"El Corsario": otro estilo de sumo interés del BNS

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El corsario

Ficha

Música: Adolphe Adam. Coreografía: Anna-Marie Holmes, según Marius Petipa y Jules Perrot. Asistente: José Martín. Intérpretes: María Noel Riccetto, José Martín, Giovanna Martinatto, Ismael Arias, Guillermo González, Paulo Aguiar. Sala: Auditorio Nacional Adela Reta. Funciones: Mañana y miércoles 5 a las 20:30. Jueves 6, 20:00 horas. Viernes 7 y sábado 8, 20:30 horas. Domingo 9, 17:30 horas. Martes 11, 20 horas.

El viernes último, con el estreno de El Corsario, el Ballet Nacional Sodre volvió a exhibir otra forma diferente de ofrecer buena danza para un amplio rango de público. El despliegue escenográfico y las primeras figuras fueron los puntales de un espectáculo ameno, que no se hizo largo pese a sus tres horas de extensión, y que mostró momentos de gran belleza plástica por parte de los intérpretes.

María Noel Riccetto volvió a brindar su técnica, su talento y su naturalidad, desde una gran calma facial, que a veces se convirtió en una sonrisa, incluso algunos pasajes de gran exigencia física. La delicadeza con que mueve las manos es realmente cautivante.

Junto a ella, el bailarín español José Martín fue su partener justo, desde un estilo muy técnico y controlado, apoyado por una gran complexión física. Fueron muchos los pasajes de este Corsario en los que la pareja se lució, en figuras de toda índole.

Giovanna Martinatto no se quedó atrás, ganando protagonismo desde sus primeras intervenciones hasta las últimas. De hecho, el primer gran aplauso de la velada fue para ella. Otros bailarines, tanto varones como mujeres, hicieron notables aportes desde sus distintos roles.

Ismael Arias y Guillermo González, por citar a dos de ellos, sumaron mucho al resultado del conjunto. Sin embargo, es evidente la distancia que hay entre los bailarines de menos trayectoria y los de carreras mucho más desarrolladas.

El trabajo coreográfico de Holmes, muy dinámico, permitió ofrecer todo un muestrario de formas. En ese sentido esta versión es generosa en las más diversas variantes coreográficas, tanto individuales como de grupo. Es muy interesante el modo en que las acciones están incorporadas a la danza, en particular en los tramos de mayor acción: las peleas entre piratas, los movimientos de los marinos, las luchas a cuchillo, sirven de pretexto para ricas formas coreográficas, que incluyen complejas figuras de gran dificultad.

La escenografía -las tres escenografías- merece renglón aparte, más aun por el efecto de asombro que causan en el público. El barco, las olas, la luna llena, el mercado, el palacio, las telas suntuosas, todo ayuda al clima de fantasía y ensoñación, aunque la obra está también permeada por continuos toques de humor.

El decorado del segundo acto, en la caverna de los piratas, es de esas alegrías visuales que pocas veces brindan los escenarios de Montevideo. Y el truco escénico final (el naufragio), es realmente asombroso y fue muy bien realizado. Desde el punto de vista argumental, El Corsario es un divertimento orientalista. La versión del BNS le supo agregar muy buenos momentos de ballet, servidos en un marco visual que alternó lo dulzón con recursos realmente valiosos.

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