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Sebastián Almada: "Vine a Uruguay buscando calidad de vida, el trabajo va y viene"

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Sebastián Almada. Foto: Estefanía Leal

NOTA DE TAPA

El actor cuenta que rechazó ofertas laborales de Marcelo Tinelli, Mariana Fabbiani y Flavio Mendoza para instalarse en Montevideo después de vivir 23 años en Buenos Aires.

Sebastián Almada. Foto: Estefanía Leal
Almada se ganó al público de la mano de Marcelo Tinelli en Videomatch. También trabajó junto a Adrián Suar en Solamente Vos (2013) y The Host (2018). Foto: Estefanía Leal

Sebastián Almada pasea por las calles de Barrio Sur en Montevideo y le devuelve el saludo a vecinos que lo recuerdan de jovencito. Es que luego de acumular éxitos durante 23 años en Buenos Aires, el actor volvió a los barrios que lo vieron crecer. Instalado en Uruguay, declina las ofertas que le llegan al celular con la convocatoria para trabajar en los canales líderes de la televisión argentina. “Ahora busco otra cosa”, dice convencido tras haberle dado un vuelco a su vida.

Días después de debutar oficialmente como cliente de la versión uruguaya de La Peluquería de Don Mateo (Canal 10), a Almada se le infla el pecho de orgullo al insistir que volvió a su país en busca de una mejor calidad de vida. "La encontré, y todavía me siento como un turista paseando y descubriendo cosas mejoradas de la ciudad", señala. No obstante, no le tiembla el pulso para recurrir al estilo auténtico y filoso de la televisión vecina a la hora de hablar de las polémicas que le han tocado de cerca. "Aunque duela en Uruguay, en Argentina se trabaja mejor y los artistas están más valorados", afirma sin vueltas. 

-¿Cuál fue el factor determinante para que elijas mudarte junto a tu familia a Montevideo después de vivir más de 20 años en Buenos Aires?

-Estaba buscando calidad de vida y estar más cerca de mi familia. Tengo una hija que vive en Uruguay, y quería estar en su misma ciudad y que el hermano estuviera cerca de ella. Es bueno que la familia esté unida. Además, tengo 47 años. Mi viejo murió a los 55, y laburó, laburó y no disfrutó. Eso te empieza a pesar. Además, en Argentina hubo siete meses de encierro, y eso va haciendo mella en la cabeza. Fue la gota que rebalsó el vaso.

-¿En qué aspectos no estabas conforme con tu vida en Argentina?

-Es un país que amo, pero la vida se nos había tornado violenta, con mucha delincuencia y grieta. Está todo el mundo peleado y hay una corrupción sin límite que cansa. Mi mujer, que es argentina, fue la que más me insistió para venirnos. Acá estamos felices.

-Tener calidad de vida también es tener estabilidad laboral, lo cual uno pensaría que conseguís con más facilidad en Argentina...

-Ni que hablar, pero lo mío ahora no pasa por lo laboral. Muchas veces la gente se muda porque le sale un trabajo espectacular. Lo mío fue al revés. Yo vine a vivir a Uruguay a ver qué salía. Están saliendo cosas, pero dejé muchos trabajos en Argentina.

-¿A qué le dijiste que no para venir a Uruguay?

-Mariana Fabbiani, Flavio Mendoza y Marcelo Tinelli me llamaron para trabajar y tuve que decir que no. ¡Hay que decirles que no a esos tres! Marcelo me escribe día por medio para saber si puedo ir a hacer los viernes de humor. Si no hubiera pandemia, iba a grabar y volvía. Mi viejo hacía eso.

Sebastián Almada. Foto: Estefanía Leal
Sebastián Almada volvió a vivir en Barrio Sur junto a su familia. "Quiero disfrutar las pequeñas cosas que hacen que la vida sea feliz", expresa. Foto: Estefanía Leal

-Una vez en Uruguay, ¿cómo llegaste a formar parte de La Peluquería de Don Mateo en Canal 10?

-Me uní a Alvarito Navia y a la productora Film Suez para generar contenidos. Ellos estaban haciendo La Peluquería y yo empecé a trabajar en la producción. Habíamos elegido a Alberto Sonsol para que ocupe el lugar del cliente, fue una tragedia que se haya muerto. Lo sentimos muchísimo.

-¿Cómo era tu relación con él?

-Mi familia lo quería mucho. Sonsol era hincha de Atenas porque había nacido en el barrio, igual que mi viejo, que era hincha de Atenas porque había nacido ahí. Sonsol lo admiraba mucho a mi viejo, mis hermanos más grandes lo conocían mucho a Alberto y yo actué en el bat mitzvah de Diego, su hijo. Conozco a toda la familia. Nos pegó muy fuerte su partida, que fue totalmente inesperada. Es una injusticia que se haya ido un tipo que eran tan buena gente. Él no era actor pero se revolvía bien en todo lo que hacía. En el programa me preguntaba todo y se apoyaba mucho en mí.

-¿Cuando falleció enseguida te propusieron ocupar su lugar?

-Había que conseguir a alguien, y tanto los productores como los gerentes de Canal 10 dijeron “que se siente Seba”.

