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Cerati: La eterna fuerza natural

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Gustavo Cerati. Foto: Archivo.

Lo único que sé es que cuando me quieran poner en un lugar me van a ver salir. No siento que haya un lugar específico. El lugar es el que uno genera por su propio espacio. Realmente no creo que haya nadie que pueda ocupar el lugar que yo ocupo. Así como no me interesa ocupar el lugar de nadie más".

La cita, una de tantas extraída de Cerati. Conversaciones íntimas de Gustavo Bove, define muy bien al argentino; no hay definición posible. Cerati fue el líder de la banda de rock pop más importante de habla hispana desde México hasta Tierra del Fuego, pero también el que se volcó a proyectos alternativos de música electrónica. El que cuando todos esperaban otro disco de Soda Stereo se desmarcó con uno solista como Bocanada (1999), que iba en dirección opuesta. Y el que cuando algunos lo daban por "olvidado" volvió a patear la industria musical de la región con dos álbumes de enorme alcance como Ahí vamos (2006), volviendo al rock de guitarras, y Fuerza natural (2009), sintetizando y llevando a su mejor expresión toda su idea musical. Queda la sensación de que Cerati estaba en su mejor momento (o al menos en uno de sus tantos mejores momentos) cuando se vio obligado a dejar la música. Solo basta con escuchar estos dos últimos discos.

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Y es justamente sobre este período como solista que se centra este libro del periodista musical argentino Gustavo Bove, que reúne en sus páginas tres extensas entrevistas que le realizó al músico en tres puntos clave de su trayectoria. La primera es del año 2000 y corresponde al período de Bocanada, posterior a aquel mítico "gracias totales" de Soda Stereo. La segunda coincide con el tercer álbum solista de Cerati, Siempre es hoy (2002). La que cierra el volumen pertenece a un período inmediatamente posterior a la salida de Ahí vamos.

El libro, además, incluye un prólogo muy personal de Richard Coleman, músico de apoyo de Soda Stereo y compositor junto a Cerati de varios de sus mejores temas como solista. Hacia la mitad, también, hay varias fotografías de sesión a cargo de Guido Adler y Alejandro Guyot.

El libro funciona muy bien como rápido acercamiento a la mente creativa de Cerati, a su manera de entender la industria, su propio arte y su lugar en la música argentina. (Un detalle a mencionar es el dudoso uso de las comas a lo largo de toda la obra, probable omisión del editor).

"Para mí lo caótico es parte esencial de una obra. Necesito confundirme. Necesito mezclarme. No puedo hablar de verdades totales porque no las tengo", explica Cerati en un pasaje. O en otro, sobre su particular recorrido artístico: "Me parece una buena postura decir: Yo no me arrepiento de nada. La verdad que todo sirve para algo. Al final estás parado acá por una serie de errores o como se llamen". Y hasta confesiones: "El mayor conflicto que tengo conmigo mismo es la vagancia. La gente me puede llegar a ver como una persona que hace cosas, pero tengo exagerados momentos de vagancia". Pero lo que definió a Cerati y queda claro en el libro es otra cosa: "La insistencia es casi la certeza del ser humano".

La historia detrás del libro.

Según explica Gustavo Bove en su prólogo, Conversaciones íntimas pretendía ser un libro más grande. De hecho, el periodista y el músico habían acordado una serie de encuentros para hablar de la vida y la carrera de Cerati. Pero la extensa gira del exitoso Ahí vamos, la reunión de Soda Stereo y el trabajo del disco Fuerza natural conspiraron contra eso. Y, claro, el ACV que el músico sufrió en el 2010.

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Gustavo Cerati. Foto: Archivo.

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