El Mercurio (Grupo de Diarios América), El País de Madrid, AP, EFE
Bill Gates se paró sin corbata a hablar sobre piratería; y Sergey Brin, fundador de Google, capeó en jeans el murmullo que provoca ser dueño de una marca que vale 11.000 millones de dólares. Pero, para los hombres más ricos del mundo reunidos en el foro de Davos, la chaqueta de cuero negro con la que Bono eligió enfrentarlos tuvo un efecto tan shockeante como el del famoso y castigado buzo de lana de Evo Morales.
Ante la concurrencia de la cumbre de Davos, el irlandés más famoso desde James Joyce expuso una iniciativa en la cual ha logrado involucrar hasta ahora a las marcas Gap, Nike, Armani y American Express; y que busca combatir las epidemias que matan un africano cada tres segundos.
"Esto es algo realmente sexy para mí. Es sexy querer cambiar el mundo. Lo llamo comercio consciente para gente despierta", explicó Bono.
Para muchos, incluyendo a quienes lo han postulado para recibir el Premio Nobel de la Paz 2006, el activismo de Bono lo ha transformado en un héroe del siglo XXI. Para otros, es sólo una faceta más de un artista que se ha mostrado casi insuperable en el arte de captar la atención del público y ganar mucho dinero.
La estrella de Davos
Lo cierto es que nada logra acallar el magnetismo de Bono. Su paso por Davos fue mucho más interesante para la prensa que el de Paul Wolfowitz, Jean Claude Trichet (presidente del Banco Central Europeo) o el de las cabezas de las multinacionales Shell, Cisco y Virgin. Ni Brad Pitt y Angelina Jolie —la pareja resplandeciente de actores que los teóricos de la farándula han bautizado como "Brangelina"— pudieron superar la estela del rockero a quien nadie le dice que no, aunque sea porque "tus hijas adolescentes no te lo perdonarían", según dijo una vez el músico Bob Geldof.
"Su voz alcanza el cielo" ha asegurado el ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton. "Tiene la disposición para concretar lo que le dice su corazón: que nadie, nadie, debe vivir en la pobreza y desesperanza", dijo George W. Bush. Su amigo The Edge lo bautizó hace un tiempo como "el presidente de los sobreexigidos anónimos".
Hace un tiempo, cierta prensa consideró creíbles los rumores que decían que Bono presidiría pronto el Banco Mundial. Cómo llegó a semejante estatus un dublinés alguna vez aficionado a las peleas a golpes y la música punk es la historia de una conversión casi religiosa, sostenida en un meritorio esfuerzo de estudios, tiempo y adaptaciones ideológicas que muchos aplauden y otros condenan.
El suyo es, además, un ejercicio de trabajo social con pocos antecedentes en su gremio; muy lejos del asistencialismo —piénsese en el sinfín de discos benéficos que hemos padecido en las últimas décadas—, pero, a la vez, con todo el atrevimiento que le ha enseñado su oficio de entretenedor de estadios.
Bono llena el vacío que dejaron los artistas militantes de décadas pasadas pero con un mensaje más aséptico, menos revulsivo, sin caer en las amargas ironías de un Bob Dylan o en el nihilismo de los punks. Bono ha hecho suyas banderas que casi no tienen enemigos. ¿Quién va a estar a favor del sida? ¿Quién no quiere terminar con el hambre?
El irlandés, sin embargo, considera un insulto que lo llamen filántropo. "Esto es comercio duro. No podemos permitirnos perder dinero", explicó sobre su campaña lanzada en Davos. Y esa es una idea que está en el origen de todos sus proyectos. Paul McGuiness, mánager de U2, la millonaria banda de rock que lidera el irlandés y que ya vendió 120 millones de discos, dijo una vez: "siempre dijimos que sería patético ser buenos en la música y malos en los negocios".
Son las dos caras de Bono, que sin duda es muy bueno en ambas. Según la revista Forbes, U2 es la segunda banda de rock que más dinero gana en el mundo, sólo superada por los Rolling Stones.
En Brasilia, hace unos días, elogió la lucha contra la pobreza dirigida por Lula. "Es mi héroe", dijo, sin que quedara claro si ese juicio abarca también a las denuncias de corrupción que afectan al presidente. Luego anunció que donaría una de sus guitarras para contribuir al plan Hambre Cero del gobierno. "Creo que el plan Hambre Cero es posible. Para tener un plan de esos, es preciso organización y una buena estrategia. Y no puede ser visto solamente como algo de izquierda porque para terminar con el hambre todos los actores deben participar", dijo.
