"The end": el cine uruguayo se apaga

El cine perdió el apoyo de dos importantes y pide beneficios fiscales. Foto: Rodrigo Díaz
foto RODRIGO DIAZ, filmacion pelicula, realizacion de trailers
RODRIGO DIAZ

Durante 13 años el cine uruguayo creció de manera sostenida, generó cineastas, puestos de trabajo, aportó dinero al país y premios. Hoy enfrenta su peor crisis. Mientras la región suma inversiones en el sector, el gobierno uruguayo lo abandona y el efecto ya se nota.

Filmar una película hoy es una guerrilla", dice Juan Álvarez Neme, cineasta y uno de los miembros de la Asociación de Productores y Realizadores de Cine del Uruguay (Asoprod). En el último año el cine uruguayo se transformó en un barco a punto de chocar, y si nadie toma el timón a tiempo, "sobrevivirá alguno con un flotador debajo del brazo", agrega con una sonrisa irónica.

El primer golpe que recibió el sector fue en mayo, cuando el gobierno ordenó la reducción de publicidad oficial y quedaron sin efecto varios convenios con entes que beneficiaban a la producción y exhibición de distintos contenidos audiovisuales. Le siguió el estancamiento de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, pero el puñetazo más fuerte llegó el 6 de agosto, cuando la Comisión de Hacienda del Senado comunicó que ninguna de las medidas reclamadas en el Compromiso Audiovisual serían contempladas en el presupuesto; ni siquiera el reajuste por IPC del fondo que otorga la Ley de Cine desde 2008.

Los cineastas uruguayos decidieron alertar acerca del "estado de emergencia" que está sofocando a la producción de películas. Ante la falta de políticas que acompañen el desarrollo del sector, Uruguay retrocede casilleros en el posicionamiento local e internacional que había logrado. "Hay un ciclo que se terminó y tenemos que empezar otro para que el acumulado no se pierda ni se frustre", sostiene Adriana González, directora del Instituto del Cine y Audiovisual (ICAU). "La actualización del fondo es necesaria para cumplir con los cometidos que la propia ley plantea".

No se sabe a cuántos afectará esta crisis ni cuánto dinero mueve el cine nacional. Actualmente se está haciendo un relevamiento para dimensionarlo.

El cine en llamas.

El clima empezó a nublarse a mediados de 2014, cuando el ICAU dejó de recibir un apoyo por parte del Ministerio de Educación y Cultura. Poco tiempo después se concretó el desmantelamiento de la Film Commission, oficina que había sido creada por un plazo de cinco años para mejorar el diálogo y la visualización del audiovisual uruguayo en el exterior. Además, las salas comerciales plantearon el cobro de una tarifa de exhibición (VPF), a raíz de un cambio tecnológico impuesto por el cine hollywoodense.

El panorama se complicó más aún para los productores a raíz de un convenio entre Gremio Cine y Asoprod, que implica que los salarios de los técnicos cinematográficos se fijen en los Consejos de Salarios. Esto a pesar de que el principal fondo del que disponen está estancado en su valor desde 2008.

A todo esto, si un proyecto de ficción estándar obtuviera todos los fondos de financiamiento público a los que podría aspirar, solo el 28% del costo estaría cubierto: el resto debería conseguirse con socios extranjeros que siempre cotizan en dólares. Como consecuencia del aumento de la moneda estadounidense, el fondo que otorga el ICAU se devaluó un 68% en sus siete años de existencia. ¿El resultado? En 2014 se rodó una sola ficción (Las toninas van al este, de Verónica Perrotta y Gonzalo Delgado) y en lo que va del año la cifra se mantiene (con la filmación de La emboscada, Daniel Hendler).

"La sensación es que debemos sentir culpa por no llenar la sala cuando todas las expresiones culturales del país dan pérdidas en un sentido monetario, pero generan ganancias que no se miden en plata", opina el montajista y director Juan Ignacio Fernández Hoppe. Comparando los números de la taquilla, el cine no está tan lejos de otras apuestas culturales exitosas: en 2014, 71.158 personas pagaron una entrada para ver películas locales, mientras que el Ballet Nacional del Sodre tuvo una audiencia de 75.000 espectadores y la Comedia Nacional de 56.800.

Efecto MacGuffin.

Alfred Hitchcock solía utilizar en sus películas un elemento de suspenso llamado Macguffin, una herramienta narrativa que hace avanzar a los personajes en la historia pero no posee ningún valor contundente en el desenlace de la trama final. En agosto pasado, algunos miembros de Asoprod temían que el llamado Compromiso Audiovisual fuera una maniobra parecida. "Todo sonaba a fachada e intereses particulares y poco a compromiso verdadero", opina la productora Natacha López.

