Ayer a las 15:15 se divulgó la noticia de la muerte del cantante argentino Adrián Otero, exlíder de la banda Memphis La Blusera y una de las voces már reconocibles de su país. Fue en un accidente en las carreteras de Córdoba, poco antes de esa hora.
Tenía cincuenta y tres años, fue líder de Memphis hasta 2008, cuando emprendió su carrera solista luego de casi tres décadas al frente del grupo. La Memphis, a esa altura, tenía la marca de ser la más longeva del rock argentino. La voz de Otero, reconocible y fácilmente recordable, es parte indisociable de canciones de la banda como Cosa de hombres, Moscato, Pizza y fainá, La bifurcada o La flor más bella. "Si te vas, no, no, no me voy a matar" decía la breve y pegadiza letra de La bifurcada, el tema más popular en la historia de La Memphis.
"En los últimos años trabajamos mucho en fiestas donde la gente iba a bailar", había dicho recientemente Otero al diario Clarín, con respecto a la banda. "Los shows no eran ningún bajón. Si te ponés a escuchar vas a ver que incluíamos un blues por disco; el resto era pastiche con blues o sin blues. El blues, para mí, fue una cosa tangencial. Yo soy de la literatura".
Sin embargo, el carisma y la voz de Otero junto al poder de La Memphis han sido considerados como los grandes impulsores del blues en la Argentina de los noventa. Tuvieron sus espaldarazos mediáticos, como cuando Tinelli programaba La Bifurcada en la cortina musical de ShowMatch o todas las radios del Río de la Plata la pasaban. El problema estaba en el mismo Otero y sus adicciones.
Cinco años atrás, tuvo una recaída corta pero fuerte, según él mismo contó a un diario argentino. La cocaína y el alcohol lo arrastraron a un pantano, al mismo tiempo que sentía que La Memphis se había convertido en una rutina sin solución que no le aportaba nada al mismo tiempo que él sentía que no le daba nada al grupo. Su terapeuta le indicó una internación y así lo hizo. "No es nada lindo estar encerrado, pero no quedaba otra", contó al diario Clarín. "En enero me encerré en la Clínica del Parque, en Parque Leloir. Mirá: hace poco leí una frase de David Lebón que me pareció perfecta: Cuando tomás cocaína, el alma hace la valija y se va. Empecé a salir despacito. Tomé conciencia de mi estructura adictiva. Leía mucho. Un día, arrodillado en la cama, le escribí una canción a mi mujer. Y me di cuenta de que Memphis pertenecía a un pasado remoto. Y que podía encarar una carrera solo".
Otero se quedó con un tercio de los derechos del nombre de la banda. Los otros dos tercios fueron para Emilio Villanueva, saxofonista y Daniel Beiserman, bajista y compositor, quienes juntos formaron luego la banda Viejos lobos. Otero, quien se despidió del grupo abruptamente, nunca se arrepintió de dejar La Memphis, aún cuando tenía claro que ésta podía seguir siendo la gallina de los huevos de oro.
El final fue de forma tensa. Otero dice que no supo cómo cerrar su historia con la banda de otra forma (les anunció su alejamiento por teléfono), pero seguía reprochándoles que nunca se interesaron por su estado de salud. Con esos sentimientos encontrados pasó a la etapa de Imán, su disco solista.
Al contrario de lo que se podía esperar, Imán se caracterizó por sus baladas y letras optimistas. Las letras fueron hechas sobre las melodías que componía Germán Wiedemer, tecladista de Memphis. Fue la primera vez que este exestudiante de psicología y viajero (en su juventud recorrió América, Europa y África) hacía canciones de esta manera.
No hace mucho apareció en Soñando por cantar, junto a Valeria Lynch y Patricia Sosa, interpretando la canción Juntos a la par. Lejos de los éxitos de La Memphis, su voz seguía marcando presencia allá donde se presentara.