Unos días antes de su entrevista con Lula, Bono había presentado en Nueva York la línea de ropa Edun, la marca que creó junto a su esposa. ¿Algún tipo de contradicción? Nada de eso, dice Bono, ya que Edun fue fundada como una "línea de ropa de conciencia social", que produce prendas deseables mientras brinda oportunidades de empleo sostenible y relaciones comerciales estables en áreas del mundo en desarrollo. Las prendas de Edun son fabricadas en Perú y Túnez y se planea extender la producción a Lesotho, Sudáfrica y Tanzania. La empresa dice mantener altos estándares laborales.
En varias ocasiones Bono ha dicho que la canción que menos le gusta de John Lennon es Imagine, porque las buenas intenciones no le quitan el hambre a nadie.
Descubrir África
La creencia de estar imbuido de una misión viene del principio de su carrera y nunca lo ha abandonado. "Tengo un complejo mesiánico", dijo, medio en broma medio en serio, en un discurso que pronunció hace un mes ante Bush en el llamado Desayuno Nacional de Oración que se celebra todos los años en Washington.
En 1984 le dedicó la canción Pride a Martin Luther King (y U2 consiguió su primer gran éxito en Estados Unidos). En 1985 visitó África por primera vez: junto a su esposa, Ali, pasó seis semanas en un orfanato de Wello, Etiopía. La experiencia, cuenta, lo convirtió en un militante contra la pobreza. Desde entonces ha abrazado distintas causas nobles. En un recital en Londres, en 1993, hizo subir al escenario al escritor Salman Rushdie, condenado a muerte por el régimen fundamentalista islámico de Irán. Hoy U2 predica una religiosidad ecuménica. En las actuaciones de la reciente gira que pasó por Argentina, Brasil y Chile, Bono repitió el acto de taparse la cara con una venda que dice "coexist" (coexistir) junto a una cruz cristiana, la estrella de David y la media luna islámica.
Su énfasis en conseguir dinero y combatir la deuda de África se redobló luego de su amigo Boby Shriver, sobrino de John Fitzgerald Kennedy, le presentó hace siete años al famoso economista Jeffrey Sachs, el autor de El fin de la pobreza.
Bono decidió inscribirse en un curso de Sachs sobre las dinámicas de la deuda externa y se integró a un grupo activista llamado Jubilee 2000, empeñado en que Estados Unidos y Europa condonaran los pagos de la deuda externa de los países africanos más pobres. El cantante quedó impresionado por los planteamientos de Sachs respecto a que fácil resultaría para el mundo desarrollado acabar en el corto plazo con la hambruna del continente negro.
Se hicieron amigos. A Bono le gustó la "actitud punk" del economista, y Sachs acogió la capacidad de trabajo de quien llama "un líder nato". Se asociaron, junto con el millonario de origen húngaro George Soros, en una organización a la que llamaron DATA (un acrónimo para Debt, Aids, Trade and Africa: deuda, sida, comercio y África), parcialmente inspirada en el plan Marshall, que ayudó a reconstruir Europa tras la Segunda Guerra Mundial.
Bono fue el portavoz de la campaña Drop the debt (Cancela la deuda) que consiguió, en 2005, que el G-8, el grupo de los siete países más ricos del mundo y Rusia, le perdonase la deuda externa a 18 países pobres en África y América Latina: Benín, Bolivia, Burkina Faso, Etiopía, Ghana, Guyana, Honduras, Madagascar, Mali, Mauritania, Mozambique, Nicaragua, Níger, Ruanda, Senegal, Tanzania, Uganda y Zambia. La campaña consiguió además 50.000 millones de dólares de ayuda a los países pobres y remedios contra el sida para diez millones de africanos.
El éxito en esta cruzada le valió elogios en todo el mundo. Katherine Marshall, directora del Banco Mundial en Washington que trabajó junto al irlandés, dijo: "La gente sabe que su compromiso es real y persistente a lo largo de los años. Tiene capacidad de persuasión, tanto en la prensa como frente a una gran audiencia, como delante de líderes políticos en una reunión a puertas cerradas".
Por el contrario, muchos otros lo criticaron duramente por considerar que la eliminación de la deuda no soluciona los problemas de fondo de los países pobres y, en algunos casos, refuerza el poder de algunos de los peores dictadores del mundo.
