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La vida de Nilson Viazzo a cinco años de ganar el primer Masterchef Uruguay

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Nilson Viazzo. Foto: Leo Mainé

NOTA DE TAPA

El cocinero sigue viviendo en Florida y forma parte de la policía, aunque luego del suceso del programa, fue derivado al programa “Pelota al medio”, del Ministerio del Interior.

-Se cumplen 5 años de la primera edición de Masterchef, en la que resultaste ganador. ¿Cuánto cambió para vos ese reality?

-Fue un vuelco en mi vida y todo positivo. Me había anotado sin mucha conciencia, para hacer algo que me gusta, como cocinar, pero sin noción del alcance que podía llegar a tener la tele y todo lo que pasaría después. Implicó un crecimiento personal, laboral y de oportunidades muy fuerte para mí y mi familia.

-¿Qué lugar ocupa la cocina en tu vida en la actualidad?

-Sigue en primer lugar. Yo mantengo mi trabajo en el Ministerio del Interior, soy policía pero ahora estoy dedicado al programa social “Pelota al medio” y en ese marco, doy talleres de cocina para niños y jóvenes. Antes, mi función en el Ministerio era la de mantenimiento. Como soy carpintero, me dedicaba a hacer muebles o reparar puertas en todas las seccionales y demás reparticiones de Florida, donde nací y sigo viviendo. Después de Masterchef, me propusieron sumarme a este programa, lo que me entusiasmó mucho. Siempre me gustó el trabajo social.

-¿En qué consisten esos talleres?

-No sé si seré buen docente, pero al menos las actividades salen bien con los chiquilines. Se trata de que se lleven un aprendizaje de cocina, pero sobre todo, de fomentar los buenos hábitos, la convivencia y la tolerancia con los demás porque en definitiva cocinar es compartir con los demás. Vamos a localidades y barrios con cierto contexto de vulnerabilidad.

Nilson Viazzo. Foto: Leo Mainé
Nilson Viazzo. Foto: Leo Mainé

-¿Qué tipo de cocina es la que te define?

-Siempre me gustó la cocina simple, cosas que todo el mundo puede hacer, con los ingredientes que haya en casa. En el caso de los talleres con los jóvenes, busco que sean recetas fáciles y prácticas. La idea es que en 40 minutos o una hora, ellos puedan probar y compartir el resultado.

-También tenés un emprendimiento gastronómico…

-Sí, me dedico al catering en eventos chicos, de hasta 30 o 40 personas. En la pandemia, se cortó esa actividad y surgió otra idea, vinculada también a mi profesión de carpintero. Hago utensilios de cocina en madera, en especial para hacer pasta. Me gusta mucho porque une mis dos profesiones.

-¿En un restaurante no pensaste o no tuviste oportunidad?

-Sí, mi sueño es poder instalarme y tener mi propio local. Pero por cuestiones de trabajo o porque consideraba que no estaban dadas todas las condiciones, no se ha concretado. Después de Masterchef, vinieron dos años de mucho trabajo y luego estalló la pandemia. Por ese lado me digo “Menos mal que no me apuré”. Además, tener un emprendimiento implica también una parte comercial y empresarial para la que uno tiene que estar preparado. En este tiempo he apuntado a capacitarme y a aprender todo lo que pueda porque el sueño sigue allí, intacto. Algún día se concretará.

-Muchas veces la popularidad de los ganadores de realities suele ser efímera. En tu caso, a cinco años de aquella coronación, ¿cómo lo evalúas?

-Desde el principio mi dedicación está enfocada en sostener y hacer crecer, en lo que pueda, lo que me dio Masterchef. Los programas te ponen en un lugar, pero después está en uno mantenerse a base de trabajo y disciplina. Es cierto que la popularidad o la fama es algo efímero. Pero en mi caso no pienso en cuánto más puede durar, sino que trabajo día a día para extender este momento de oportunidades. Por ahora pienso que voy bien. Tuve la suerte también de ser el primer ganador de Masterchef y la fuerza de la novedad me ayudó.

-En especial en los primeros tiempos, ¿cómo tomaste la fama repentina?


-Al principio fue imponente. Había momentos que me costaba salir a la calle o iba al supermercado a comprar las cosas para cocinar y la gente me miraba el carrito. Yo no estaba preparado para esa fama repentina pero fue fácil adaptarme y que la gente te salude y te reconozca está buenísimo. Significa que estuve un montón de tiempo en sus casas y era parte de las conversaciones de la familia mientras miraban el programa.

