HUGO GARCÍA ROBLES
La nutrida descendencia de Juan Sebastián Bach incluyó varios músicos de talento. El más dotado de todos ellos fue Wilhelm Friedemann, el hijo mayor y en quien el padre depositó sus mayores esperanzas. Lamentablemente la vida disoluta arruinó las virtudes de este artista que, además, fue responsable de la desaparición de buena parte de las obras de su padre.
Por el contrario, Johann Christian, el menor, conocido como el Bach de Londres, porque se afincó en la capital británica, fue un artista que tuvo parte importante en el proceso del barroco al clasicismo vienés.
El segundo de los hijos de Juan Sebastián, Karl Phililipp Emanuel, conocido también como el Bach de Berlín, hizo honor a los genes, no solamente por su vida dedicada a la música con acierto, también por la disciplina que desplegó en todo momento. Se calcula que creó una setecientas obras y su ensayo "Sobre la verdadera manera de tocar el clave" es una referencia inexcusable en la historia de los instrumentos de teclado.
Desde 1738 se instaló en Berlín y dos años más tarde era clavecinista de cámara de Federico II, el Grande, quien como se sabe era gran aficionado a las artes, a la música en particular. Este talentoso monarca fue discípulo de Quantz en flauta y se ensayó no sólo como ejecutante, también como compositor.
Karl Philipp representa un impulso importante en la influencia del estilo galante francés y desde este punto de vista, como sus hermanos en general, refleja un alejamiento de su padre y del estilo barroco.
En cierto modo también Federico era tributario del gusto francés y no en balde su palacio se llamaba "Sans souci".
En todo caso es interesante advertir que tanto el monarca como el hijo fueron en un momento los que recibieron la visita del padre. En efecto, Juan Sebastián Bach llega a Berlín en 1747, tres años antes de su muerte. Federico no aguarda un instante y lo recibe. En el encuentro Bach se ensaya ante Federico en el clave y el rey le dicta un tema para que Bach improvise en el momento sobre él.
A su regreso a Leipzig, Juan Sebastián retoma el tema y lo utiliza en una serie de composiciones, básicamente dirigidas a tratarlo en formas contrapuntísticas, con una sonata además para flauta, violín y clave, que envía a Federico bajo el nombre de Ofrenda musical.
La composición incluye ingeniosos juegos verbales: una frase que describe la utilización del tema "regio", es decir, dictado por el rey, al leerlo utilizando la primera letra de cada palabra, surge la voz "ricercar", una de las formas contrapuntísticas que Bach emplea al tratar el tema de Federico. El mundo del maestro de Leipzig era el pasado barroco que hundía sus raíces en ese universo intrincado que los hijos cambiarían.