De hecho, luego de obtener la cancelación de su deuda, Meles Zenawi, presidente de Etiopía, fraguó el resultado de las elecciones. Y el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, cambió la Constitución para hacerse elegir por tercera vez.
En una reciente entrevista que le realizó la revista alemana Der Spiegel, los periodistas Cristoph Dallach y Thilo Thielke le recordaron a Bono lo ocurrido en Etiopía y Uganda, y le preguntaron qué sentido tiene, por ejemplo, seguir enviando dinero a Nigeria, un país riquísimo en petróleo pero cuya población vive en la pobreza debido a la gigantesca corrupción del gobierno.
Bono se defendió: "es cierto, Nigeria es todavía un país bastante corrupto. Pero la mayoría de la gente puede coincidir en que el presidente Obasanjo es un buen hombre. ¿Debemos ignorar a Nigeria y decirle: cocínate en tu propio jugo? En Nigeria viven 120 millones de africanos, es una nación rica en petróleo, otro Irán. (...) Cada semana, la ley islámica es introducida en nuevos poblados. (...) hay grupos extremistas islámicos trabajando en Nigeria, avanzando. No debemos abandonar a Nigeria, porque el costo de que Nigeria caiga en una nueva guerra civil, con el petróleo como trasfondo, es mucho, mucho más peligroso que el tratar de fortalecer a la gente inexperiente, pero seria que está hoy en el poder. Sabemos que la corrupción en Nigeria es endémica, pero no podemos irnos. Irnos sería irresponsable".
Los periodistas le respondieron: "Nigeria necesita un buen gobierno. El dinero ya está allí, sólo hace falta que lo usen adecuadamente".
No se pusieron de acuerdo.
Extraña pareja
Pero si Bono no logró convencer a los dos periodistas alemanes, no se puede negar que ha conseguido cosas asombrosas.
Por ejemplo, al congresista republicano ultraconservador estadounidense Jesse Helms, duro entre los duros, lo hizo llorar con una asociación entre la hambruna africana y los dictados del Evangelio. Bono le argumentó que Dios lo juzgaría por el bien que hiciera a los demás y procedió a describirle en detalle lo mal que viven los africanos. Helms lloró y hoy es de los congresistas que piden que Estados Unidos ayude con más dinero a los países pobres.
Bono explicó luego su buena onda con los republicanos, que muchos no le perdonan: "yo soy católico, ellos son cristianos fundamentalistas. Les cito la Biblia y me entienden".
En 2002, Bono logró llevar consigo de gira por África al entonces secretario del Tesoro de Estados Unidos, Paul O’Neill. El ministro al principio receló del rockero ("pensé que era una estrellita pop que sólo me utilizaría"), pero terminó aceptando las propuestas del irlandés y juntos se fueron a recorrer Ghana, Sudáfrica, Uganda y Etiopía, junto a un equipo del canal musical MTV. El reportaje que emitió más tarde la cadena fue titulado La extraña pareja.
¿Puede Bono salvar el mundo?, preguntó en febrero de 2002 una nota de portada de la revista Time. Para entonces ya se había afianzado su imagen como la del primer rockero lobista de la historia.
En el campo de tiro del poder, Bono no tiene otra arma que el carisma. Astuto, el músico ha aprendido a adaptar su discurso a los puntos débiles de la audiencia que tiene a su frente. Con Bush, por ejemplo, acude a referencias bíblicas caras a su conocida religiosidad. "En muchos asuntos es difícil saber qué quiere Dios de nosotros", reflexionó una vez Bono con el presidente de Estados Unidos. "Pero con ayudar a los más pobres: ¡no hay dudas!".
Uno de los funcionarios de DATA contaba que la primera orden que recibió de Bono fue la siguiente: "No seas aburrido. ¿Por qué los pobres no van a merecer tener representantes con onda?".
La marioneta
El ya mítico rockero irlandés suele halagar el corazoncito patriota de los empresarios estadounidenses: "cuando era un niño, en Dublín, me maravillé cuando Estados Unidos puso un hombre en la Luna, y pensé: nada es imposible en ese país. Pueden hacer lo que quieran. ¿Es eso cierto todavía? Díganme que sí".