El Compromiso fue sugerido por el entonces ministro Ricardo Ehrlich como una forma de diagnosticar la salud del sector y fijar objetivos para mantener su crecimiento en 2015-2020. Durante 90 días, 300 participantes civiles y representantes de entidades públicas y privadas discutieron sobre las fortalezas y debilidades del sector. Entre otras medidas se proponía duplicar el monto del fondo que otorga la ley.

Representantes de los ministerios de Educación y Cultura, Turismo y Deporte e Industria, Energía y Minería, firmaron el acuerdo. Los más desconfiados sospecharon frente a la ausencia de Economía y Finanzas. La única victoria del Compromiso hasta el momento es la exoneración del pago del VPF para los films nacionales. Esteban Schroeder, que apoyó la iniciativa con entusiasmo, renunció a su cargo de presidente de Asoprod hace dos semanas. Mientras esperan las próximas elecciones, la asociación funciona en términos de asamblea permanente analizando qué acciones tomar para evitar "la caída de todo".

Patito feo.

"Nos sentimos desilusionados y engañados", dice Fernández Hoppe. Asoprod consiguió el apoyo de Gremio Cine, la Sociedad Uruguaya de Actores y de la Asociación de Críticos de Cine para exigir de forma conjunta que se garantice el pago de $ 18 millones correspondientes al valor de la devaluación del fondo desde su implementación.

"Esto del reajuste es lo urgente, pero la dinámica es la misma que se da en la educación. No solo se trata de dinero, es una cuestión de ideas, de propuestas y de cambios grandes, de riesgos políticos. Lo que notamos con terror es que la caída del Compromiso Audiovisual lo que hizo fue recordarnos cuál es el lugar del cine y de la televisión nacional para el gobierno: bastante nulo". Y agrega su colega Guillermo Rocamora: "El cine parece condenado a estar pidiendo eternamente limosnas".

Según González, la directora del ICAU, hay que aceptar la decisión de Economía como un dato de la realidad y no desistir en la búsqueda de otras armas para recaudar dinero. Por ejemplo, la posibilidad de buscar alianzas con empresas, o de acceder nuevamente a "refuerzos presupuestales" y a "compromisos de gestión" (todas "medidas post aprobación del presupuesto" a pesar de que aún no se ha votado, hacen notar los cineastas).

Asoprod encuentra "demasiado tibia" la respuesta del ICAU para un sector que siente que el propio Estado que fomenta su actividad, mira para el costado cuando se trata de visualizarlo como un negocio y como una inversión cultural.

A partir de 2008 el instituto del cine generó importantes convenios con la Dinatel, el Banco República y Ancap. Seis años después, la Dinatel decidió interrumpir la convocatoria audiovisual que premiaba con $ 6 millones a proyectos de videojuegos y contenidos audiovisuales orientados al público infantil. Además nunca aceptó el pedido de Asoprod de exonerar al sector del pago del IRAE por cinco años, tal como se hizo para fomentar el desarrollo del software.

Tampoco tuvieron suerte con la petición de perdonarle el IVA a toda la actividad. Hasta el momento, están exentos solo aquellos proyectos que cuenten con capitales extranjeros (los más grandes).

Contradictorio.

El BROU tampoco parece tener claro si fomentar el cine es una acción de marketing o un aporte a la cultura del país. En marzo de 2010 firmó un convenio con el ICAU para apoyar con un monto de hasta US$ 200.000 la promoción y el lanzamiento de estrenos locales. "Cada año este fondo se subejecutó. Desde Asoprod propusimos varias ideas que no se concretaron", dice Diego Fernández, presidente interino de la asociación.

El banco también estimó que las películas estrenadas en Cinemateca Pocitos no podían recibir el aporte al no considerarla una sala comercial. Aunque el distribuidor Gabriel Massa invirtió US$ 35.000 en mejorar su logística; aunque la sala cobra entrada a todos sus espectadores; y aunque allí se estrenen varios títulos nacionales que no consiguen espacio en las multisalas.

Como el convenio se enmarcó en el rubro de publicidad y marketing, cayó en mayo; el BROU todavía adeuda varios pagos prometidos. Sin embargo, desde su fundación cultural (creada seis meses después de la firma de este acuerdo), auspició la finalización de la película Tan frágil como un segundo, la realización de las obras del cineasta Martín Sastre U from Uruguay y Protocolo Celeste, y hasta otorgó un premio en un concurso cinematográfico.

"Los entes no cargan con la competencia de fomentar una actividad. Y el instituto tiene un límite: no puede decirle a un organismo con directivos y proyecciones qué hacer", dice González. Pero como las películas llegan a las salas de cine endeudadas, y el convenio ya no existe, el ICAU es el que absorberá el gasto.

