Por amor a ser actriz

Muriel Santa Ana protagonizó Ciega a Citas y filmó la película Un cuento chino junto a Darín. Canal 5 estrenó esta ficción el 9 de mayo en la pantalla nacional.

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Por: Mariel Varela

De adolescente era algo "tímida y miedosa". Muriel Santa Ana compartía el gusto por el cine y el teatro con una amiga "un poco más valiente" que la impulsó a anotarse en una escuela de actuación. Así arrancó su vínculo bien directo con un mundo que ya le intrigaba de pequeña.

Actriz por herencia. Su padre también se dedicó a este oficio y por su casa desfilaron una cantidad de figuras. Esas visitas no fueron en vano, sino que se impregnaron en la mente de Muriel. Años después, logró hacerse un lugar y colarse en ese hábitat que observaba de niña.

"Siempre me dio curiosidad y cierta fascinación la profesión de los actores. Conocí a muchos actores y actrices muy importantes cuando era chica y siempre me sentí muy cercana a su trabajo", asegura quien co protagoniza Un cuento chino junto a Ricardo Darín, la última película de Sebastián Borensztein.

Hoy su cara es bien conocida por haber sido la actriz principal de Ciega a Citas, el primer blog que se llevó a formato televisivo (2009) pero su desempeño actoral se remonta mucho más atrás de esa reciente consagración. Y está ligado a las tablas y no a la pantalla chica.

Allá por 1999 no había conseguido ningún premio nacional (Martín Fierro como Mejor Actriz Protagónica por Ciega a Citas) ni internacional (nominación al Emmy, Rosé d`Or (Suiza) en la categoría Series y Televisión también por Ciega a Citas). Pero sí recuerda que se armó de coraje y confianza y subió el primer escalón gracias a la ayuda de Rubén Szuchmacher. "Fue uno de mis maestros y me ofreció un personaje pequeño en Galileo Galilei en el Teatro San Martín. Ese fue un poco el inicio de un camino más profesional, que por suerte después como todo se va uniendo una cosa con otra", cuenta Muriel Santa Ana.

Primero fue Grace, la amiga de Carla Peterson en Lalola. Un año después, la productora Rosstoc pensó en ella para que se pusiera en la piel de Lucía González en Ciega a Citas. Ese papel le valió grandes satisfacciones y hasta hoy no puede evitar que se le pregunte sobre esa treintañera, soltera, que tenía un plazo de 258 días para conseguir "un novio normal" previo al casamiento de su hermana menor.

"Acá el reconocimiento ha sido muy masivo por parte de la gente. Es un personaje que está conmigo. Por suerte también he hecho otras cosas" (por ejemplo, interpretó a Rosaura en la obra La vida es un sueño que se exhibió durante siete meses en el Teatro San Martín). "Ciega a citas pertenece a mi pasado pero sigue teniendo sus efectos y repercusiones, agrega.

Una cosa lleva a la otra y apenas se enteró que Borenzstein estaba pre produciendo su nueva película, se animó a audicionar para el papel de Mari en Un cuento chino.

-¿Disfrutaste ese casting?

-Si hay algo que no se disfruta son los casting. Es una citación de examen. Es muy complicado disfrutarlo. Pero forma parte de los encantos y desencantos de este trabajo y también es algo que genera una situación de apelar al coraje de uno, de ponerse en riesgo y conocer gente. Yo lo conocí a Sebastián en ese casting y la balanza se podría no haber inclinado hacia mi lado, pero siempre se aprende.

Sábado Show aprovechó el estreno de Ciega a Citas en la pantalla uruguaya para comunicarse con Muriel Santa Ana y charlar por teléfono. La tira arrancó el pasado 9 de mayo aquí y se emite lunes, miércoles y viernes a las 21:30 horas por Televisión Nacional.

jugar a ser otro. Carolina Aguirre escribió un blog que consiguió gran éxito en internet. Marta Betoldi se inspiró en él y adaptó el guión para que la novela pudiera emitirse en televisión.

Alejandro Suaya, productor de Rosstoc, fue quien pensó y creyó que Muriel sería capaz de llevar adelante el personaje de Lucía y se lo ofreció.

