Cuando despidieron al Pato Lucas

| Bugs Bunny se encuentra con Brendan Fraser y el Correcaminos en el nuevo film de Joe Dante

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Guillermo Zapiola

Animación tridimensional y acción viva se combinan en Looney Tunes: de nuevo en acción, producción norteamericana dirigida por el experto en asuntos fantásticos y terroríficos Joe Dante que se estrena oficialmente mañana en varias salas. Los legendarios personajes de los cortos animados de la empresa Warner Brothers se entrecruzan con actores de carne y hueso, en un procedimiento que remite a los antecedentes de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988) de Robert Zemeckis y Space Jam (1996) de Joe Pytka: como se recordará, en el último de los films nombrados el imbatible Bugs Bunny se encontraba con el no menos invencible basquetbolista Michael Jordan.

Bugs Bunny reaparece en esta película de Joe Dante, pero los problemas empiezan realmente por otro lado. Sensatamente, la empresa Warner Brothers decide al comienzo del film (debería haberlo mucho antes) despedir al irascible pato Lucas, quien no cesa de protestar por los papeles secundarios que se le ha venido obligando a desempeñar para mayor gloria del estrellato del Conejo. Puesto de patitas (o de plumas) en la calle, Lucas se verá empero involucrado muy pronto en una aventura inesperada. El guardia de seguridad y aspirante a doble de riesgo que lo echa (Brendan Fraser) se entera de que su padre (Timothy Dalton, que supo ser 007), famosa estrella de cine, es en realidad un agente secreto. Dalton ha sido secuestrado por el villano de turno (Steve Martin), presidente de la nefasta Corporación Acme, que pretende apoderarse del misterioso diamante Mono Azul, dotado al parecer de poderes extraordinarios.

Seguido de cerca por Lucas, Fraser se lanza a la búsqueda de su padre, con la interferencia de una ejecutiva de Warner (Jenna Elfman) que arriesga perder su empleo si el pato no vuelve, y el inevitable Bugs que pese a todos los pesares quiere seguir teniendo a Lucas como "patiño". Seres humanos y "Toons" vivirán juntos una aventura que los lleva de Las Vegas al Louvre y de las junglas de Africa a la secretísima Zona 52, un proyecto de alojamiento de extraterrestres del gobierno norteamericano para disimular el cual se ha creado la más pública (y mítica) Zona 51. Hay agitaciones, sorpresas, golpes y porrazos y (se asegura) mucho humor. También hay varias "estrellas invitadas" animadas, desde Marty el Marciano a Piolín y Silvestre, desde Yosemite Sam al Coyote y el Correcaminos o el malhumorado y voraz Demonio de Tasmania

EQUIPO. Escrita por Larry Doyle a partir de los inolvidables personajes de los cortos animados de la Warner, Looney Tunes: de nuevo en acción ha sido dirigida por Joe Dante, quizás la más adecuada elección posible de un cineasta del mundo occidental para el tema. Formado junto a Roger Corman, el legendario productor de films de clase B, Dante comenzó dirigiendo asuntos de terror de bajo presupuesto como Piraña (1978), un pasatiempo ingenioso y menor que fue misteriosamente prohibido en el Uruguay por la dictadura militar, al parecer molesta porque había un militar involucrado en un negociado con los terrenos anexos al río en el que los bichos del título perpetraban sus depredaciones.

A partir de ahí, Dante se convirtió en una suerte de cineasta "de culto" que aportó casi de inmediato Aullidos (1980), una relectura del clásico tema terrorífico del Hombre Lobo en la que había crueldad pero también originalidad y mucha cita cinéfila. Luego se vinculó con Steven Spielberg, para quien trabajó en uno de los episodios de Al filo de la realidad (1983), una adaptación para pantalla grande de la legendaria serie de televisión de Rod Serling Dimensión desconocida, y en los dos films de la serie de Gremlins (1984 y 1990). En el medio hizo también Los exploradores (1985), una historia de ciencia ficción no carente de gracia, y Mujeres amazonas de la luna (1987), una parodia de las berreteces de clase Z de los años cincuenta cuyo mayor defecto era que resultaba imposible superar, con humor voluntario, el humor involuntario de sus modelos.

En una línea similar hizo Viaje insólito (1987), una fantasía sobre miniaturización y espionaje, y S.O.S., vecinos al ataque (1989), una comedia con elementos fantacientíficos sobre invasores de otro mundo. Más cerca se lo vio muy seguro de sí mismo en la comedia cinéfila Matinée (Matinee), en la que homenajeó a otra leyenda de la clase B (William Castle) y jugó un inteligente paralelo entre los terrores "de biógrafo" de sus películas fantásticas con los sobresaltos reales de la crisis de los misiles soviéticos en Cuba de octubre de 1962. Otra vez para la empresa productora de Spielberg realizó también Pequeños guerreros (1998), una fantasía que tenía lo suyo. Es la clase de individuo que necesariamente tiene que divertirse haciendo una película con los personajes de Looney Tunes.

Unos tipos realmente animados

Warner Brothers estrenó en 1930 su serie Looney Tunes, a cargo del productor Leon Schlesinger. Todas las empresas productoras cinematográficas norteamericanas tenían en ese momento su producción de cortos de dibujos animados, que se presentaban como complemento antes del largo de turno, y todas debían competir de un modo u otro con la compañía Disney, que poco a poco se fue afirmando como la más importante del mercado. Aunque no se puede negar, por supuesto, la importancia industrial y a veces creativa de los hermanos Max y Dave Fleischer, responsables de Betty Boop, de Popeye y del largo Gulliver en el país de los enanos, o de los muñecos animados ("Puppetoons") del húngaro George Pal para la empresa Fox, fueron sin duda los Looney Tunes quienes generaron un mayor número de seguidores fervientes, convirtiéndose en los principales competidores de los clásicos personajes de Disney.

Dibujados por animadores legendarios como Chuck Jones, Friz Freleng, Bob Clampett, Bob McKinson o el monumental Tex Avery, con el apoyo vocal de Mel Blanc (que hacía las voces de todos los personajes) y el acompañamiento musical de Carl Stalling, los Looney Tunes lanzaron a la fama a Bugs Bunny (el Conejo de la Suerte), el pato Daffy (Lucas), el chanchito tartamudo Porky, Elmer Fudd (Gruñón), Yosemite Sam, Tweetie y Sylvester (Piolín y Silvestre), el Coyote y el Correcaminos, el Demonio de Tasmania, el donjuanesco zorrino Pepe La Pew y otros.

Frente a la tendencia al ternurismo y el toque sentimental de los estudios Disney, Warner esgrimió en sus Looney Tunes un humor enérgico, dosis de sarcasmo y un dinamismo destructor que más de una vez debe de haber sobresaltado al Tío Walt. Llenaron toda luna época del cine, tuvieron su sobrevida en televisión (con una prolongación "modernizada" a cargo de la empresa de Spielberg) y ahora vuelven a la pantalla grande. Junto con el lanzamiento de Looney Tunes: de nuevo en acción, la empresa Warner se propone acompañar cada nuevo estreno suyo con un cortometraje de producción reciente con los inolvidables personajes.

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