Quinto buitre más allá de la noticia

Suplantó a Néber Araújo con 37 años. A ocho años del debut, se afianzó en la pantalla y hoy Telemundo es el noticiero más visto.

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Por: Mariel Varela

Nació y se crió en la esquina de Pando y Aramburú. Su infancia transcurrió entre el Reducto, y la casa de sus abuelos en Solymar. "Me divertí mucho, fui un niño muy feliz", dice Aldo Silva. Dejó los estudios para trabajar porque consideró que tenía que ayudar a sus padres que atravesaban una situación económica complicada. "Cometí el error que cometen tantos jóvenes, el año que viene retomo. Y la facultad nunca llegó". Estaba seguro de que se quería dedicar a la comunicación, y a pesar de la manija de su padre, abandonó la comodidad del empleo público para entrar a los medios de "pinche". "Pagué derecho de piso en el canal pero es natural. Era el que servía el café, el último en elegir una nota y la licencia, el que hacía más guardias, el que se iba último", enumera.

Arrancó en la radio con un programa dedicado a la música popular. El sábado pasado cumplió 19 años en Canal 12. A fuerza de esmero, trabajo y responsabilidad consiguió tener su propio programa de radio (Mirando de cerca) y de televisión (Código País). Con apenas 37 años suplantó a Néber Araújo al sentarse por primera vez en el sillón de conductor de la Edición Central de Telemundo, y hasta ahora sigue ahí. Pasó mucha agua debajo del puente para que hoy pudiera cantar victoria y convertirse en el conductor del noticiero más visto de la TV.

Oriundo de un hogar humilde, su mamá era modista y su papá empleado público. La tablita los sorprendió y lo "complicó todo". Debió abandonar el Elbio Fernández y pasar al Liceo 26. "Lo que siempre admiré de mis padres fue el esfuerzo que hicieron para darnos una educación. La formación educativa fue algo que me inculcaron y que yo pongo en práctica con mis hijos", dice orgulloso.

Es el mayor de tres hermanos varones. Le siguen Sergio que es fotógrafo y Paul que tiene una banda. A diferencia de su hermano menor, Aldo no toca ningún instrumento, pero su vínculo con la música es muy intenso y viene por otro lado. Primero lo vivió de afuera, como fanático de los Estómagos (la banda que lideró Peluffo previo a los Buitres). "Me sentí muy identificado con el rock de los ochenta por esa sensación de desamparo y falta de pertenencia. Veníamos de la dictadura, eran tiempos muy embromados, no sabías donde estabas parado", recuerda. Tras la creación de los Buitres, un llamado de Gabriel Peluffo lo cambió al bando de los rockeros. Pasó a ser el agente de prensa y se convirtió en el "quinto Buitre". Hace varios años, Aldo priorizó su carrera periodística a la de manager, y se cambió de vereda otra vez. Lo volvió a mirar con ojos de seguidor, pero mantuvo vivo el vínculo siguiendo al pie de la letra esa canción que dice, "Toca Buitres y si muero hoy, el cielo puede esperar". "Cuando tocan se da una química especial. Yo no puedo faltar. Si queda cerca de Montevideo, voy".

Es periodista de vocación y no de profesión. También es padre de familia (Julieta de 10 años y Emil de 7). La comunicación y los medios no son su única pasión. Aldo Silva recibió a Sábado Show en su escritorio de Telemundo y habló sobre el papel que juegan los Buitres en su vida, el fanatismo por Peñarol, y recordó los trabajos de su juventud. También mencionó su relación con los conductores de la competencia: "Con Fernando (Vilar) tengo una excelente relación. Es un tipo encantador, muy sincero, lo quiero mucho. Traverso me parece un caballero, lo respeto mucho, pero he estado más cercano a Fernando".

coincidencia. El primer trabajo que tuvo se lo consiguió su padre: un empleo público en UTE como repartidor de facturas. En esa fecha también estaba en Emisora del Sodre junto a Elías Turubich haciendo un programa de música popular, género con el que no se llevaba del todo bien pero la presencia de Elías lo compensaba: "Se ponía a hablar y generaba unos climas increíbles. Me influenció mucho".

