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Clipper, la rapera uruguaya adelanta el show que dará en la Sala Zitarrosa

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La rapera uruguaya Clipper. Foto: Damián Cejas Delgue

ENTREVISTA

La rapera se presenta esta noche para presentar Don Padoshon, su último disco; y habla sobre su viaje a España, su llegada al rap y la movida en Uruguay

La rapera uruguaya Clipper. Foto: Damián Cejas Delgue
La rapera uruguaya Clipper. Foto: Damián Cejas Delgue

Se llama Josefina Araya, pero todo el mundo la conoce como Clipper. Es una de las raperas más importantes de nuestra escena musical y se presenta esta noche en Sala Zitarrosa para presentar su nuevo disco “Don Padoshon”. Ese álbum le valió una nominación a los Premios Grafitti en la categoría single de música electrónica por “Go to Russia”. En esta entrevista, Clipper habla de su acercamiento al freestyle, el surgimiento de su nombre artístico, sus reconocimientos, sus comienzos en la movida de Argentina, la situación del rap en Uruguay y también el mensaje de conciencia que transmite con sus canciones.

—Parece que pasó hace mucho, pero antes de la pandemia estuviste en España. ¿Cómo estuvo?

—Sí, parece que pasaron 50 años por el encierro pero pasó menos. Estuve en España en la Red Bull Internacional que es la Batalla de los Gallos que es de freestyle y rap haciendo de backstage host y estuvo buenísima la experiencia. Todo fue increíble.

—En Argentina ha crecido mucho el género, ¿cómo es la movida del freestyle en Uruguay?

—En Uruguay está creciendo cada vez más y profesionalizándose. Lo que tiene Argentina es que está más profesionalizado lo que tiene que ver con los freestylers y es un poco lo que buscamos acá, que se reconozcan a los freestylers como deportistas de elite, pero con la palabra.

Clipper. Foto: Difusión
Clipper. Foto: Difusión

—La idea del género es que no te presentes con rimas aprendidas, ¿cómo se ensaya el freestyle?

—Más que ensayar es entrenar, como un deportista. Es un entrenamiento continuo que a veces se hace con un generador de palabras que van apareciendo y las tenés que adaptar a un beat, y hay que tirar palabras y la cuestión es entrenamiento. Todos podemos hacer freestyle y rap, entrenando todos los días.

—¿Cuándo dijiste este estilo es lo mío?

—Siempre fui muy enfocada al arte, a los ocho años empecé a tomar clases de guitarra y canto. Hace unos cinco o seis años dije: me voy a dedicar profesionalmente a esto, voy a dejar de tomarlo como un hobbie. Si lo seguía tomando como un hobbie eternamente va a ser mi hobbie y no voy a poder vivir de esto. Fue tirarse a la piscina y decir: quiero que no sea mi hobbie. Como en todo negocio, por así decirlo, al principio es una inversión constante y después de un tiempo empiezan a dar sus frutos.

—¿Cómo surge Clipper?

—El nombre surge en La Paloma cuando tenía 8 años, me lo pone mi mejor amigo, Peteco. Una tarde nos pusimos apodos y cuando empecé a grafitear empecé a usar Clipper, y quedó para siempre. El nombre viene porque usaba clips como aritos, no tiene más historia que eso.

—Mal no te ha ido desde entonces, todos tus discos han estado nominados al Grafitti.

—Sí, me llevé una alegría enorme con el primer disco porque el físico lo hice en casa, fue algo muy zarpado. En ese entonces estaba viviendo en Buenos Aires y saqué una recopilación de temas que venía haciendo y fue increíble tener ese reconocimiento al principio, fue muy alentador.

—Entonces tu decisión de hacerte profesional empezó estando en Argentina.

—Empecé a rapear en 2008 en Uruguay, metiéndome en la cultura del Hip-Hop e improvisando. Y en 2014 me fui a vivir en Buenos Aires para estudiar Licenciatura en Comedia Musical porque me había ganado una beca y me quedé seis años. Ahí conocí a los que hoy son mundialmente conocidos como Trueno, Sony, Wos, todos referentes del freestyle que allá eran mis juntas. Crecí con ellos, vivía en el mismo barrio e íbamos a la misma placita a rapear. Lo que tiene Argentina es que cuando algo explota allá, repercute en toda Latinoamérica, entonces cuando llegué acá, eran todos conocidos.

Clipper. Foto: Difusión
Clipper. Foto: Difusión

—Contame del show que realizás hoy en sala Zitarrosa.

—El show es la presentación de Don Padoshon que significa “se prende fuego la casa”, es una frase en ruso y es un show muy diferente, al igual que el disco que se mete en géneros del hardbass que es un estilo de música electrónica rusa y me animé a rapear encima de eso. En su concepto, el disco busca crear conciencia del consumo consciente. Me veo en una época donde tener un micrófono es una responsabilidad enorme y siento que tengo que generar conciencia. Mi lugar como artista, para combatir esta música que es escuchada por niños de 12 años y no le prestan mucha atención a la letra, es generar conciencia desde ahí. Que sea un ritmo bailable, que esté bueno y al mismo tiempo que tenga una letra que te genere conciencia. Que te quede rebotando en la cabeza algún mensaje, algún pienso.

—No todos entienden que la música es escuchada por niños también, y las letras a veces son un poco fuertes.

—No quiero señalar a mis colegas, pero hay quienes no entienden que esta música es escuchada por niños muy chicos y hacer tanta alusión a las drogas y etcétera, me genera ruido. Si querés grabar, dale, pero con conciencia e información. ¿Estás tomando alcohol?, con qué lo mezclás, con quién lo estás tomando. Entiendo que cada uno hace lo que quiere, pero desde mi música siento que es mi tarea informar y crear un poco de conciencia sobre esto. También ss que el género conlleva a esto en las letras.

—Muchos artistas hablan de sus problemáticas y lo reflejan en sus letras. De ahí que la gente tienda a asociar el género con temas como problemas sociales, familiares y de drogadicción.

—Claro, quienes estamos en el género del hip-hop, no tenemos una historia fácil, por eso nos gusta expresar desde la palabra. Se busca desahogarse y contar lo que está pasando a nuestro alrededor, pero yo estoy con esa conciencia de no hacer un abuso del mensaje. Siempre digo que la música que hago la pueden escuchar desde mi sobrina de cuatro años, mis primos de 12 o mi madre que tiene 50, y todos le van a encontrar un significado distinto, dependiendo de las vivencias. Por eso depende la vivencia y desde vos lo entiendas. Por ejemplo “chocolate” es una canción que dice eso, mientras un adulto puede entender otra cosa. Prefiero decir “chocolate” en vez de “codeín” como un hecho de generar conciencia de lo que hacemos.

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