El actor argentino Alberto de Mendoza, uno de los rostros más conocidos del cine de los años 50 y 60, falleció ayer en Madrid a los 88 años, debido a una insuficiencia respiratoria, como informó la asociación Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión (AISGE).
Nacido en el seno de una familia española en el barrio de Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires en 1923, De Mendoza desarrolló una doble carrera en la Argentina y en España, donde actuó junto a actrices de la popularidad de Tita Merello, Mirtha Legrand, Graciela Borges, Carmen Sevilla y Sarita Montiel. Sus restos mortales serán cremados hoy en el cementerio de la Almudena, en Madrid, ciudad en la que el actor expiró luego de varios días internado en la Clínica de la Luz.
Su último trabajo, en la película de Miguel Ángel Roca La mala verdad, le había valido el premio al mejor actor en la sección iberoamericana del Festival de Málaga, gracias a su solvente interpretación en la composición de un abuelo machista. El filme había sido estrenado en Buenos Aires a fines del mes pasado, y el actor se excusó de asistir, argumentando problemas de salud.
Galán que hizo los delirios de más de una generación, protagonizó más de 150 películas, entre ellas Tapas, Una abuelita de antes de la guerra, Filomena Marturano (con Tita Merello) y Zorrita Martínez.
Alberto Manuel Rodríguez Gallego González de Mendoza, porteño del barrio de Belgrano y pionero entre los argentinos que triunfaron en las tablas españolas, había nacido el 21 de enero de 1923.
De padres españoles, huérfano a los cinco años, al futuro artista "le mandaron a vivir" a Madrid, en donde se enamoró del séptimo arte en las butacas del Cine Argüelles, y del teatro, cuando se colaba a ver las zarzuelas en el Teatro Lara. Volvió a la Argentina durante la Guerra Civil Española y se fue de vuelta para España en los 1960. Desde entonces, su carrera transcurrió a uno y otro lado del Atlántico.
El intérprete despuntó en los años `60 como uno de los grandes galanes del cine en español, con las más grandes compañeras de romances en la gran pantalla. Su destacada labor no pasó inadvertida por la crítica. De hecho, fue galardonado con dos Cóndor de Plata al mejor actor (en 1958 y 1982), por sus papeles en las películas El jefe, de Fernando Ayala, y El infierno tan temido, de Raúl de la Torre. El año pasado, recibió un Martín Fierro de honor por los 30 años de su exitosa serie El Rafa. En 2009, la AISGE (de la que era el socio número 136), le otorgó el galardón Actúa, en mérito a su trayectoria.
Pero su carrera incluyó también pasajes menos conocidos, como filmaciones en Italia y Francia, en películas de acción, horror y `spaghetti western`. Entre sus muchos compañeros de ruta sobresalieron Alberto Closas, Olga Zubarry, Delia Garcés, Ernesto Bianco, Jack Palance, Telly Savalas, Irene Papas y Peter Cushing.
El actor tuvo tres hijos (Daniel, Belén y Fabián, periodista, psicóloga y publicista, respectivamente), y vivió hasta sus últimos días en la casa de su hija, junto a dos nietos.
Pese a su avanzada edad, tenía planes artísticos, entre ellos grabar una serie de 13 capítulos y estrenar en teatro Las brujas de Salem. "Mi profesión se fue hilvanando sobre la base de observaciones, sin método. Me costó 40 años llegar a ser primera figura y tener una marquesina", dijo en una ocasión.