Soportó el pluriempleo un tiempo pero los malabares con los horarios eran matadores. "Tuve que optar porque necesitaba más tiempo para desarrollar lo que parecía ser una carrera periodística, y las ocho horas en UTE me mataban". Se animó dar el salto y hoy puede decir que la jugada le salió redonda. "Mi papá no entendía cómo alguien podía dejar un empleo público. Se agarró un bajón enorme. Finalmente le expliqué, papá, yo quiero hacer otra cosa en la vida", relata.

El salto sucedió en 1987. Coincidió con otro hecho trascendente en su vida: su cuadro campeón de América. Peñarol es una tradición familiar que se transmite de generación en generación. "Tengo el recuerdo de estar con papá de la mano haciendo un esfuerzo enorme para subir las escaleras de la Olímpica, que hoy las subo de a cuatro escalones".

Emil le dio suerte a Peñarol, y en su primera visita al estadio ganó tres a dos. Aldo revivió varias sensaciones esa tarde: "De repente me encontré en la Olímpica, en el mismo lugar al que me llevaba mi papá pero con mi hijo. Se me caían las lágrimas. Yo estaba en el lugar de mi papá y en mi lugar estaba mi hijo". Tiene un solo portarretrato en su escritorio: una foto suya junto a Fernando Morena autografiada. "Me crié yéndolo a ver hacer goles todos los partidos. Es uno de mis grandes ídolos en la vida".

Rockero. Aldo se ganó el mismo título que Brian Epstein tenía en Los Beatles, y se convirtió en el quinto Buitre. Se encargó de la prensa del conjunto durante los dos primeros años. "Fue una etapa inolvidable porque había muchos fracasos pero te fortalecían. Si algo no salía, sabíamos que un día se iba a dar el salto. Y la banda lo dio, y hoy es la más grande del rock uruguayo. Y yo estuve ahí, y estoy en la vuelta", dice orgulloso.

La carrera de manager y de periodista eran incompatibles, y nuevamente Aldo priorizó los medios. "Había entrado en Telemundo y el jefe me dijo, hay una entrevista a las tres y quiero que la hagas vos. Y a esa misma hora los Buitres tenían una reunión con el sello para negociar el nuevo disco. Y no fui. Y ya no fui más. Era natural, mi carrera era otra. Ellos necesitaban un profesional y yo era un amigo que los representaba bien", cuenta.

Utiliza la música de los Buitres como "salvaconducto". Incluso el nombre de su programa radial (Mirando de cerca) surgió mientras escuchaba el tema "Carretera perdida". En los momentos más críticos, se encierra en el escritorio con un vaso de whisky y los Buitres de fondo. "Tenía que encontrar un nombre para el programa y escuchando una canción de los Buitres hay un momento en que Peluffo canta, `pero el hombre que mira lejos no aprende a ver`. Y de repente dije, pah este es el nombre. No sé si sonaba bien pero reflejaba lo que quería. Le escribí a Gabriel y le dije, encontré el nombre del programa una vez más gracias a los Buitres. No vas a cobrar nada por esto, pero bueno".

-¿Cómo reaccionan los fanáticos cuando te ven en los toques?

-Ya me transformé en parte de la fauna que está ahí. Yo no soy protagonista ahí. Dicen, `pah, mirá ese es el de la tele`. `Ah, sí, viene siempre`. Y ya está, se acabó. Siempre alguno se acerca pero los protagonistas son ellos. Es muy sano, todo el mundo deja vivir a los otros en ese mundo.

el canal. Alexandra Morgan lo incitó a presentarse a un concurso en Canal 12 para conducir el informativo del mediodía junto a Laura Daners. Dio la prueba y salió "loco de la vida". A los pocos días recibió el llamado de Alexandra que le tiró una buena y una mala: había pasado a la final y ahora tendría que competir con profesionales. Recién ahí cayó en la cuenta de que se había metido en un viaje sin retorno. "En ese momento trabajaba en Emisora del Palacio, estaba con los Buitres, organizaba recitales, hacía la prensa de bandas, pero eran todas cosas efímeras, nada fijo", dice.

