At your service morphine

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En julio se cumplieron diez años de la muerte de Mark Sandman, líder de una banda norteamericana de los `90 poco conocida llamada Morphine. Murió de un ataque al corazón en Italia, durante un recital, en el medio de una canción. Como recordatorio de parte de su obra, aparece At your service -expresión que el cantante usaba al comienzo de sus presentaciones en vivo-, un material doble que reúne varias de sus clásicas canciones, algunas rarezas, grabaciones en vivo y también temas inéditos.

El grupo tenía una formación peculiar. Casi no había guitarras, la delantera la llevaba un bajo eléctrico slide de dos cuerdas, saxofones y un despliegue de baterías y percusiones. Así, tocaban rock. O, mejor dicho`low rock`, la denominación con que Sandman bautizó a la estética sonora de Morphine, un cruce de inspiraciones rockeras, jazzeras y algo bluseras. A pesar de que su propuesta no suena especialmente sorprendente, lo que se destaca de Morphine es el resultado efectivo que obtienen de ese discreto arsenal; como si cada instrumento ocupara un lugar reservado y nada sobrara ni faltara. Con su bajo Sandman digita ritmos básicos pero de efecto movedizo, también aprovecha su instrumento desde una orientación más melódica; mientras canta con una voz grave y apacible. Los saxofones de Dana Colley -en ocasiones tocaba dos al mismo tiempo- antes que desempeñar un rol decorativo, actúan como fieles réplicas del bajo y a veces cobran un protagonismo sonoro equivalente a los `solos` de guitarra, aunque sin largas duraciones. La variedad rítmica que proponen las percusiones es otro aspecto resaltable, al igual que la contenida riqueza de arreglos que rodean al conjunto. Quizá, un de-fecto señalable consista en una especie de monotonía de ideas musicales (nada que ver con aburrimiento) en la que parece caer la banda por momentos; lo cual puede provocar que el legado de Morphine sea más interesante que necesario. At your service funciona como una atractiva colección para acceder a su obra, ni brillantemente creativa ni tampoco imponente, pero algo distinta en cuanto a formato y lo mejor, enteramente disfrutable a nivel de ejecución.