A 11 años de su muerte de Eduardo D'Angelo, revelan su archivo más curioso: películas en rollos de papel

De niño y adolescente, el actor dibujaba cuadro a cuadro historias que luego representaba imitando voces. Un proyecto del escritor argentino Eduardo Orenstein y de su familia se propone rescatar aquellas primeras expresiones artísticas.

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Eduardo D'Angelo dibujó más de 60 "películas" en papel.
Foto: Eduardo Orenstein y Archivo El País.

Redacción El País
Antes que actor, humorista y figura de televisión, Eduardo D’ Angelo se dedicó a un arte inclasificable de cineasta en papel. Siendo niño y adolescente, dibujaba en rollos de hasta 12 metros de largo (sí, a veces de papel higiénico) con historias cuadro a cuadro. Eran los años ‘50 y el joven D’Angelo proyectaba estas "películas" en una especie de teatro de cartón para amigos y familiares: la representación se completaba con él mismo haciendo las voces de los personajes.

A 11 años de la muerte del artista, quien falleció en octubre de 2014 a la edad de 75 años, su familia y el escritor Eduardo Orenstein están embarcados en un proyecto de libro para rescatar estas películas. En total se conservan 62 rollos con las aventuras de la imaginación de D’Angelo, creadas en su mayoría en los años ‘50 cuando tenía entre 12 y 19 años.

“Cuando supe de estos rollos me interesó mucho. No tanto por la figura de D’Angelo, sino porque siempre me han fascinado las expresiones alternativas del arte, lo que en algún caso se ha llamado arte en bruto; expresiones espontáneas y no profesionales”, asegura Orenstein uruguayo residente en Argentina, escritor y “coleccionista renegado”, según se define.

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Algunas de las películas de D'Angelo que él completaba con su voz e imitaciones.
Fotos: Eduardo Orenstein.

Pablo D’Angelo, diseñador, dibujante y docente, considera que su padre fue un adelantado al medio y a la tecnología en la que luego desarrolló su carrera: la televisión. “Cuando se plantean cuestiones vocacionales, yo siempre digo que mi padre fue un tipo que se dedicó a algo que no existía en ese momento histórico. Trabajó en una tecnología que no se había desarrollado todavía. No había una carrera para ser actor de televisión pero él la estaba haciendo”, asegura.

Eduardo D’Angelo tenía gran técnica innata para el dibujo y también realizó un curso por correo, característico de la época, en la famosa Continental School. Su progreso con la técnica se nota a lo largo de las películas de papel.

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Eduardo D'Angelo (centro) con sus padres.
Foto: Archivo Familia D'Angelo.

Las imitaciones, en las que Eduardo D’Angelo estaba muy bien entrenado por sus películas, fueron la puerta de entrada del artista a los medios. Empezó en Radio Carve y fue integrante del primer elenco de Telecataplúm (1962, Canal 12), el programa que revolucionó el humor en el Río de la Plata. Trabajó en Argentina, en Chile y en Uruguay destacó como uno de los líderes de Decalegrón, cuyo ciclo terminó en 2001 en Canal 10. “Trabajó en los comienzos de todos los canales”, recuerda su hijo. En radio, “El hombre del doblaje” y “El show de las mil voces” fueron sus programas más distintivos.

Respecto a las películas de papel, Orenstein identifica temáticas de aventuras, viajes, western e incluso musicales. Todo menos terror, un género que nunca atrapó al artista uruguayo. Algunos rollos tienen una inspiración en las películas de la época que D’Angelo miraba en el cine (era un declarado admirador de Luis Sandrini) pero en su mayoría son invención del niño-joven.

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“Kambo”, “África”, “Alegre Navidad”, “Pedrito el lechero” son algunos de los títulos de las películas dibujadas de D’Angelo. El rollo incluía los créditos: además de identificarse como autor y director, inventaba nombres del elenco y aparecían firmas de los estudios.

Orenstein se encuentra en etapa de digitalización del material para luego darle forma al libro, cuya publicación se prevé para los próximos meses.

Gran parte del archivo de Eduardo D'Angelo está bajo custodia de la Intendencia de Montevideo

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Eduardo D'Angelo con sus hijos Pablo y Diego.
Foto: Archivo Familia D'Angelo.

Las películas de papel de Eduardo D’Angelo integran el gran archivo personal que dejó el artista luego de su fallecimiento. Conocida su afición por el coleccionismo de películas, dibujos y material gráfico, el actor y humorista atesoraba en su casa muchas reliquias.

Pablo D’Angelo, uno de sus hijos, asegura que en 2021 la familia cedió en comodato a la Intendencia de Montevideo gran parte del archivo de su padre. “Incluye dibujos, caricaturas, libretos, obras de teatro, muchas películas, algunas grabaciones de fragmentos de programas”, asegura Pablo D’Angelo. El registro es valioso en tiempos en los que los canales de TV solían regrabar las cintas (que eran costosas) perdiéndose el archivo.

“Mi padre siempre reprochó eso a los canales. Decía que se iba a venir el cable y para competir los canales tendrían que emitir las 24 horas. Qué mejor que volver a dar los contenidos que ya hiciste”, recuerda D’Angelo hijo.

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Eduardo D'Angelo.
Foto: Archivo El País.

En la dirección de Cultura de la IM tiene en custodia el archivo, con la apertura para que eventualmente un productor desee montar una muestra.

Luego de consolidarse como actor y libretista de televisión, Eduardo D’Angelo dejó prácticamente de dibujar, con algunas excepciones. Para el diario El País, escribió y dibujó la historieta del Capitán Cañones, uno de sus personajes televisivos más recordados. Se publicó en el suplemento “El Escolar” por al menos tres años. Además, en el programa Frente a frente, que tuvo en Canal 4, cerraba la entrevista con el invitado con una caricatura.

Este gen para el arte gráfico quedó en la familia y su hijo Pablo se formó en diseño industrial y dibujo. El otro hijo, Diego D’Angelo, también ha desarrollado una faceta artística como músico.

¿Cómo era Eduardo D’Angelo en el día a día? “En la vida era una persona más seria. No estaba todo el tiempo haciendo chistes, aunque cada tanto aparecía esa faceta del humor”, recuerda Pablo a su padre. También recuerda al artista trabajando muchas horas en la preparación de los programas y libretos.

“Su trabajo era su vida, lo que a veces está bien y otras veces, está mal. Todos (los del grupo Decalegrón) tenían un alto grado de vocación para hacer lo que hicieron. De otra manera, no creo que haya sido posible”, complementa Pablo D’Angelo.

Aunque considera que el final de Decalegrón (2001) afectó a su padre como a todo el grupo, D’Angelo siguió en plena actividad. De hecho, apenas dos meses antes de su fallecimiento por causa cardíaca el 18 de octubre de 2014, había estrenado una obra teatral en el Teatro Stella, donde hacía un repaso de su amor por el cine y contaba de sus andanzas con las películas de papel.

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