En mayo se estrenan las películas argentinasEl rey del once y Mi amiga del parque, ambas protagonizadas por Julieta Zylberberg. En el mejor momento de su carrera, la actriz se acerca también al cine uruguayo, vuelve a filmar con Adrián Biniez.
A la actriz argentina Julieta Zylberberg la suerte la acompaña desde que era una niña fanática de Juana Molina y debutó en el programa Magazine For Fai. En la adolescencia la dirigió Lucrecia Martel, y un poco después se ganó a la crítica con su trabajo en La mirada invisible.
De este lado del río, es conocida por sus personajes en la televisión como chica sexy y graciosa en tiras como Los únicos o Farsantes. En pareja con el actor Esteban Lamothe, Adrián Biniez los convocó para protagonizar El 5 de Talleres y volvió a citarla para un personaje en su nuevo film, Las olas.
Mientras que en Argentina estrenó la serie Psiconautas y graba junto a Juan Minujín la adaptación de la sitcom Mad about you, en mayo los cines locales estrenarán dos películas que la tienen en roles principales: El rey del once (el 19) y Mi amiga del parque (el 26).
Aquí, un mano a mano con una actriz que está de moda.
—Dijiste que el programa Juana y sus hermanas te incentivó a convertirte en actriz, ¿seguís siendo fan de Juana Molina?
—He sido muy fan y aún creo que no hubo otra como ella. Me parece desopilante y brillante. Sobre todo por su contacto lúdico con la actuación, que para mí es lo más cercano que puede haber a emparentarla con uno de sus pilares fundamentales, que es la niñez.
—Empezaste a actuar a los 12 en Magazine For Fai, filmabas los fines de semana, ¿cómo era cuando llegaba ese momento?
—Esperaba ansiosa. La verdad es que nos divertíamos muchísimo. Lo súper disfrutaba. Además formamos un grupo de amigos muy unido así que conjugaba a la perfección con la adolescencia.
—En tus inicios estabas bastante enfocada en el humor, que alguna vez definiste como "más tirando al grotesco". Este es un registro al que siempre volvés entre drama y drama.
—No sé si "grotesco" sería la palabra indicada, pero sí es otro registro de actuación. Medio que no concebía a la actuación de otra forma, pero a medida que fue pasando el tiempo aprendí otras cosas y encontré interés también ahí. Pero el humor siempre está presente para mí, es como una mirada. Creo que lo voy graduando según corresponda.
—En El rey del once tu personaje no tiene casi diálogos, cuando habitualmente se te identifica mucho por tu voz y por tu forma de hablar, ¿cómo fue esta experiencia?
—¡Ja! Sí, me asustó en un comienzo, me daba miedo no poder lograr la historia de amor que exigía el film. Pero a medida que fuimos rodando me di cuenta de que el dialogo se armaba igual y que debía confiar en la conexión con Alan (Sabbagh, actor) y con Daniel (Burman, director), y en mi gestualidad.
—Por otro lado, en Mi amiga del parque tuviste que interpretar una crisis emocional. Dijiste que no te interesa que se vean las "cuerdas" de la composición. ¿De dónde te agarrás para encarar personajes que están en situaciones tan extremas?
—Lo hermoso de la historia y del personaje es que está atravesado por muchísimas sensaciones, sentimientos y situaciones; que sea creíble es lo más importante. Para lograrlo intento estar concentrada e interiorizada. También soy muy amiga de Ana (Katz) y nos entendimos a la perfección, porque compartimos muchas peripecias de la maternidad y porque hacía poco que yo había sido mamá, así que tenía "ese momento" muy fresquito en el cuerpo.
—¿Cuál crees que es tu principal herramienta para actuar?
—Todo cuenta. Creo que la mirada es muy importante: ahí se puede ver la honestidad de un actor.
—Acabás de filmar nuevamente con Adrián Biniez, ¿podrías nombrar alguna particularidad suya como director que te haya llamado la atención?
—Me pone muy contenta haber podido participar en esta película. El "Garza" es un director muy particular: es un entusiasta, está "de fiesta" cuando filma, y eso es increíble. Además es sumamente gracioso y adoro las historias que cuenta en el set.
—Te ha tocado actuar con tu pareja, ¿qué es lo difícil en esas circunstancias?
—Nada. Amé actuar con él. Es un actor y un compañero soñado. Teníamos todo a nuestro favor salvo que hicimos todo el rodaje con nuestro hijo muy pequeño: lo llevábamos todos los días al rodaje y dormía muy poquito. Así que compartimos en paralelo la llegada de nuestro bebé y el trabajo, y eso fue muy intenso pero inolvidable.
—Estás pasando por el mejor momento de tu carrera. Mirando para atrás, ¿hubo algún período que hayas sufrido?
—Bueno...es verdad que ahora estoy muy contenta con la forma que ha tomado mi carrera. En estos últimos tiempos pude hacer muchas cosas lindas y eso me hace sentir una privilegiada. Pero por supuesto que hubo y habrá momentos de incertidumbre, que de a poco aprendo a manejarlos mejor y convivir con ellos.
—Una vez dijiste que cuando mirás una película buscás que te rompan un poco el corazón, ¿qué buscás cuando aceptás participar de un rodaje en cine?
—Así es: me gustan las emociones y no el mero virtuosismo. Para elegir un personaje tengo muy en cuenta toda la historia y los que participan en ella. Un gran personaje en una película de mierda es lo mismo que la nada.
—A muchos actores les rechina verse, ¿cómo es para vos verte en la pantalla?
—Lo tomo bastante naturalmente. Me da mucha ansiedad la primera vez que me veo, pero fui aprendiendo a verme con un poco más de distancia. Tampoco soy una fanática de visualizarme, eh.
—¿Con qué tipo de actores te gusta trabajar?
—Con los que gustan de actuar en diálogo. Con los que quieren generar algo en el otro, porque yo intento hacer lo mismo.
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