Francie Millán, la modelo de 21 años que es hija de uruguayos y se convirtió en reina de la belleza en Texas

La reina de la belleza en Texas es uruguaya por herencia. Pese a que nunca pisó tierra oriental, celebró su título con el pabellón nacional.

Francie Millán
Francie Millán

Redacción El País
Francie Millán (21 años) toma mate y sigue el día a día del fútbol uruguayo, en especial lo que sucede con la selección nacional. Aunque no ha pisado nunca tierra oriental, es una uruguaya más por herencia de sus padres, quienes emigraron en 1999 a Estados Unidos, donde nació Francie. Modelo y también ejecutiva de una compañía, Millán se coronó como reina de belleza en el certamen Miss Gran Texas y la bandera con la que festejó fue la azul y blanca, con el sol uruguayo. Sueña con intensificar sus vínculos con su país y desarrollar la cultura de los reinados en Uruguay. Aquí, su historia.

-Llevas toda tu vida en Estados Unidos pero hablás español con acento uruguayo y tomás mate. ¿Cómo se forjó eso en vos?

-Mis padres nos criaron a mis hermanos y a mí como si viviéramos en Uruguay. Mantuvimos toda la influencia de la cultura. Mi papá siempre nos dijo: “Ustedes van a hablar español y con el acento que nos identifica como uruguayos”. La influencia se mantuvo en las comidas: nosotros hacemos asado, comemos ñoquis los 29 y tomamos mate. Mi comida favorita es la torta de fiambre.

-Con 21 años lograste una corona a nivel del estado de Texas. ¿Cuáles fueron tus inicios como modelo?

-Yo diría que todo empezó con mi hermano, Marco. Él es maquillador y preparador de reinas. Conmigo no había tenido mucha suerte porque lo mío era el fútbol, algo que también heredé de mi padre porque él, Octavio Millán, es fanático del fútbol y llegó a jugar en Bella Vista allá en Uruguay. En mi caso, jugué mucho de niña y adolescente. Pero de a poco mi hermano me fue motivando a ingresar al mundo de las reinas: me maquillaba y enseñaba a caminar. Me ponía libros en la cabeza para aprender la postura. Cuando niños jugábamos en casa a hacer certámenes de belleza: hacíamos los vestidos con telas de cortina. Él era mi maquillador, diseñador y también el juez en esos certámenes.

Francie Millán.
Francie Millán.

-¿El primer concurso real cuál fue?

-A los 14 años competí en el certamen local Latina San Antonio. Acudí como representante de Uruguay y terminé ganando mi primera corona. Incluyó acciones sociales con niños y yo era como la embajadora. Inspirar a otras personas fue lo que me animó a seguir por este camino. Cuando me eligieron Miss San Antonio fui la primera uruguaya en tener un título local y después me animé a competir a nivel del Estado. Este año conseguí la corona de Miss Grand Texas, lo que es un gran orgullo para mí. Me apasiona representar a la colectividad inmigrante y en especial a la uruguaya.

-¿Cuáles fueron tus primeras acciones como Miss?

-Lo primero que hice fue festejar con la bandera de Uruguay, una foto que mucha gente vio. Hablé en español porque fue el lenguaje que me salió en ese momento. Grand es un certamen basado en Tailandia, por lo que aprendí un poco de tailandés. También competí nacionalmente y nuevamente llevé la bandera de Uruguay. Tengo doble nacionalidad pero si me preguntan, yo digo que soy uruguaya. La historia del país y la de mis propios padres es inspiradora. Ellos llegaron sin hablar español y lucharon para salir adelante con la garra charrúa. En el mundo de la belleza, hay que ser una mujer preparada especialmente en comunicación. Ya no alcanza con una cara bonita. Hay que ser muy influyente y fijar posición sobre temas controversiales que pasan en el mundo. En mi caso, hablo mucho de la importancia de la salud mental.

-En los certámenes de hoy importa también el contenido...

-Completamente. Mi sueño honestamente sería llevar el mundo de las reinas de bellezas para Uruguay. Tengo 21 años y he tenido una preparación tan buena que me parece una oportunidad hermosa poder contagiarla. Ya estoy trabajando a distancia con una niña de 5 años, que se llama Emita. Ella está en Uruguay y me contactó su familia por redes sociales. Ella ha competido y representado a Uruguay internacionalmente. A raíz de ese caso, también he entrenado a otras niñas de la misma escuela.

-¿Cómo ha sido tu formación?

-Además de la preparación con mi hermano, hice entrenamiento de reina en Colombia, que es uno de los países con mayor tradición. Tengo muchas enseñanzas para llevar a Uruguay.

-¿Conocés Uruguay? ¿Conservás familiares?

-No he tenido la posibilidad de viajar tristemente. Justo cuando iba a viajar empezó la situación de pandemia por Covid en 2020 y suspendí mi viaje. Me encantaría el año próximo. Tenemos el proyecto familiar de hacerlo: mi abuelo falleció en Estados Unidos y queremos devolver sus cenizas a Uruguay, tal cual su último deseo. En Uruguay vive mi abuela materna y muchos otros familiares. Todos en Paysandú. Estoy ansiosa por visitarlos.

-¿Cómo es tu día a día en Houston?

-Trabajo como ejecutiva en una empresa de techos solares, una división de Tesla de Elon Musk. Es un techo inteligente, integrado con paneles solares para la generación de energía. Esto me tiene bastante ocupada. También trabajo mucho con la asociación de uruguayos en Houston. Hace unos días tuvimos el evento de fin de año: vinieron cantantes de tango de Montevideo y tampoco faltó el candombe. Estoy trabajando mucho con los niños para que aprendan más de la cultura de Uruguay. Es lindo estar alrededor de tu gente cuando estás muy lejos.

-¿Cuáles son tus próximos objetivos como modelo?

-Voy a seguir formándome y creciendo en busca de mi sueño de llevar a Uruguay mi aprendizaje del mundo de los reinados. Me encantaría representar a Uruguay en Miss Universo. No sé si reglamentariamente puedo presentarme, pero me encantaría. Las uruguayas son mujeres hermosas y los reinados brindan enormes chances de estudiar y crecer. Entiendo que en el país no está muy desarrollada esta cultura pero realmente es fascinante. Nicaragua tampoco tenía mucha tradición pero luego de la corona de Miss Universo de Sheynnis Palacios, hubo una fiebre. Es un gran camino para las jóvenes, muchas de las que pierden sus energías en drogas o alcohol.

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