-¿Cómo te estás sintiendo en ese rol?

-Me encanta, pero es un programa que tiene un estilo y no permite variar mucho. No es el programa que yo haría. De hecho, yo había preparado un piloto en Canal 12 que no tenía nada que ver con esto. Fue algo que no estaba previsto y se dio. Ahora estoy muy contento de trabajar con Álvaro en el 10, que es el mejor canal, el que más mide y el que tiene los mejores programas. Seguramente empiece en Masterchef Celebrity, que me divierte porque estuve a punto de entrar en el argentino. Cuando me llamaron ya me había decidido a venir a Uruguay.

-¿Cómo es volver a trabajar con Álvaro, con quien integraste el elenco de Videomatch?

-Se dio de casualidad. Ninguno de los dos sabía que el otro se venía a Montevideo. Cuando nos enteramos, empezamos a pensar la idea de hacer algo juntos, y cuando llegamos a Uruguay nos empezamos a enontrar. Nosotros nos fuimos juntos de Uruguay, fuimos los primeros en llegar a Videomatch, y ahora fuimos los primeros en volver. Somos amigos y en Buenos Aires antes de la pandemia nos veíamos mucho. Yo soy el padrino de Benicio, su hijo mayor.

-¿Llegaste a coincidir con Gaspar Valverde en la producción de La Peluquería?

-No. Gaspar y Álvaro ya se habían peleado cuando yo entré a producir La Peluquería. A Gaspar lo conozco desde hace 20 años, siempre tuvimos buena onda.

-¿Te dolió el conflicto que hubo entre Álvaro y Gaspar, a partir de la polémica salida de él de este proyecto?

-Fue una pena ese conflicto. Álvaro es mi amigo y Gaspar no, pero sé que también es buena gente. Me gustaría que algún día se pudieran sentar a charlar y aclarar lo que pasó. Fue un malentendido. Yo pongo las manos en el fuego por Álvaro, que es mi amigo, y te afirmo que no tuvo la intención de estafarlo ni mucho menos.

"Pongo las manos en el fuego por Álvaro (Navia) en que no tuvo la intención de estafar a Gaspar", afirma sobre el conflicto entre los cómicos.
"Pongo las manos en el fuego por Álvaro (Navia) en que no tuvo la intención de estafar a Gaspar", afirma sobre el conflicto entre los cómicos.

-Se supo que presentaste un piloto en Teledoce, ¿en qué quedó?

-Era un programa de sketches con humor. Estaban Maxi De la Cruz, Patricia Wolf, Rosina Benenati, Carlitos Braida, Christian Alonso, que es un guionista y actor que traje de Argentina y el director argentino Rodolfo Antúnez de Pol-ka. Pero no se dio. Fue una lástima porque me había encariñado con el producto y con muchos de los compañeros que se habían comprometido con el proyecto. Se empezó a dilatar, dilatar, dilatar, hasta que llegó un punto que dijimos “¿se hace o no se hace?”. Me hicieron perder bastante tiempo porque al final me dijeron que no. Los motivos los saben ellos.

-¿Extrañás algo de tu trabajo en Buenos Aires?

-Extraño la forma de laburar de Argentina: cómo se produce un programa, cómo se vende, cómo se manejan los canales.

-¿La televisión en Argentina es más profesional?

-Totalmente. Aunque duela en Uruguay, esa es la verdad. Se trabaja mejor. Allá uno se potencia más que en Uruguay. Los artistas y los periodistas están más valorados. Te hacen sentir que tenés experiencia y te respetan más. En Uruguay hay muy buenos técnicos y productores, pero allá se juega en una liga mayor. Son más grandes y tienen más posibilidades. Por eso uno ve en los canales uruguayos algunos gerentes o asesores que vienen de Argentina. No siempre resultan, porque también se vende mucho humo con eso.

-¿Qué es lo que más recordás de la época dorada de Videomatch?

-La barra de amigos que éramos laburando. Éramos amigos, pero también profesionales que laburábamos como locos. Si ves los nombres de ahí, te das cuenta de que salieron todas figuras consagradas. También se extrañan las grandes producciones que hacíamos. Con la poca guita que hay hoy en los medios, es imposible hacer lo que hacíamos, como ir a cubrir un Mundial, una maratón de Marcelo en Nueva York o ir una semana a grabar a Europa. Y encima nos pagaban.

-El año pasado hubo una polémica en torno a exintegrantes de Decalegrón que revelaron que el ambiente de sus grabaciones no era bueno, ¿te molestaron esas declaraciones?

-Me calienta porque no están los que se tendrían que defender. Mi viejo en esa no entraba porque se murió en el 90, pero me da bronca por la memoria de tipos como (Eduardo) D’Angelo y (Ricardo) Espalter que no están para defenderse. Son personas que les dieron laburo muchos años. Si no se quejaron en ese momento, no me parece de buen gusto hacerlo ahora. Por eso me enojé con declaraciones de excompañeras.

-¿Vos seguiste en contacto con ese elenco después que faltó tu papá?

-Seguí un tiempo pero la vida te va separando. Yo después me fui para Buenos Aires y los veía esporádicamente. Tengo un cariño muy grande por los hijos.

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