El mismo día que Hacienda comunicó la negativa al Compromiso, planteó la creación de zonas francas para fomentar negocios en el entretenimiento y el audiovisual, que incluiría la construcción de un gran estudio. "Una idea que no tiene nada que ver con nuestros problemas", respondió Asoprod, atónita. La directora del ICAU lo entiende así: "El Estado lo ve como una medida para atraer nuevos inversores y no como una reasignación sobre lo que ya existe".

Los cineastas creen que una inversión útil hubiera sido concretar la creación de una plataforma de exhibición por internet de contenidos nacionales. La propuesta se planteó a Antel en 2013. Durante seis meses, Diego Fernández se reunió con un jerarca del ente hasta que un día dejó de tener respuestas. El proyecto incluía un paquete de 100 películas y su presupuesto rondaba los US$ 300.000. "Pero Antel decidió transmitir el Mundial de Fútbol Playa, partidos de la NBA y cerró un contrato con Netflix que solo incluye a dos películas uruguayas en el paquete. Es grave que no haya relación entre una empresa de telecomunicaciones que adquiere contenidos y el instituto que los genera", dice Fernández.

Ojos que no ven.

Según Massa, el congelamiento no es visible aún para el espectador porque todavía hay estrenos. "Pensar en producciones como Mr. Kaplan (Álvaro Brechner), con presupuestos superiores al medio millón de dólares, es casi imposible ahora. El dinero es importante para las películas uruguayas porque el espectador las compara con las extranjeras. Esos mojones se necesitan incluso para mejorar la distribución, porque para una sala comercial el cine uruguayo es todo uno: si a un estreno le va mal, ya es difícil conseguir salas para el próximo".

La exhibición es otro enorme problema con el que deben lidiar. "Cada estreno es una batalla", dice Álvarez Neme. "Hasta ahora defendimos la postura de que los estrenos comerciales se autoregulen, pero entendemos que no está funcionando y estamos muy alarmados", advierte Adriana González. La competencia es completamente desigual. "O hacés una cuota pantalla o se genera un sistema alternativo de exhibición que sea igual de bueno que el comercial", agrega Álvarez Neme. "Esta es una de las discusiones fuertes que un instituto de cine debe tener".

Asoprod y Gremio Cine llevan semanas recorriendo despachos de legisladores. La nacionalista Beatriz Argimón dio la primera muestra de apoyo al llevar la problemática en el Parlamento. El martes se presentarán en el Palacio Legislativo para explicar las razones por las que un gobierno debe cuidar al cine de su país, y hacerse cargo del timón antes de que este barco se hunda.

Scorsese pidió al gobierno uruguayo que cuide al cine.

Hace unos días, Martin Scorsese filmó un video pidiéndole al gobierno uruguayo que no descuide ni a su producción cinematográfica ni a su Cinemateca. Los cineastas uruguayos convocan a participar de una instalación que tendrá lugar el lunes próximo de 18:30 a 20:30 horas en la Plaza Independencia. La acción busca concientizar a los políticos sobre la importancia del ajuste del monto del fondo por IPC antes de que se apruebe el presupuesto quinquenal, que no prevé ninguna mejora económica para el sector. El martes Asoprod concurrirá al Parlamento a explicar su situación. "El cine de un país es como un álbum familiar donde nos reconocemos y reflexionamos sobre quiénes somos. Si el álbum queda vacío, en un punto dejamos de existir, de reconocernos, y eso es un problema grave", dice Juan Ignacio Fernández Hoppe.

SABER MÁS

Mientras tanto, en la región aumenta el apoyo.

Mientras el sector local se debilita, la región se vuelve más competitiva: Argentina anunció un aumento del 28% en los subsidios de producción, reinversión y compra de equipamientos; Brasil destina US$ 450 millones al año al fomento de contenidos audiovisuales y exige una cuota pantalla televisiva. Chile, Colombia y México afianzan reducciones fiscales para estimular la producción y atraer inversores extranjeros. El cine uruguayo enfrenta además una batalla con los exhibidores. En 2013 hubo 2.899.020 espectadores. Se calcula que un 5% de los estrenos fueron locales, y en términos de público representan un 3% del total. Cuando el ICAU organizó una mesa redonda entre productores y exhibidores, la charla fue inútil. Según productores presentes, los representantes de las salas explicaron qué tipo de promoción utilizó una película como Hulk para atraer audiencia. El ICAU trabaja en acciones para mejorar la circulación de contenidos en todo el territorio, pero para Asoprod se trata de "poner curitas" en lugar de asumir riesgos políticos.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
El cine perdió el apoyo de dos importantes y pide beneficios fiscales. Foto: Rodrigo Díaz

Sector en emergenciaMARIÁNGEL SOLOMITA

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar