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Crónica de una visita a Pixar y de un primer vistazo a la película "Toy Story 4"

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Toy Story 4. Foto: Difusión

EL PAÍS EN SAN FRANCISCO

La nueva aventura de los juguetes llega este jueves a la cartelera

Estoy en las afueras de San Francisco y Claudio de Oliveira, uno de los animadores de la casa, me está enseñando cómo hacer mi propio Forky, el recién llegado que es uno de los centros de Toy Story 4. A pesar de la complejidad de una producción de Pixar, Forky es una combinación de hilo, un palito de helado y, principalmente, una cuchara de plástico. Igual no hay manera de que me quede como le quedó a De Oliveira, un brasileño que hace una década trabaja en Pixar y que tuvo a su cargo la creación del personaje más sencillo y encantador de la nueva Toy Story.

Sencillo, claro, es un decir, porque como nos demostraron durante toda un día en los coquetísimos estudios que la compañía que revolucionó la animación tiene en Emeryville, a unos 10 minutos del centro de San Francisco, nada es sencillo en Pixar. Toy Story 4, por ejemplo, llevó cuatro años de trabajo y un montón de gente. Si uno de los secretos de la película, como le contó a El País Craig Foster, su director de artes gráficas, está en los detalles, hay un ejército de soldados dedicado a eso.

Son todos jóvenes, se visten informalmente y disfrutan de unos estudios que se parecen a un campus universitario: es lo que uno se puede imaginar de un ambiente laboral moderno. Los empleados, muchos de los cuales están instalados en oficinas en el edificio Steve Jobs, bautizado en honor al fundador de la empresa, disfrutan de una piscina, cancha de beach volley y un enorme parque, entre otras amenities, mientras crean la magia que después va a encantar al mundo. El sistema es tirando a fabril, pero se recompensan las iniciativas y se puede ser parte de una película de la que todo el mundo va a hablar.

El sistema, sin embargo, se parece al clásico sistema de estudio de Hollywood, donde cada parte se dedica exclusivamente a un detalle, sea el realismo de la lluvia, o a crear todos los carteles que aparecen en escena (y revisar con los abogados que no se parezcan a nada existente), o a crear un personaje.

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Los que toman las decisiones, sí, peinan canas, como por ejemplo el diseñador de producción Bob Pauley y Bill Reeves, el supervisor global de tecnología, que están desde el primer Toy Story, y eso fue en 1995. Se ríen de anécdotas de aquellos u201cprimitivosu201d tiempos y cómo, por ejemplo, les costaba, hacer escenas que hoy son las más fáciles de hacer.

El trabajo en una película como Toy Story 4, en el que el equipo responsable -donde están los productores, el director, el director de fotografía, el diseñador y la supervisora de la historia- supervisan, aprueban o rechazan los casi 300 bocetos y dibujos de las alrededor de 30 secuencias que tiene la película, y que si no son aceptados hay que volver a hacerlos, verlos, ordenar nuevos cambios y volver a empezar, es duro.

u201cTodo ese proceso nos lleva unos cuatro años de idas y vueltasu201d, contó Valerie LaPointe, supervisora de la historia.

Ha cambiado mucho la tecnología en estos 25 años desde la primera Toy Story y es increíble, por ejemplo, lo que le costó hacer algunas cosas de la primera que, en su momento, parecieron tan realistas y hoy se ven toscas. Basta con ver la evolución de Andy, el dueño original de esta pandilla de juguetes, que pasó de ser una especie de monstruo a un grado de refinamiento y detalle asombroso.

El realismo de Toy Story 4, al menos en los casi 45 minutos a los que tuvo acceso a El País en esa mañana en San Francisco, es una parte importante del atractivo renovado de la saga. Hay que ver los detalles del paso del tiempo en la ropa de Woody, algunas rasgaduras en el traje de Buzz o la porcelana vieja de Bo Peep, un regreso esperado. Para conseguir eso, los equipos de trabajo, hacen un trabajo de campo gigantesco que incluye, entre otras cosas, estudiar los reflejos en distintas clases de botellones. Es una locura, pero lo cuentan con total tranquilidad.

u201cLa tecnología avanzó mucho y lo aprovechamos para que la película sea increíbleu201d, dijo Jonas Rivera, productor de Toy Story 4, que empezó en Pixar como su primer pasante y ganó un Oscar por Intensa-mente. Acepta, eso sí, el desafío de continuar una historia que, muchos de los seguidores creían cerrada con el final de la tercera parte, esa en que lloramos todos cuando Andy se va a la universidad.

u201cHabía más cosas para contar, y encontramos un ángulo interesanteu201d, cuenta el director Josh Cooley.

La nueva película sigue las peripecias de Woody cuando sale a buscar a Forky, el juguete que hizo Bonnie (la niña que heredó los juguetes de Andy en su primer día en el jardín). Forky no se considera un juguete y esa crisis existencial es uno de los motores de la película. Otro parecería ser sobre Woody necesitando salir de su zona de confort, y expandir su mundo.

En la aventura participan todos los viejos conocidos, y un par de ingresos: Duke Caboom, el hombre de acción de un doble de riesgo canadiense, y los peluches Ducky y Bunny parecen divertidos; y la muñeca Gabby Gabby, aterradora. También reaparece Bo Peep, la muñeca de porcelana que era el interés romántico de Woody en la primera parte, pero ahora convertida en una temeraria heroína. El proyecto se llamó internamente Peep, contó a El País, el director Josh Cooley, y originalmente la historia estaba más centrada en el romance entre Bo Peep y Woody; finalmente se inclinaron por una película de aventuras.

Las voces originales vuelven a ser las de Tom Hanks como Woody y Tim Allen como Buzz Lightyear. A ellos se suman, esta vez, Keanu Reeves como Duke Caboom, y Annie Potts como Bo Peep.

Las primeras reacciones a Toy Story 4 han sido muy positivas y Variety, la revista especializada, la eligió entre las mejores películas en lo que va del año.

Y hace un mes, en los estudios Pixar, ya se sentía el entusiasmo. Y cierto nerviosismo porque, incluso en el lugar donde todo parece hacerse bien, hay nervios por un estreno. Y uno preocupándose por un Forky hecho de apuro en una tarde en San Francisco.

Repaso

Una historia eterna que revolucionó la animación

La primera Toy Story se estrenó en 1995 y fue la primera película totalmente digital. Estuvo nominada en categorías de los Oscar y se llevó uno para John Lasseter, el director, por el increíble salto tecnológico que aportaba la película. Fue, sin duda, una revolución del paradigma de la animación y que convirtió a Pixar, que hasta entonces había hecho unos pocos cortos, en la vanguardia tecnológica; hoy, Pixar es parte de Walt Disney Co. La segunda parte se estrenó en 1999 y la tercera, y la mejor en su combinación de tecnología y emoción, en 2010. Entre las dos ganaron tres Oscar. Toy Story 4 está dirigida por Josh Cooley, quien escribió Intensa-mente y era un niño cuando se estrenó la primera Toy Story.

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