Bono, en cuanto activista, no tiene filtros ni preconceptos a la hora de buscar ayuda, incluso entre quienes el pensamiento progresista mundial considera "la chusma": Bush, Tony Blair, el Banco Mundial, Gap, Nike. Marcas políticas y económicas que constituyen en sí mismas afrentas para los grupos pacifistas y antiglobalización. Basta entrar a la página de internet llamada Bono, the puppet (Bono, la marioneta) para comprobar cuánto encono puede inspirar un ídolo de masas. Allí Bono es acusado de ser una "marioneta" al servicio de los más ricos y poderosos del mundo, con los que tantas veces se reúne.
Paul McGuinnes, el mánager de U2, lo pone de este modo: "en términos marxistas, Bono es un sindicalista. Trabajará con quien sea para que algo se concrete. Y eso hace que aparezca en fotos con gente un tanto extraña".
A Time, que lo eligió como la persona más importante de 2005 junto a su esposa y a Bill Gates, le dijo en diciembre que a veces piensa en retirarse y dedicarle el tiempo a "un criadero de pescados en Kenya", que según él es un lugar encantador. Pero que no lo hace porque le juega en contra su pasado de pobreza en Dublín, su culpa de católico, y haberse educado con las letras contestatarias de The Clash y toda su ruidosa conciencia colectiva.
Así le hablaba hace poco a un auditorio universitario: "Cuando se escriban los libros de historia del futuro, nuestra época será recordada por dos cosas: la internet y el holocausto cotidiano en África".
Si sus planes para eliminar la pobreza finalmente demuestran ser útiles, es probable que al menos una línea de esos libros la ocupe el inusual trabajo de un hombre que comprendió que un rockero sí puede cambiar el mundo, pero sólo cuando deja de ejercer de tal.
PAUL THEROUX CONTRA EL ROCKERO IRLANDES
Bono go home
Profundo conocedor de África, el escritor estadounidense Paul Theroux afirma que la ayuda que Bono ha conseguido para ese continente ha sido contraproducente.
En un artículo que publicó el diario argentino La Nación en enero, Theroux, que trabajó 40 años atrás como voluntario en Malawi, dijo que no se le ocurría "nada más irritante que recibir lecciones sobre el desarrollo de África de parte de un astro de rock irlandés semieducado al que se le paga en exceso, con un nombre tonto y un sombrero de cowboy".
"El destino de África parece haberse convertido en un teatro de palabras y gestos públicos vacíos", agregó. "Pero lo que resulta notable en las celebridades comprometidas con mejorar la situación de África es la necesidad de mejorar sus propias imágenes. La gente que trata de arreglar las cosas en África tiene más deficiencias que África. La idea de que África está fatalmente aquejada y sólo puede ser salvada por las celebridades y los conciertos Feed the World es de una presunción destructiva y engañosa".
Theroux relató que fue maestro voluntario en las zonas rurales de Malawi y que hoy se siente consternado por el rumbo que tomaron las cosas en ese país. Culpó de ello al dinero que celebridades como Bono recolectan y envían a África, sin controlar luego cómo se usa esa ayuda.
"No enviaría dinero particular a una obra de caridad ni ayuda externa a un gobierno salvo que se diera cuenta del empleo de cada dólar... y eso es algo que no ocurre nunca. Tirar más dinero de esa vieja manera no sólo es un desperdicio, sino también algo estúpido y perjudicial", escribió.
"Malawi está peor educado, más plagado de enfermedades y de malos servicios, más pobre de lo que era cuando yo viví y trabajé allí a principios de la década del 60, pero no es por falta de ayuda externa o de donaciones de dinero. Malawi ha sido beneficiado por muchos miles de maestros, médicos y enfermeros extranjeros, y por grandes sumas de ayuda financiera y, sin embargo, ha declinado, pasando de ser un país prometedor a un Estado fallido", agregó.
Theroux acusó a Bono y otras estrellas preocupadas por África de enriquecer a los peores y más corruptos dictadores.
"Cuando el ministro de Educación de Malawi se robó todo el presupuesto educativo, de millones de dólares, en 2000, y el presidente de Zambia se robó una suma aun mayor un año más tarde, y Nigeria dilapidó su riqueza petrolera, ¿qué ocurrió? Bono y otros simplificadores de los problemas de África no dejaron de reclamar alivio de la deuda y más ayuda", acusó.
"Tuve una respuesta evasiva cuando durante una conferencia en la Fundación Gates señalé el éxito de las políticas responsables en Botswana, comparando el caso con la cleptomanía de sus vecinos, los cientos de millones malversados en Zambia y Malawi. Los donantes estimulan esta conducta al pasar por alto el mal gobierno y las verdaderas causas del fracaso de esos países. Gates ha dicho cándidamente que quiere librarse de su carga de billones de dólares. Bono es uno de sus asesores de confianza".
