CINE
Luis Ara e Ignacio Jaunsolo, productores de la primera ficción uruguaya para Netflix hablan de los desafíos del rodaje, las locaciones y los actores
Hay veces que todo se alínea para que salga bien un proyecto. Eso es lo que les pasó a Luis Ara e Ignacio Jaunsolo, los productores de la película Togo, la primera producción de Netflix en Uruguay.
Ara y Jaunsolo son directores de las productoras Trailer Films y Ska Films y han realizado documentales (Andes mágico, Gonchi, Jugadores con patente, Alaxis Viera, una historia de superación) que se han estrenado en plataformas de streaming, pero nunca habían producido ficción. Menos una que se fuera a verse al mismo tiempo en 190 países y que llegó a 221 millones de usuarios.
“Había un poco de nervios porque es una gran responsabIlidad, pero a la vez teníamos la tranquilidad que da la experiencia. Además, teníamos el apoyo y confianza de la plataforma”, dijo Ara a El País. “También había un buen equipo profesional, entre 80 y 100 personas. Eso le quitaba presión a la situación”.
El pensar en hacer esta película surgió luego que Jaunsolo se encontrara con Adrián Caetano y le comentó que tenía un libreto, se lo mostró, ellos vieron que tenía potencial y así iniciaron las conversaciones con la plataforma.
“Netflix se entusiasmó enseguida tanto con Adrián como guionista y director como con nosotros como productores. Les pareció una buena combinación para hacer la primera película en Uruguay, y a partir de ahí comenzó el proyecto que logramos estrenar e miércoles”, comentó Ara.
Igual, hacerlo no es tan simple como llamar a Netflix y decirles que tiene una película: Caetano le ha dado a la plataforma algunos de sus éxitos (El marginal, Apache), además de ser un director prestigioso con películas como Un oso rojo y Crónica de una fuga. Ara ha estrenado en Netflix, documentales como Andes mágicos y Perú, tesoro escondido.
“Hay etapas que tienen que ver con la parte financiera, los costos, la parte creativa que fueron pasando sin problemas”, dijo Ara. “Fue bastante ágil y un proceso relativamente rápido para lo que usualmente demorarían en hacerse estas cosas”.
“Si hacemos una analogía futbolera, teníamos una buena delantera con el director, y nosotros dos por las puntas”, dijo Juansolo quien viene de la fotografía y es su debut como productor. “Por supuesto que era una gran responsabilidad, pero en ningún momento sentimos presión alguna. Netflix siempre estuvo para apoyarnos en todo, y su equipo estuvo a la orden de lo que necesitáramos. Eso hizo que te sintieras parte de un equipo y por eso fue muy sencillo el proceso”.
Ese proceso comenzó el 12 de octubre de 2021, el primer día de rodaje. En menos de un año se filmó, se edito, se posprodujo y se estrenó.
“Esto también habla de nosotros como organizadores de los equipos, de Adrián como director y montajista, y de ese ida y vuelta con Netflix que de primera le gustó lo que vieron”, dijo Ara. “La plataforma depositó mucha confianza y cuando vio el resultado dijo que era lo que estaba esperando. Así que no hubo idas y vueltas sino una aceptación y conformidad inmediata”.
Las locaciones de "Togo"
Togo se ambienta en un universo de pocas cuadras, cerca la rambla de Palermo, entre la Embajada de Alemania, una plaza y un supermercado. Ese universo es el que Caetano transitó a diario desde que llegó de Argentina escapando de la cuarentena obligatoria.
A medida que Caetano comienza a caminar por la zona, se reencuentra con su Montevideo y también empieza a notar el fenómeno de los cuidacoches.
La película sigue a uno de ellos (Togo, interpretado por el argentino Diego Alonso), un exboxeador tullido que cuida su cuadra y se enfrenta a unos narcotraficantes barriales que quieren distribuir justo en su esquina. Además, establece un vínculo con una adolescente que huyó de su casa. Caetano lo presenta como un western.
Encontrar a Togo
Para hallar los actores se hizo un cásting en Uruguay, pero Togo no se dignaba a aparecer contaron sus productores. “En un momento Adrián nos planteó que debíamos probar a Diego Alonso y nos terminó convenciéndo que era ideal para el personaje”, dijo Jaunsolo. Eso se da porque director y actor han trabajado mucho desde hace tiempo.
Alonso había trabajado con Caetano en Tumberos hace 20 años; fue su primer éxito.
“Cuando veías a Adrián y Diego en el set caminando, parecía que estaban charlando y antes de comenzar a grabar estaban en la esquina hablando, riéndose, pero volvían y salía la escena maravillosa”. dijo Jaunsolo. “Ese jugar de memoria entre director y protagónico es fundamental”, comentó Jaunsolo.
Están particularmente orgullosos del trabajo de Catalina Arrillaga, quien interpreta a Mercedes, la niña en problemas.
“Es increíble lo que creó Catalina”, dijo Jaunsolo. “Ella es una actriz con una ductilidad maravillosa. Imaginate, cuando filmó tenía 17 años, iba con los padres al rodaje y no tenía experiencia en audiovisual. Venía de una escuela de teatro, y cuando empezamos a ver los primeros cortes de la película quedaban impactados por el manejo actoral que tiene”.
Para mostrar ese mundo, más de 90 por ciento de las escenas ocurren en locación, lo que siempre es un riesgo.
“Cuando armás el plan de rodaje decís: mañana puede ser que llueva, pero tengo un interior que puedo hacer en ese lugar’; nosotros teníamos cuatro escenas en interiores, nada más”, contó Ara. “Y entre el 12 de octubre al 10 de noviembre pasamos por lluvia, frío, calor de 30 grados, entonces todo eso hacía que se tuvieran que cortar algunas escenas por el clima, y se volviera a filmar cuando regresaba el sol o se iba el viento”, dijo Ara.
Eso no alteró el cronograma original. “Teníamos pensado filmar 20 días y lo hicimos en 22, así que todo cuadró”, dijo. “Tuvimos un ángel en el tema del clima”. El cine precisa de esas cosas.
Tampoco hubo inconvenientes por filmar en pandemia. “No fue complicado porque estaba todo abierto cuando empezó el rodaje, así que trabajamos tranquilos”, comentó Ara.
Para rodar en la ciudad, se gestionaron permisos del departamento Locaciones de la Intendencia de Montevideo que es quien facilita los trámites para, por ejemplo, cortar calles.
“Muchas veces teníamos que golpear la puerta de los vecinos a las 10 de la noche para recordarles que más tarde íbamos a estar filmando y que teníamos que entrar a esa casa. Los vecinos estaban copados de estar siendo parte del proyecto”, dijo Jaunsolo.
Claro que filmar entre un supermercado y un edificio de apartamentos no fue tan sencillo. “Cuando los vecinos tenían que salir con sus autos, había que frenar todo, dejarlos salir y retomar la toma. Pero el barrio Palermo nos trató de maravillas”, comentó Ara.