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Santi Senso, el artista español que lleva su arte al límite

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Santi Senso. Foto: Juan Ibagón

ENTREVISTA

El artista tiene presentaciones en la sala Vaz Ferreira con sus "actos íntimos" y además brindará un ciclo de cine íntimo en el Centro Cultural de España

Santi Senso. Foto: Juan Ibagón
Santi Senso. Foto: Juan Ibagón

El artista español Santi Senso es una de esas visitas recurrentes a nuestro país desde hace varios años. El año pasado, durante los peores meses de la pandemia visitó nuestro país para hacer una intervención en el Museo Blanes de la obra “El juramento de los 33 orientales”, y este año volvió para brindar dos funciones de sus Actos íntimos en la sala Vaz Ferreira (hoy es la última función) y también estará al frente de un ciclo internacional de cine íntimo que se desarrollará el Centro Cultural de España el 14 de diciembre. Sobre su trabajo, la intimidad, la desnudez y la soledad, habló Santi Senso con Sábado Show.

—Cada vez que venís tenés una agenda completa.

—Es que cada vez que anuncio que llego a Uruguay, la gente me empieza a preguntar qué voy a hacer y que se quiere sumar. En todo ese platicar, esa unión que tengo gracias al cordón umbilical que es el Atlántico, de repente empiezo a armar cosas. Siempre hago talleres de cine y teatro donde comparto mi lenguaje de los Actos íntimos, esta vez me dicen: ¿quiéres trabajar en la sala Vaz Ferreira del Sodre? Dije que sí, pero que no lo quería hacer solo, lo quiero hacer con actores y actrices del Uruguay, y así es. Veinticinco actores y actrices van a formar parte de un laboratorio de creación de una obra que he llevado por muchos países del mundo.

Santi Senso. Foto: Juan Ibagón
Santi Senso. Foto: Juan Ibagón

—¿Es El holocausto del amor?

—Sí, y hoy tenemos la última función en esa sala ubicada en 18 de Julio. Los días previos di un taller para dar a conocer mi lenguaje, y también el leit motiv: ¿qué pasaría si dejase de existir el amor?, ¿si trabajásemos sin amor?, ¿si conviviésemos sin amor?, y mucha gente piensa que el amor no existe. Por eso este Holocausto del amor es cambiar el paradigma de esa palabra asociada a la destrucción, a la aniquilación. Y más en un país que tiene una carga fuerte, porque hay judíos, rusos, europeos, africanos, y conviven muchas religiones pese a su bandera de país laico. Y me pareció interesante en un país como este, al que amo y me siento como uno más, compartir el Holocausto del amor.

—También tenés un Ciclo en el Centro Cultural de España.

—Sí, se me ocurrió llevar esto mío de la intimidad del teatro, al cine. Y se me ha ocurrido hacer el 14 de diciembre un coloquio entre directores y directoras de este país para ver cómo trabajan la intimidad con sus actores, la intimidad del set y el propio guion cuando se trabaja una intimidad. Se me ocurrió hacer un taller en la escuela Dodecá para adultos, y otro en una escuela de cine para jóvenes, adolescentes de 13 y 14 años, y voy a trabajar la intimidad en el cine con ellos. Y vamos a grabar cortometrajes que se van a estrenar en el CCE junto con otras películas internacionales que he ido revisando y son de Argentina, Chile, España, Venezuela, Colombia y México, para presentar mi segundo libro: Parir, volver al vientre, en un espacio nuevo que se llama Alejandría Café de las Artes que lleva a delante una amiga que es actriz y tiene la escuela de actuación integral. Y para la presentación del libro voy a hacer un llamamiento a artistas para que lean pasajes del libro y hagan una lectura desdramatizada.

Santi Senso. Foto: Juan Ibagón
Santi Senso. Foto: Juan Ibagón

—Además de todo esto sos parte del elenco de la película uruguaya Ojos grises.

—Sí, es un bombazo. Está con un auge super fuerte y soy uno de los actores.

—Siempre trabajás rodeado de gente, ¿a qué se debe?

—Hay una cosa que está presente en mí arte y es que la soledad no existe. No soy autosuficiente, no puedo hacer todo esto yo solo y de hecho es interesante hacerlo con el color, la textura, la voz, el cuerpo, el acento y la idiosincrasia del Uruguay que es una tierra donde me formo como persona y formo parte de la cultura y sociedad.

—Volviendo al Holocausto del amor. Es una obra fuerte, no solo por su temática, también por la intimidad que se genera.

—Es un acto muy poderoso, y es cierto que la gente se asusta mucho, tanto los actores como espectadores. ¿Te vas a desnudar?, ¿nos tenemos que desnudar? Yo me desnudo emocionalmente y físicamente porque forma parte de cómo Santi se comunica con y para el mundo, pero eso no quiere decir que el actor, actriz ni el espectador se tengan que desnudar ni física y emocionalmente. Es un proceso, una apertura mía que doy en mi lenguaje del teatro y cada uno es quién para transitar y ver. Me han preguntado si hay que desnudarse, y yo les respondo que ni yo ni ellos lo saben. Y cuento la historia de una chica en la compañía de Madrid que es de Kazajistán donde tienen una cultura del velo, una cosa muy dura por su religión. Ella vive en Madrid pero su idioma es el ruso y es actriz. Entró en la obra y yo pido que entren en ropa interior, porque el momento del holocausto, cuando los cuerpos están abandonados es un qué pasa con la historia de esos cuerpos, y es ahí donde empieza la obra. Entonces, ella estuvo en cerca de 10 funciones y de pronto un día la vimos desnuda en el escenario, físicamente. Ella decía que fue algo que sentía que tenía que hacer y que no lo podía hacer en otro lugar más que este espacio seguro que se crea, donde todos y todas están con esa apertura emocional; y ella no ser juzgada por su religión y educación. Al final es un proceso muy lindo cuando alguien lo hace. Y si no lo hace también, porque es un transitar de respeto, no de imposición. No sé lo que va a pasar, y eso es lo emocionante.

—¿Tenés miedo que la gente no entienda la obra?

—No, porque la gente está ávida de este tipo de propuestas. De ese miedo que no paraliza, pero moviliza emociones y recuerdos. Es muy lindo porque vamos a viajar para ver quiénes fuimos para aceptar quiénes somos hoy sin proyectarnos a un futuro del que no sabemos qué va a pasar. Entonces es lindo viajar, transitar por los recuerdos pero sin sufrir. Siempre con alegría, el amor que construye y no destruye y un mantra que está dentro de la obra: “por amor no mato, con amor vivo”. No lo voy a juzgar, ni criticar, sino que lo voy a transitar y a lo mejor me cambia el paradigma de lo que siento con el amor y cómo vivir con amor.

—-¿Cómo son los ensayos?

—No vamos a ensayar. Vamos a estar una semana compartiendo el lenguaje en sí, pero no se van a ensayar los textos, o que cuando suene una sirena tienen que hacer algo. No sabemos qué pasará. Este es el acto de sorpresa y es divertido sorprendernos en la vida. Por eso la intimidad está en el acto inmediato, en no pactarlo.

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