La Misa Criolla en dos versiones

HUGO GARCÍA ROBLES

Hacia los años `60 se produjo un movimiento relativamente renovador en las prácticas musicales de la Iglesia Católica, que intentó llevar al templo los sonidos del ámbito popular en un sentido muy amplio. Así se originaron obras como la Misa Luba que recurría a la música aproximadamente africana. A esta corriente pertenece la Misa Criolla del compositor y músico argentino Ariel Ramírez. En realidad, Ramírez siempre estuvo atento a ciertas voces de la historia y así debe entenderse su serie Los Caudillos, en la cual formas provenientes del folclore como zamba, estilo o milonga eran utilizados con textos que se referían a personajes históricos. Allí se encuentra, precisamente, el estilo Artigas, el Protector.

La Misa Criolla es una obra ambiciosa que recurre a formas hijas del folclore para sostener los textos del Ordinario de la Misa: Kyrie, Gloria, Credo y demás. En el correr de este mes habrá dos ocasiones de escucharla. Mañana jueves 15 de diciembre, a la hora 20:30, en la Parroquia del Cordón Nuestra Señora del Carmen la Mayor, en el templo situado en 18 de Julio 1531, a cargo del Coro de Profundis, Ensemble Profesional, bajo la dirección de Cristina García Banegas, con entrada gratuita. A la salida del templo estarán disponibles bonos de colaboración con destino a la campaña de recaudación de fondos Pro-Templo de la citada parroquia.

A su vez, el domingo 18, a la hora 19:15, en el mismo templo y gracias a la organización y auspicio de la embajada de la República Argentina, la Misa Criolla será interpretada por el folclorista argentino Zamba Quipildor y el coro uruguayo Aparcanto. El programa consta de una primera parte que comprende la Misa Criolla y Navidad Nuestra de Ariel Ramírez, mientras que la segunda parte se titula Zamba Quipildor sigue cantando.

De conformidad con la cercanía de las fiestas navideñas, estas dos ocasiones permiten a los aficionados al canto coral, escuchar la conocida composición de Ariel Ramírez. Es oportuno recordar que Ariel visitaba frecuentemente nuestro país, su madre era uruguaya y sus presentaciones eran un vasto despliegue de las proyecciones populares del folclore, con canto y baile, además de algunas figuras consulares como el ejecutante de charango Jaime Torres.

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