Redacción El País.
En la historia de la televisión argentina y de la región, Titanes en el Ring ocupa un lugar emblemático. Este espectáculo narrativo de lucha libre fue impulsado por Martín Karadagián en 1962. Desde su debut en Canal 9 el 3 de marzo, el programa combinó combates, personajes fantásticos y una puesta en escena imaginativa, transformándose en un fenómeno cultural que trascendió generaciones y fronteras. En Uruguay, el programa se emitía los lunes de noche por Canal 4, luego de Telenoche.
Karadagián, un luchador de origen armenio, entendió que el verdadero arte estaba en la mezcla entre deporte y show. Aprovechó su fama tras enfrentar a la figura humorística de Alberto Olmedo (Capitán Piluso) en el Luna Park, lo que le abrió las puertas de la pantalla. Así nació “Titanes”, con una visión familiar aunque inicialmente dirigida a adultos.
El programa evolucionó rápidamente: se pasó de 6 a 8 combates por emisión, se amplió a colores en 1978 -uno de los primeros así en Argentina-, y su impacto cultural creció con merchandising, giras por América Latina y álbumes musicales .
Lo que distinguía a “Titanes” era su extraordinario bestiario de luchadores: La Momia, Caballero Rojo, El Ancho (Rubén Peucelle), Indio Comanche, El Hombre Invisible, D’Artagnan, Genghis Khan… figuras que, aunque teatrales, encarnaban el clásico pulso entre el bien y el mal, convirtiéndose en arquetipos culturales. En Uruguay actuaron en vivo en varias actuaciones.
Lejos de ser combates realistas, las luchas de “Titanes” se apoyaban en la teatralidad: secuencias coreografiadas, entradas espectaculares, micrófonos que captaban arengas al público, efectos visuales… Quizás el combate más memorable fue contra “el Hombre Invisible”, una performance surrealista donde una voz invisible seguía golpeando a Karadagián.
Karadagián, con astucia, vendía la narrativa para su personaje (se dijo que había matado rivales en el ring), mientras él impulsó merchandising de chocolates, figuritas y ropa.
En sus años de gloria, “Titanes en el Ring” fue más que un programa: fue una experiencia colectiva. Se vio en toda América Latina -Uruguay, Panamá, Ecuador, Costa Rica- y generó una verdadera obsesión infantil. La franquicia se adaptó en Chile y generó spin-offs locales.
El apogeo fue en los ’70 y comienzos de los ochenta. En 1986 Karadagián se amputó una pierna por gangrena, se retiró como luchador, y el programa cerró en 1988. Siguieron primeros derivados (“Lucha fuerte”, “Lucha Mundial”), sin el mismo encanto .
Tras su muerte en 1991, el legado quedó. En 2018-19 resurgió de la mano de Paulina Karadagián, quien revivió el show en espectáculos y temporadas en TyC Sports y América Sport, incorporando nuevos luchadores y -por primera vez- luchadoras mujeres.
Hoy, “Titanes en el Ring” es un emblema de la cultura popular argentina. Introdujo merchandising, música, teatro televisivo, y fue semillero para imitadores.

El trágico final de Martín Karadagián
Luchador, actor y productor, Martín Karadagián fue el creador de Titanes en el Ring. Tras varias veladas en el escenario del Luna Park de Buenos Aires, el deportista se dio cuenta de que la faceta de show de los combates eran la clave del éxito. En 1962 creó su equipo y estrenó Titanes en el ring en Canal 9 de Argentina.
El programa fue un éxito rotundo durante los años ‘70 y ‘80. El personaje de Karadagian era el de campeón de lucha que se enfrentaba a varios oponentes, entre ellos su archienemigo “La Monia”.
A mediados de los ‘80 sufrió la amputación de una de sus piernas por complicaciones de la diabetes, lo que le impidió seguir siendo parte de Titanes. Karadagian falleció en 1991 a los 69 años. La marca sigue en poder de la familia y ha vuelto en algunas oportunidades, sin repetir el suceso original.