-¿Se mantiene ese reconocimiento? ¿Te siguen mirando el carrito en el supermercado?

-Sí, en otra magnitud pero sigue. Con el tiempo uno ya lo normaliza e incorporé como parte de mi vida que la gente me salude, me haga preguntas y comentarios.

-Seguís viviendo en Florida. ¿Pensaste en la mudanza a Montevideo?

-Lo consideramos sí. Pero entendimos que sería un cambio grande para la familia, para mi señora que trabaja allá y nuestros hijos que van a la escuela. En Montevideo había más oportunidades pero aun así opté por seguir en Florida haciendo un desgaste. Para los niños que hoy tienen 11 y 9 años, lo que pasó con Masterchef también implicó un cambio grande. Mi hijo menor, Bruno, tenía 4 años antes del programa y pasaba todas las tardes conmigo. Yo trabajaba de mañana. Después, por los distintos compromisos, estaba menos tiempo en casa y además, resultaba raro que salieran conmigo a la calle y nos paraban muchas personas a conversar. Fue difícil explicarle a los chicos, a Bruno especialmente. “Yo no soy famoso. Yo soy tu papá. Salgo en la tele, pero sigo siendo el mismo”, le dije. Hoy ya están adaptados.

-¿Seguís las ediciones siguientes de Masterchef?

-Sí, lo sigo. Desde hace un tiempo están con la edición de famosos y me parece muy entretenido, más allá de que la cocina en sí pasa a un segundo plano y lo importante son las celebridades. En nuestro caso, lo fundamental era la cocina y el ir superándonos con los platos.

-El formato exige una rigurosidad de los jurados, en especial en las ediciones con participantes amateurs, como fue el caso de ustedes. ¿Te molestó eso en algún momento?

-No, lo entendí como parte del formato. Además, yo soy policía y estoy habituado al mando. La cocina también tiene su orden jerárquico: está el jefe de cocina, el subjefe, el ayudante y las cosas tienen que salir de acuerdo a lo que dice el jefe. En el programa, los que sabían eran los jurados y en mi caso, nunca me tomé a mal una crítica o un comentario. Si me decían “Nilson, esto te quedó mal”, trataba de aprender y hacerlo mejor para la próxima. No discutía ni ponía excusas. En otros casos aparecían a veces los egos y se armaba el problema.

-Sos muy activo en redes sociales, con más de 40.000 seguidores en Instagram, ¿qué te gusta compartir?


-Comparto algunas recetas o cosas de la vida cotidiana. Antes de Masterchef, tenía un Facebook con apenas 80 amigos. Estando en el programa abrí un Instagram pensando en el futuro y como plataforma de oportunidades. Es una buena herramienta y nunca imaginé tener 43.000 seguidores como tengo ahora.

-Tuviste una oportunidad de conducción televisiva, ¿te interesa seguir explorando esa faceta como comunicador?
-Sí. Hicimos un programa que se llamó La ruta de Nilson que me encantó. Fue una gran experiencia. No sé si lo habré hecho bien o no, pero di lo mejor que pude. Recorríamos el interior y en cada lugar, conocíamos a los productores o las personas que trabajaban con distintos alimentos, como un dulce o un queso, por ejemplo. Contaban su historia y uno se interiorizaba y conocía otras realidades. Me permitió recorrer el país, porque estuvimos prácticamente en todos los departamentos. Para mí fue un lindo desafío. Cuando me anoté para Masterchef, nunca me planteé como el comienzo de una carrera en los medios. Pero si siguen viniendo oportunidades en ese sentido, bienvenidas.

-¿Cómo te imaginás ese restaurante con el que soñás?

-Lo imagino como un lugar al que pueda ir todo el mundo, con comida rica pero accesible. Apuntaría a un producto sencillo, de calidad pero con materias primas locales y representativas nuestras. A mí me gusta mucho la comida tradicional criolla e iría por esa línea, contemplando también al público exigente como aquella persona que busca simplemente ir a comer.

-¿En tu casa sos el encargado de la cocina?

-No exclusivamente. Mi señora también cocina y muy bien. Hacemos cosas simples, pastas, guisos, estofados, carnes… Yo me crié en el pueblo Mendoza en casa de mis abuelos, en el campo. Mi abuela cocinaba para 30-40 personas, porque era cocinera de estancia y yo mamé todo eso. La cocina para mí no es otra cosa que compartir lo que tenemos y sabemos en casa.

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