Redacción El País
El sodero de mi vida es una entrañable telenovela argentina emitida entre 2001 y 2002 por Canal 13 y producida por Pol-Ka. Escrita por Jorge Maestro y Ernesto Korovsky, la historia combina romance, comedia y drama costumbrista en una trama que gira en torno a los enredos amorosos y familiares de un barrio tradicional de Buenos Aires. Con un elenco liderado por Andrea del Boca y Dady Brieva, esta producción se convirtió en un éxito de audiencia y dejó una huella imborrable en el corazón de sus espectadores.
En Uruguay la telenovela repitió el éxito de audiencia y se emitió en el horario central de Canal 12. Si bien no iba en vivo, llevaba pocos capítulos de “atraso” respecto a las emisiones originales.
La historia sigue a Aldo “El Turco” Soto (Dady Brieva), un sodero bonachón y trabajador, que hereda la empresa de soda familiar. Su vida cambia radicalmente cuando se reencuentra con Sofía Ponte (Andrea del Boca), una psicóloga exitosa que regresa al barrio donde creció. El amor entre ambos se reaviva, pero sus diferencias sociales y los obstáculos que el destino les impone complican la relación.
El sodero... logra capturar con autenticidad el espíritu de comunidad, con personajes secundarios memorables que aportan tanto comicidad como emoción.
El guión, a cargo de Maestro y Korovsky, se caracteriza por su tono cálido y sus diálogos naturales, que logran un equilibrio perfecto entre el drama romántico y el humor costumbrista. Si bien la historia sigue los clichés clásicos de las telenovelas-amores imposibles, secretos del pasado y villanos que intentan separar a los protagonistas-, El sodero de mi vida se distingue por la humanidad de sus personajes y enfoque nostálgico.

Las actuaciones son otro de sus puntos fuertes. Andrea del Boca, una de las actrices más queridas de Argentina, interpreta a Sofía con carisma y sensibilidad, mientras que Dady Brieva sorprende en un papel alejado de su faceta humorística habitual, logrando un Aldo querible y auténtico. Además, la química entre los protagonistas es palpable, lo que hace que la historia de amor resulte creíble y conmovedora.
En cuanto a la producción, la telenovela presenta una estética sencilla pero efectiva. Las locaciones refuerzan la idea de un barrio con identidad propia, y la dirección consigue que el espectador se sienta parte de ese universo. La música, con un tema principal interpretado por Alejandro Lerner, complementa a emotividad de la trama.
A más de dos décadas de su estreno, El sodero de mi vida sigue siendo recordada. Su mezcla de romance, humor y ternura, sumada a un elenco sólido y una historia bien contada, la convierten en una de las telenovelas más entrañables de la TV en la región.