Para Theroux "los países africanos no carecen de recursos humanos. No son los casos incurables que parecen ser. Han sido desmoralizados por los malos gobiernos y subvertidos por los donantes, las agencias asistenciales, la urbanización descontrolada y el craso materialismo de la intromisión del mundo. Las montañas de ropa usada que usted envía allí cada Navidad han destruido la industria textil africana, la miseria que se les paga a los africanos por sus cosechas comerciales —café, azúcar, tabaco y té— ha sido ruinosa para la agricultura".
El escritor no ahorró criticas a Paul Hewson, el verdadero nombre de Bono. "Recientemente almorzó en la Casa Blanca, donde cotorreó sobre la plataforma More Money y sobre la manera en que los países africanos son completamente inútiles. ¿Pero lo son? Si Bono hubiera observado detenidamente Malawi hubiera visto una encarnación más temprana de su Irlanda natal. Ambos países se caracterizaron por siglos de hambruna, luchas religiosas, enfrentamientos internos, soberbios jefes de clan, desnutrición, cosechas perdidas, antiguas ortodoxias, sociabilidad tediosa, maltrato infantil, problemas dentales y un clima espantoso. En Malawi cundía un resentimiento similar, fue colonizado como Irlanda por ausentes señores británicos, y también estaba colmada de clérigos. Hasta hace pocos años, en Irlanda no se podían comprar preservativos legalmente ni uno se podía divorciar, aunque (igual que en Malawi) la cerveza se conseguía fácilmente en grandes cantidades y la ebriedad era una maldición nacional. Irlanda, la isla de la inacción, ‘la cerda que se come a su cría’, según Joyce, era el Malawi de Europa, y por muchas razones idénticas, su principal exportación eran los inmigrantes, obreros y charlatanes".
"África no tiene verdadera escasez de recursos humanos. Carece de confianza en sí misma y, en general, carece de liderazgo. Una vez más, Irlanda podría ser el modelo de una solución. Después de siglos de anhelar marcharse a otros países, los irlandeses descubrieron que, en vez de mendigar ellos mismos, podían cambiar las cosas. La educación, un gobierno nacional, la gente que se queda en el país y la simple diligencia han permitido que Irlanda deje de ser un caso perdido y se convierta en una nación próspera. En una palabra —¿me escucha, señor Hewson?—, los irlandeses han demostrado que hay algo bueno en quedarse en casa".
PREMIADO POR AMNISTIA INTERNACIONAL
Bono catalítico
El Mercurio, Grupo de Diarios América
A pesar de que sus detractores critican el estilo propagandista e incluso los acusan de "haberse vendido al sistema", es imposible desconocer que U2 y Paul "Bono" Hewson han ayudado, por distintas vías, a miles de personas en todo el mundo.
"El gran rol que han jugado Bono y U2 es más bien catalítico, llamando la atención de los países más ricos respecto de la situación en África, donde se han destinado más de 500 mil millones de dólares en los últimos años y los índices de pobreza siguen aumentando", explica desde Washington el economista jefe del World Economic Forum, Augusto López Claros. "Bono no es economista ni experto en la materia, pero se ha convertido en una especie de conciencia del mundo en la crisis de África, y la gente lo toma muy en serio", dice López.
Según el economista Felipe Larraín, quien conoce a Bono, "es un hombre muy inteligente y extraordinariamente sencillo, que dedica gran parte de su tiempo a la ayuda social. Se ha convertido en un personaje de talla mundial, algo que ninguna otra celebridad ha conseguido".
Durante su reciente estadía en Chile, U2 recibió el premio Embajadores de la Conciencia 2005 —que otorga Amnistía Internacional— de manos de la presidenta electa Michelle Bachelet. "Amigos, Bono, Adam, The Edge, Larry, nuestro mundo será mejor con más personas como ustedes", les dijo Bachelet.
La lista completa de organismos, instituciones y causas que apoyan Bono y U2 es larga: DATA, Proyecto Niños de Chernobyl, Amnistía Internacional, la campaña UNO, African Well Fund y Burma (Myanmar, ex Birmania) Libre son algunos ejemplos. A pesar de lo mediático que es Bono, la mayoría de las donaciones que realiza son secretas. Trascendió que de lo que U2 recaude en su gira Vertigo Tour, 6.000.000 de dólares serán para África.