La mirada testimonial de un conjunto de fotografías

Valores. "Obreros de la paz", de Agustín Fernández Gabard

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JORGE ABBONDANZA

"Obreros de la paz" es el nombre que eligió Agustín Fernández Gabard para titular su exposición de fotografías, que se mantiene en el Espacio Cultural Contemporáneo (Plaza Independencia 737) hasta el 21 de noviembre.

Estas fotos no son un ejercicio artístico sino un registro documental. Fueron tomadas por Agustín Fernández Gabard, un uruguayo de 29 años, en el pueblo colombiano de San José de Apartadó para dejar constancia de un movimiento social nacido en esa localidad y denominado Comunidad de Paz, cuyo propósito consiste en resistir pacíficamente las embestidas de la guerra interna que golpea a Colombia desde hace seis décadas. Entre los principios de esa agrupación figuran la participación en trabajos comunitarios, el rechazo a la impunidad y la injusticia, la negativa a intervenir en la guerra, a portar armas y a facilitar información a ninguna de las partes en conflicto.

La muestra que puede verse actualmente en el Espacio Cultural Contemporáneo, permite observar las tareas agrícolas, las movilizaciones de esa gente y hasta algunos retratos personales de miembros de la comunidad, en una hilera de imágenes cuidadosamente seleccionadas para que el público de otros países tenga una idea sobre esa iniciativa popular, que ha funcionado de acuerdo a sus normas durante catorce años y mantiene actualmente unos 1.400 integrantes. De paso, la exposición divulga el costo que ha tenido la actitud desafiante de esos campesinos, porque más de 180 de ellos han sido asesinados desde la fundación del movimiento bajo las balas del ejército, los paramilitares y la guerrilla. Algunas de las fotos muestran los ataúdes simbólicos con que la comunidad ha marchado por calles de Bogotá para pedir justicia.

Más allá de la impecable factura del trabajo de Fernández Gabard y de su sensible empleo del paisaje, el color y la luz, lo que importa es el alcance testimonial de su obra y la posibilidad divulgadora para destacar el valor de una conducta colectiva, que entre otras cosas se resiste al desplazamiento forzado que ha obligado a tres millones de colombianos del medio rural a cambiar de domicilio y de vida para escapar a la violencia armada. Afortunadamente, el prestigio de la Comunidad de Paz ha trascendido las fronteras de Colombia, y entre quienes elogian su trayectoria figura por ejemplo el norteamericano Noam Chomsky, nada menos.

Este aporte fotográfico que caracteriza el humanitarismo con que opera Fernández Gabard, no es un hecho aislado en su actividad, ya que trabajó durante un tiempo con Greenpeace y ha efectuado otros registros gráficos sobre los niños internados en el hospital Pereira Rossell o la presencia de los clasificadores de basura en Montevideo, por ejemplo. Al margen de la notable evolución que la fotografía ha tenido en esta época como lenguaje visual, no debe olvidarse su importancia como herramienta para fijar aspectos de la realidad y difundir su interés. En esa franja se inscribe esta exposición, donde el fotógrafo surge con el perfil de un misionero laico, el de un hombre compadecido de su tiempo y dispuesto a hacer algo para mostrar el mundo y quizá mejorarlo, permitiendo que circulen los ejemplos de una humanidad tan castigada.

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