SEBASTIÁN AUYANET
Hace unos días, Adrián Dárgelos y Mariano Domínguez, voz y guitarra de una de las bandas de pop rock más convocantes de la región, visitaron Montevideo para hablar de su nuevo trabajo, un conjunto de canciones en el que prima el "menos es más".
"Los tiempos de la realización y difusión de discos cambiaron bastante desde 2001", explica pensativo Mariano en un sillón del hall del hotel Radisson mientras intenta responder algo que para él es natural: ¿por qué Babasónicos hace una gira por países sólo para presentar un nuevo trabajo?
Es que el procedimiento, en tiempos en que los sellos multinacionales suelen conceder pocas entrevistas con artistas internacionales (mucho menos visitas promocionales) es una práctica común para una banda que desde 2001 parece desmarcada del resto de los grupos de la región en ambiciones y éxito entre fronteras.
Los "Baba", una banda de la cual -prejuicio mediante, y por situación de relevancia a nivel latinoamericano- no se esperaría un trato personalizado, decidió enviar a dos de sus miembros exclusivamente para hablar de Mucho, en medio de una gira que los tiene tocando por toda la Argentina. "Cada vez es más complicado poder vender discos, entonces queremos hacer todo lo que podamos junto con el sello para conseguir difundirlo lo más que podamos", explica con simpleza el guitarrista. Eso basta y quizá hasta sume una razón de peso que exceda a la música para entender por qué les va tan bien.
Otra de las explicaciones seguro tendrá que ver con la ausencia de ataduras a nivel de formato. Babasónicos fue el primer grupo argentino en editar y distribuir su disco en teléfonos celulares. Mariano explica: "Nos pareció novedoso. El CD como formato está en decadencia, y básicamente la mayor parte de la música se escucha en otro. Nosotros no tenemos un prejuicio con el traslado de la música. Como antes era un casete o un vinilo, ahora es por teléfono".
-Pero y con la calidad de la música y lo que se escucha ¿no significa apadrinar un formato menor?
-Bueno, después podremos hilar más fino y yo te podré decir que se escucha mejor o peor en uno u otro. Pero nosotros antes que nada queremos que la gente nos escuche. Y de todas formas, no grabamos el disco como para que se vehiculice en un celular, sino para escuchar en un CD. Pienso que todo el mundo debería seguir grabando así, y no para que lo escuchen por un parlante de un teléfono.
La conversación sobre soportes se extiende porque la banda tiene claro el tipo de disco que quiere hacer, en sintonía con los tiempos que corren. Mientras Dárgelos llega, saluda y se acomoda en la mesa, Mariano sigue: "Discos como Anoche (2006) ienen una carga de pensamiento nuestra que tiene que ver con la cantidad de canciones. Cuando el formato era disco o vinilo, no se podía hacer discos de mucho más de diez temas. Pero cuando llega el CD se genera un vicio de hacer discos largos, de 80 minutos, a mi juicio con mucho relleno. Nosotros alguna vez hemos hecho un disco largo como Miami (1999), pero a partir de Jessico ya empezamos a percibir que algo iba a pasar con el formato. Era 2001 o 2002, los iPods eran algo muy raro de encontrar acá, pero ya veíamos que la cosa iba a cambiar. Y eso se tradujo en un formato más corto, incluso fragmentado. Y mirá lo que es ahora: podés escuchar algunas canciones o comprarlas por separado".
Los tiempos de Miami y los anteriores discos llevan a conversar sobre el cambio de identidad musical del grupo, esa que llegó con Jessico y que, por cuestiones del azar, el mercado o la tendencia mundial, les abrió las puertas de la masividad. "Ojo, nosotros en los noventa creíamos que lo que teníamos que hacer era lo que hicimos", aclara. "En Pasto (1992) queríamos ser populares y ahora también, no fuimos del elitismo a lo popular por motu propio, sino que cambió el medio. Y cambiaron las reglas del juego varias veces".
Pero su identidad, que mutó a un sonido menos barroco y oscuro y más cercano al glamour del pop-rock guitarrero, sintetizado y moderno, coincidió con la apertura de los medios argentinos a nuevas bandas de rock, según cuentan ambos músicos. Y a pesar de la antinomia "rock cuadrado - rock inquieto", Babasónicos comenzó a tocar entre 120 y 150 shows por año con lleno total, incluso fuera del Cono Sur (son estrellas en México hace años).
Esa fórmula llena de estándares babasónicos se refina en Mucho, nombre que parece jugar con la cantidad de cosas que se pueden decir haciendo uso de menos recursos poéticos y sonoros, lo cual se percibe con facilidad. Si el anterior Anoche era una seguidilla nerviosa de temas y se ayudaba de ganchos entre tema y tema para mantener al escucha, en Mucho el disco transcurre con mayor sutileza y sin sobrecarga de sonidos por los oídos con pausa y espacio, según comentan los músicos.