-¿Te inspiraste en alguien o en algo en particular para construir ese personaje?

-No, el personaje ya estaba creado y muy bien armado por Carolina Aguirre y por Marta Betoldi, que le dio vida para el formato televisivo. Tenía una estructura totalmente sólida. No tuve que ir a ningún lado a buscar inspiración, sino al revés: buscar en todo lo que se me ofrecía y ya estaba dado. Yo le puse la cara y la energía a algo que ya estaba construido por Carolina y Marta. Fue un trabajo en equipo. No estuve sola.

Para interpretar a Mari (Un cuento chino) no la fueron a buscar. Se movió ella. Se enteró que había un personaje "muy lindo y femenino", leyó un par de escenas que le mandaron, se sintió muy cercana a él y le pareció que era el momento de jugársela. "Además tenía muchas ganas de hacerlo", asegura.

-Dijiste que con Mari sentiste cierta empatía, ¿es importante eso para trabajar el personaje?, ¿ayuda a desarrollarlo mejor?

-No, son personajes. Actuar es ser otro, no es ser uno. Lo lindo es ponerse al servicio de la historia, olvidarse un poco de uno. Uno mismo es bastante aburrido. Yo me aburro bastante conmigo. Trato de entretenerme con otras cosas, con Lucía González, por ejemplo. Un personaje es una mirada del mundo, no es que sea la mía. Y Mari también es otra mirada del mundo.

-Tuviste la chance de estar al lado de Darín y grabar con él, ¿te sentiste a gusto?

-Ricardo genera una atmósfera muy afectiva trabajando que propicia mucho lo mejor de uno. A pesar de que cada situación a uno le puede generar cierta inquietud o nervios, él es un gran actor. Ricardo tiene esa calidad humana que hace que pueda darle vida a todo. Estar cerca de él ayuda mucho, por supuesto.

ayer/hoy. La entrada a la televisión llegó después de los treinta para Muriel.

-¿Qué otros trabajos hiciste para ganarte la vida?

-Como toda adolescente, había terminado la escuela y tenía ganas de hacer mi independencia así que con un poco de ayuda de mis padres y algunos contactos empecé a hacer pequeños trabajos. Estuve en una editorial y una revista muchísimos años. Hice de todo pero siempre seguí con mis clases de actuación y canto. La verdad es que trabajé en muchas cosas: como recepcionista en un gimnasio con otra amiga, para algunos festivales de teatro y cine.

No hay un medio donde se sienta más a gusto. Bienvenida sea la televisión, el teatro o el cine, siempre y cuando pueda desarrollar su profesión. "A mí me gusta todo. Me gusta actuar", dice.

-Hoy estás en una situación que te permite elegir, ¿cuáles son los papeles que más disfrutás?

-A mí me gusta actuar así que no tengo una preferencia a priori. Esta profesión es una forma de vida, entonces no hay un a priori. Me parece que el deseo va creciendo y se va modificando en relación a las propuestas que van apareciendo, el director o el guión. Siempre aparece algo novedoso que hace que me acerque a los proyectos desde distintos lugares. Cada proyecto tiene su arquitectura particular. Digamos, no tengo una decisión tomada antes de que aparezcan las cosas. Este es un camino, es una forma de vivir mi vida. O sea, mi vida es esto. No es que mi vida está en otro lado y yo hago esto un rato. Me dejo afectar por los proyectos, las propuestas de trabajo y la gente que los integra. Y me van gustando en la medida que los voy haciendo.

-¿Tuviste que pagar derecho de piso en el mundo de la actuación?

-Todos tenemos que pagar derecho de piso en todos los trabajos. No soy la excepción. Durante años pagué el derecho de piso. Y lo sigo pagando. Con cada nuevo desafío con gente que no conozco, siempre siento que algo se empieza. O lo pago conmigo misma, no porque me lo hagan pagar otros. Pero bueno, yo misma me pongo en un lugar siempre de aprendizaje.

-¿En qué etapa de tu carrera te sentís hoy?

-En la mejor.

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