Juan Ramón del Yi al frente de la selección uruguaya. Eso es nada más ni nada menos que la imaginación al poder, como pedían mis contemporáneos del Mayo Francés, hoy todos gorditos y acomodados, pero eso qué tendrá que ver. Ustedes ya saben que a mí no me gusta irme por las ramas.
Decí que el que me llamó para contármelo fue mi primo Franco Barilari, que es incapaz de decir una mentira. Lo de Franco no le viene ni del ex Generalísimo, ya que descendemos de familia Republicana, ni del cantante de Los Iracundos, grupo favorito de Tío Beethoven. No, pero al Franco le viene al pelo el nombre, dado su apego impertérrito e irreflexivo a la verdad, que profesa hasta el grado de la inconciencia.
Vos me estás cachando, le dije. Pero ipsofactamente advertí para mis adentricos que mi primo Franco, aunque dotado de un sentido del humor común y corriente, no inventa una guayaba ni de broma.
En menos de lo que se tarda en decir Maracaná, comenzaron a ocurrírseme todas las implicancias de la tan deseada como para mi improbable presencia del talentoso insaider al frente del equipo celeste.
Esto si que es un verdadero carrascazo.
Una primera conclusión es que la AUF debe estar muy desesperada para darle el cargo a un tipo que no se va a dejar hacer el cuadro y que es capaz de cazar los zapatos, ponérselos abajo del brazo e irse para su casa al menor amago, ojo, amago digo, de manoseo.
Después, claro, me empiezo a imaginar una celeste que se anime a pasar la mitad de la cancha con pases, y no con esos pelotazos desmesurados que son nuestro tradicional estilo de vida desde hace tantos, tantos carnavales.
La agarra el back, o stopper, o líbero, o el jas, o marcador de punta, o carrilero, levanta la cabeza, y puuuuuum le pega un ventazo para que allá arriba la agarre, con el mediomundo, si es posible, algún resignado navegante solitario, desde Morena al Loco Abreu.
Años, años, años de ver a la celeste pegarle de punta y para arriba y tirando centros a la olla, quizás puedan cambiarse por aquel GANAMO PERDIMO PERO EL PESTO SE LO DIMO, en que podría resumirse la filosofía futbolística de Juan Ramón.
Ya en tren de filosofar, para algo soy sobrino preferido de tío Hegel Rodríguez, comencé a barruntar que quizás esto estuviera denotando un cambio profundo en la psiquis urugayensis, procesado durante mi ya prolongada ausencia del mapa nacional y sus aguas territoriales.
¿Y qué pasa, me pregunto, si en vez de DT de la selección, lo nombramos presidente de una buena vez?
Imagínense, a los banqueros truchos, FRAAA, un carrascazo.
A los grandes bagayeros, esos que nunca caen, FRAAA, otro carrascazo.
A los especuladores, a los corruptos, carrascazos a todos.
A los politiqueros acomodaticios y a los eternos de la burrocracia, carrascazos para todos ellos, a diestra y siniestra. Que es como decir a derecha e izquierda.
Y a la patota impune de la Ciudad Vieja, aquella que me asaltó un sábado, pleno mediodía, junto con el gran Leo Brouwer, y contra la que la Seccional Primera no movió un dedo... otro carrascazo, de mi parte.
Con el FMI no nos alcanzaría con un carrascazo, es demasiado grande, pero podríamos recurrir a la gambeta. En lugar de ir con el sombrero en la mano, se la mostramos por aquí, se la tocamos para allá, y se la pasamos entre los caños.
En el mundo, tal como está, con los ejes del mal y con nosotros o contra nosotros, la gambeta nos va a ser de lo más necesaria, no vayan a creer.
Además, el Juan logró jugar en todos los cuadros que le dio la gana, y en todos ganó guita. Un crack para los pases, para hacerse pagar lo que valía, para que la hinchada lo amara y los dirigentes lo aborrecieran.
Justo lo que necesitamos, despues de tantos directores técnicos amados por los dirigentes y odiados por la hinchada. Con el Prof. Borrás al frente, por supuesto.
Si el Juan pudo llevar al Fenis a la Libertadores, quiere decir que puede todo. Ese fue un milagro incluso mayor que el de San Paco Casal manteniendo a Fonseca jugando en Italia por los siglos de los siglos, amén.
Fíjense que el Fenis, con todo respeto, ha cultivado siempre una poesía estoica y resistente.
Nunca escuchamos cantitos de el Fenis campion que no ni no, el Fenis pa todo el mundo. No, los gritos de batalla de los albivioletas siempre fueron sufridos cánticos de resistencia: VEA VEA Y NO LO CREA AL FENIS NO LO PARAN NI LOS TANQUES DE COREA, o mas modernamente, EL FENIS NO BAJA.
Si el Juan pudo cambiar al sufrido Fenis, puede cambiar al país
Sufrido país.
Lo primero de todo seria cambiar la letra del himno.
Eso de Orientales la Patria o la Tumba es muy fúnebre, muy parecido al Fenis No Baja. Tenemos que darle otras alternativas a nuestros escolares, tiernas palomitas.
Necesitamos un himno que tire buena onda ¿viste? Tendríamos que hacer un concurso para modernizarle la letra al himno. Eso si logramos ponernos de acuerdo, tres palos de uruguayos, en quién puede y quién no puede integrar el jurado ¿viste?
También somos tres millones de directores técnicos, por supuesto. Pero por suerte al Juan Ramón lo que opinen los demás le importa tres caramelos, algo raro en un país donde tanta gente no se anima a ponerse ni un sombrero, una gorra, un gorrito aunque más no sea. Por aquello del que dirán.
Claro, en sus tiempos mozos el Juan Ramón era flor de comilón, pero con los años, cuando empezó a pasarla, ahí me empezó a gustar más.
Un habilidoso empecinado termina calentando hasta los compañeros y agrandando a los contrarios. La cuestión es la habilidad generosa, y sobre todo, no dejar que uno le mojen la oreja.
Por Elbio Rodríguez Barilari
barilari@laraza.com