"Ahí está la magia de la mezcla", explica Adrián. "La mezcla de Mucho es menos artificiosa, más sutil. La idea era que la armonía no estuviera declarada en todos los instrumentos, que es algo que sí pasaba en Anoche, sino que eso se dé en concordancia entre tu oído y lo que dicen algunos de los sonidos, que la música no te diga todo", añade sobre la sonoridad de este desfile de personajes que contradicen la linealidad de un personaje mundano. "Las características de todos los personajes de este disco están exageradas. Tipos como el de El ídolo o el que proclama en Yo anuncio exceden la condición humana", comenta.
-Las letras también dejan la sensación de decir más con menos... ¿Creciste en ese sentido?
-(Adrián) Creo que estamos conformes con la forma en que las letras salen al encuentro de distintas temáticas... (se detiene y piensa). Creo que las letras de Mucho son buenas porque no persiguen describir. Es interesante escribir y no describir el tema, sino que el encuentro se suscite entre escritura, música y escucha. Pero hay un vehículo emotivo y que se transporta, que te llega pero que no está puesto de manifiesto. A mí me parece que esto es algo nuevo. Entre lo que se dice y lo que se escucha, conectás en un punto en el que quizá yo te convenzo de que te estoy diciendo algo que en realidad no tiene nada que ver con lo que decodificás. Pero en algún momento hay una complicidad entre vos y yo. Ni yo te digo precisamente, ni vos sabés qué, pero hay alguna posibilidad de que hayas entendido lo que te quiero decir.
El sonido "Mucho" y la mano de un tal Phil Brown
"No creo que Mucho sea un disco maduro, aunque mucha gente cree que cuando una canción se toma un respiro suena más madura", opina Mariano. Cada vez que se trata la identidad sonora del nuevo disco, la referencia es Phil Brown, ingeniero de mezcla legendario (trabajó en el IV de Led Zeppelin, discos de Jimi Hendrix, toda la carrera solista de Robert Plant y discos como Catch a fire de Bob Marley, entre otros) que trabaja con el grupo desde Anoche. "Imaginate tener de repente a un amigo personal de Robert Plant y el primer técnico del sello Island, mezclando contigo y contándote anécdotas en el estudio..." se engancha Dárgelos. "Creo que los genios como él tienen cierto olfato de aventura que lo movió a buscar una banda en español, algo que nunca había hecho". Sobre el trabajo de Brown, ambos explican que ese sonido sutil de las canciones de este nuevo disco tiene que ver con su mano: "El encargo fue que nos hiciera sonar en el disco como una banda con 20 años de carrera en vivo, que sabe alternarse los volúmenes y que tiene matices. Si uno quiere tocar más fuerte que el otro arriba del escenario, esa comunicación que no tiene una banda con un solo disco y pocos años. El sonido tiene una física y la tenés que administrar bien para que cada instrumento `te suene` donde nosotros queremos que te suene cuando lo escuchás. Eso no es nada sencillo. Él tenía que lograr eso en la mezcla final y lo consiguió. Para nosotros era imposible que alguna vez trabajara con nosotros, pero es que así son esas cosas al principio, hasta que un día le mandás un correo y se terminan dando".
Como un ringtone
La distribución previa de Mucho vía celular (el primer disco en llegar primero vía teléfono, con un modelo de la marca Motorola, semanas antes de aterrizar el disco), activó una discusión sobre nuevos formatos y estándares de calidad: "Para nosotros prima llegarle a una mayor cantidad de gente. Grabamos un CD, pero en definitiva queremos que llegue".
"Todavía generamos cierto encono dentro de la crítica"
Cuando se le pregunta a los músicos de Babasónicos si sienten a la performance en vivo como asignatura pendiente para la gira de este nuevo disco, ambos se sorprenden y reflexionan. Dárgelos se adelanta: "Somos una banda con 120, 150 conciertos por año... Creo que muchas veces depende del lugar. Quizá la última vez que vinimos acá (tocaron en el boliche La Estación con fallas propias de la acústica del lugar) el problema fue de la locación; nuestro técnico en vivo es el mismo con el que grabamos".
Domínguez añade: "En Argentina a lo mejor te lo remarcan porque hay gente que espera cosas de nosotros que no vamos a hacer. Por ahí se aplaudirían ciertos gestos demagógicos y de arenga, por ahí más fascistas, que no hacemos". El cantante remata con la estadística como argumento: "No hemos crecido por la venta de discos sino por la cantidad de entradas que cortamos, o sea que eso debería funcionar. Todavía generamos cierto encono en la crítica, quizá porque no tenemos ese estilo, pero a mi juicio el público nunca se va sin la sorpresa, sin el impacto. Algún fallo de sonido puntual en una mala noche puede haber, pero la gente siempre vuelve".