Anfitrión de las “Veladas paquetas” en Hiperhumor o en la piel de Juan Urraca, un meteorólogo con problemas de consumo de alcohol en Decalegrón, el humor de Andrés Redondo era característico de aquella generación de uruguayos que se inició con Telecataplúm en los ’60 y luego contagió a toda la región a través de diferentes programas y pantallas. Era, a la manera de su compañero Ricardo Espalter, de decir las cosas más graciosas con absoluta seriedad en la expresión.

Falleció en abril de 1993, hace 30 años, y marcó especialmente al grupo de comediantes, que ya había lamentado la pérdida de Enrique Almada (1990) y de Reimundo Soto en 1983.

La voz grave, lentes grandes, Redondo no era un “frontman” del humor, pero su papel de número 2 o 3 se echó en falta, al punto de que algunos de los sketches en los que participaba dejaron de hacerse con su fallecimiento prematuro, a los 63 años.

La vida de Redondo estuvo marcada por su profesión. Como actor, integró el primer elenco de Telecataplúm, en Teledoce en 1962. Convocados por los hermanos Jorge y Daniel Scheck (“Los lobizones”), el grupo logró una revolución en los albores de la TV. Al poco tiempo exportaron el formato a la TV argentina, donde se llevaron un Martín Fierro y eran sensación en la preferencia regional del humor. En 1968, Redondo formó parte de los llamados “escindidos” de Telecataplúm, un grupo integrado también por Ricardo Espalter, Eduardo D’Angelo, Enrique Almada y Reimundo Soto, entre otros, quienes dejaron el programa para hacer un camino propio.

Foto: Archivo El País.

Desde aquel 1968 hasta su muerte, Redondo se afincó en Buenos Aires. Fue, junto con Berugo Carámbula, el único de los uruguayos que hizo base en Argentina: se casó e incluso formó familia allá.

El mayor de sus hijos argentinos, Luis Redondo, de 52 años, lo recuerda en una faceta menos conocida. “Si me preguntás por una imagen de mi viejo, lo veo en casa, con una máquina de escribir, escribiendo, fumando y con un vaso de whisky en el escritorio”, asegura.

Andrés Redondo fue también guionista, no solo de los programas de humor en los que participaba, sino para otros. Cuando su amigo Berugo Carámbula comenzó a hacer programas de preguntas y respuestas, Redondo fue uno de los autores que elaboraba las preguntas. También escribió para Héctor Larrea y fue creador y autor del programa de entretenimientos, Atrévase a soñar, también con Berugo en la conducción.

Padre de cinco hijos, dos uruguayos y tres argentinos, Redondo también dejó legado en su estirpe. Aunque no delante de cámaras, Luis Redondo se dedica al rubro artístico como manager de actores en Buenos Aires y productor en el área audiovisual. Es representante, por ejemplo, de Sebastián Almada en Argentina.

Luis Redondo recuerda que el humor de su padre estaba presente en el día a día. “Era del mismo estilo de Espalter. Decía muy seriamente las cosas más graciosas”, asegura.

En virtud de que ambos se mudaron a Buenos Aires, las familias Redondo y Carámbula eran muy allegadas. “Vivíamos muy cerca. Recuerdo que nosotros teníamos teléfono y ellos no. Cada vez que querían comunicarse con Berugo llamaban a casa y me acuerdo que yo iba a la casa a pasar el mensaje”, cuenta Luis Redondo.

Los hijos de uno y otro también hicieron buenas migas. “María y Gabriel (Carámbula) eran artistas y me encantaba ir a su casa. Era un mundo fascinante. De repente iba y estaba Fabiana Cantilo”.

Andrés Redondo se fue joven pero de algún modo la salud se lo venía anunciando. Gran fumador, de hecho muchas veces aparecía en cámara pitando un cigarrillo, había tenido varios episodios cardíacos. Falleció de un infarto, a los 63 años.

Foto: Archivo El País.