Después de la segunda prueba, el teléfono tardó en sonar. Aldo comenzó a preocuparse porque Emisora del Palacio había sido vendida y se quedaba en la calle. Febrero del 92 fue crucial: Alexandra le comunicó que entraba al canal a cubrir policiales. "El 19 de febrero me puse el único saco que tenía, que era de invierno, pantalones vaqueros oscuros, conseguí una corbata prestada, vine y empecé", relata. El primer día salió a la calle con Nazario Zampallo y arrancó con el pie derecho: "Conocí al embajador de Estados Unidos en Uruguay, al intendente Tabaré Vázquez y estuve en un operativo policial".

el central. Una buena suplencia en el noticiero del mediodía colocó a Aldo Silva como conductor del naciente Telemundo Tercera Edición. El dominical fue su debut en el central. "Eran las 19:30 y de repente me di cuenta de que iba a conducir el informativo central del domingo, y me vino pánico. Me encerré en el baño, me miré al espejo y pensé en mi viejo que no estaba, en mi mujer embarazada, en Julieta que era chiquita, en mi madre. Y dije, esto lo voy a hacer bien. Me senté en el medio de Kesman y Laura Daners y cuando miré a Kesman me sentí diminuto. Miré a Laura y pensé, qué estoy haciendo acá. Y cuando se prendió la cámara me pasó lo que me pasa siempre, cambié de personalidad y empecé a darle", cuenta a propósito de esa primera experiencia.

La mañana del 1 de setiembre de 2003 recibió un llamado muy especial. Era Néber Araújo. Se había enterado de que ese día el joven de 37 años ocuparía su lugar al debutar en la Edición Central de Telemundo y quería saludarlo. "Me dio una serie de consejos personales que hasta hoy tengo adentro mío y los sigo fielmente", comenta.

-¿Sentiste mayor presión por tener que suplantar a Néber Araújo?

-Sabía que estaba sentado donde había estado el número uno de todos los tiempos, pero no perdía tiempo en pensar en eso. Nunca me puse a pensar, pah, Araújo esto o lo otro. Además no era justo porque yo tenía 37 años y Néber se había retirado con 60 y pico. No valían las comparaciones por más que la gente las hace. Sé que hubo comparaciones pero nunca me fijé en eso. Yo soy Aldo Silva, soy otra generación, y cuando tenga la edad de Néber cuando se retiró, ahí sí que me comparen. Él fue el más grande, quizá yo dentro de muchos años lo sea también. Él también tuvo 44 años y no era el mejor. Yo hoy tengo 44 años, no me siento el mejor, tampoco me interesa serlo.

primeros. Hoy las cifras demuestran que Telemundo es el número uno en audiencia. "No me siento mejor que Subrayado ni que Telenoche, ni mejor que Traverso ni que Vilar. Sé que Telemundo tiene un gran equipo con dos cabezas fundamentales (Lessa y Etchegorry), un tipo como yo que va creciendo, están Claudia y Kesman". No hay una sola razón que explique el liderazgo.

-¿Cuánto influye la figura del conductor en el rendimiento total?

-Es una conjunción de cosas. Para mí la conducción es un porcentaje altísimo del éxito, pero no deja de ser un elemento más. Yo no puedo creerme que estamos primeros por mí o porque Claudia y yo salimos lindos al aire.

-Código País o Telemundo, ¿dónde te sentís más afianzado?

-Telemundo es el informativo central del canal. Código País es una creación mía. Yo hablé con los dueños del canal y les pedí que me lo dejaran hacer. Para mí es un logro personal muy grande. Pero el informativo central es el informativo central. Mañana capaz que Código País no está pero Telemundo va a estar. Y no lo digo porque me conviene más estar en Telemundo, pero salir al aire presentando el informativo central es una responsabilidad diaria muy grande. Código País es un gran programa, un gran logro, con gente muy capaz trabajando, pero es una vez por semana. Telemundo es todos los días, no para, no cambia, está ahí.

-Entonces, ¿hay Aldo Silva para rato en Telemundo?

-Es mi idea. Me siento muy cómodo, me gusta mi trabajo, yo sigo para delante. No me imagino fuera de Telemundo pero no sé qué me va a deparar la vida.

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