visuales en que suelen figurar obras de los maestros compatriotas. No todos ellos, sin embargo, están debidamente inventariados o mantenidos como para que la afluencia de público se mantenga con permanencia. En el mapa uruguayo, Salto es una de las capitales mayores, aún en el terreno cultural, con varios museos en actividad. Es lógico que Arzadun figure en su calendario de muestras, pero también sería saludable que ese y otros artistas de gran nivel hicieran escala en ciudades menores, de acceso mucho más restringido a la obra plástica proveniente de la capital.

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