Falleció Beto Carrero, el gran empresario del espectáculo

Pionero. Creó el mayor parque temático de América Latina

El empresario del espectáculo Joao Batista Sergio Murad, más conocido como Beto Carrero, falleció ayer en San Pablo, víctima de problemas cardíacos. Fue el fundador y propietario del mayor parque de diversiones de América Latina.

El empresario de 70 años murió en la madrugada de ayer de un choque cardiogénico (cuando el corazón no consigue bombear la sangre adecuadamente), tras haber sido sometido a una operación cardíaca, informó el Hospital Sirio Libanés de Sao Paulo.

Murad era propietario del circo O Mundo Mágico de Beto Carrero y del parque temático Beto Carrero World, que ubicado en el litoral del sureño estado de Santa Catarina es considerado como la Disneylandia brasileña, con cerca de 10 millones de visitantes desde su fundación en 1991.

Según sus familiares, su cuerpo será sepultado en la ciudad de Penha, en Santa Catarina, donde está el parque.

El empresario, al que ya le habían implantado una válvula aórtica en setiembre pasado, fue ingresado hace dos días en el hospital de Sao Paulo tras quejarse de cansancio y otros problemas.

Murad, que inició su carrera como locutor de radio y vendedor de publicidad, ganó fama al encarnar un personaje de vaquero del viejo oeste, con el típico sombrero que identifica al parque temático, en presentaciones de televisión y de circo.

Con su personaje participó en películas al lado de la presentadora María da Graza Meneghel (Xuxa) y del humorista Renato Aragao. Pero fue con el negocio del espectáculo que este talentoso empresario cobró fama internacional.

Nacido en el interior paulista, Beto Carrero no provenía del ambiente artístico ni empresarial, por el contrario, perteneció a un hogar pobre, al que ayudaba arriando ganado en haciendas ajenas. Su amor por los caballos lo llevó al mundo del espectáculo, recorriendo todo Brasil con su circo propio.

A partir de allí fue creciendo su imperio, cuya sede central contaba con un millón y medio de metros cuadrados y 1.600 empleados, donde había invertido más de 110 millones de dólares. Pero su gran pasión era el circo itinerante, de los que tenía cinco, que recorrían el mundo, ocupando a unas 600 personas.

"Mis circos son profesionales -comentó en una ocasión a El País-, por lo que viajo por el mundo, visitando Moscú, Los Ángeles o Las Vegas, donde contrato atracciones por dos, cuatro u ocho años. Me gusta el circo, creo en él. Me gusta porque se trata de un espectáculo en vivo, en donde los artistas tienen que mostrar coraje y arriesgarse frente al público".

El duro cowboy brasileño

Beto Carrero se definía como un hombre apasionado, amante del circo y la naturaleza. Su atracción por los western lo llevó a crear ese personaje de cowboy brasileño, con el que forjó su imagen de tipo franco. "En un tiempo recorría mi país sin tener un sitio cómodo donde dormir, viajando alejado de mi familia, y sin saber con qué me iba a encontrar. Pero incluso en los peores momentos siempre creí en mi potencial y hoy puedo reconocer que con el tiempo coseché los frutos de aquel esfuerzo", contó en cierta oportunidad el empresario al ser consultado sobre los inicios de su carrera.

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